Alimentación y daño cerebral. Alma Palau Ferré, dietista-nutricionista colaboradora de Hermanas Hospitalarias Valencia, ofrece en el podcast ‘Voces del daño cerebral’ pautas alimentarias tanto para prevenir los factores que pueden provocar un accidente cerebrovascular como para nutrir de forma correcta a aquellas personas que lo han sufrido.
Voces del Daño Cerebral es una iniciativa de Fundación Gmp en forma de podcast para difundir información de utilidad para personas con daño cerebral adquirido y sus familias. Alma Palau Ferré, dietista-nutricionista colaboradora de Hermanas Hospitalarias Valencia, ha participado en el capítulo que hoy compartimos aquí.
Indudablemente la alimentación juega un papel clave a la hora de llevar un modo de vida saludable, clave hasta el punto de prevenir el ictus y muy importante si ya se ha sufrido un accidente cerebrovascular. Palau Ferré, también presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas y coordinadora clínica de Nutrición y Dietética de la Universidad Católica de Valencia, subraya los beneficios en este sentido de la dieta mediterránea y todas las variantes de ella (el vegetarianismo, las dietas ovolacteovegeterianas, pescovegetarianas…) que se basan en un alto consumo de vegetales. Seguir una dieta mediterránea significa – explica- que al menos la mitad de nuestro consumo alimenticio diario sean verduras, hortalizas y frutas, sin olvidar las legumbres, (que debieran estar presentes en nuestra dieta tres, cuatro e incluso cinco veces por semana), aparte del aceite de oliva virgen extra, las semillas y los frutos secos, carnes blancas y pescado (dos o tres veces por semana) y lácteos fermentados bajos en grasas.
Alma Palau recuerda también en este podcast que no deberíamos beber alcohol ni fumar ni tomar azúcares en exceso (porque la diabetes está relacionada con el ictus) ni mucha sal (presente en muchos alimentos, sobre todo en los procesados, y directamente relacionada con la hipertensión y por tanto con el ictus). Según nuestra experta, con los alimentos “cometemos dos errores: abandonar lo que son protectores y saludables, y abusar de los que son perjudiciales, inflamatorios, que producen ateroma, aumentan la tensión, etc. Claro que la dieta mediterránea y todas sus variantes –como hemos dicho antes- previenen el ictus”. Mantener estables los niveles de glucemia también es importante para el cuidado del cerebro, declaró, así como el consumo de ácidos grasos omega-3 (presentes en todo tipo de productos marinos) y el triptófano (un aminoácido esencial que necesitamos para fabricar la melatonina y la serotonina), y la vitamina B (que se halla en los alimentos de origen animal y también en los cereales integrales).
En definitiva, si llevamos una dieta mediterránea variada no nos faltarán esos nutrientes. La nutricionista opina que lo que nos da una salud cerebral, cardiovascular o cerebrovascular o cualquier tipo de salud es “un conjunto de alimentos” y que “la mayoría de quienes han sufrido un ictus lo ha sufrido por algún motivo” y si no se corrigen esas causas previas el riesgo de ictus sigue existiendo.
Nutrición tras el DCA
La disfagia, tener dificultades en la deglución, es una consecuencia frecuente del daño cerebral. Tras un buen diagnóstico sobre el tipo de alteración, se establecerán las texturas más adecuadas. Alma Palau, como dietista-nutricionista, reivindicó la labor de su profesión en la atención a las personas que han sufrido un ictus dentro de los equipos de rehabilitación porque, no siempre pero sí en muchas ocasiones, “los factores que han producido el ictus tienen un origen dietético y hay que corregirlos a través de la alimentación” para que no siga existiendo ese riesgo. Por otro lado, es habitual que quienes han sufrido un daño cerebral hayan precisado un largo periodo de hospitalización y necesiten una recuperación nutricional o asegurarse de que no van a tener carencias nutricionales. Y porque una alimentación saludable puede ayudar incluso a mejorar el estado de ánimo de estas personas.