Las terapias asistidas con animales incorporan dinámicas, en este caso con los perros, como parte del tratamiento
El Centro de Día Aita Menni de Bilbao (C/ Egaña, 10) es un espacio de interacción social y mantenimiento de las capacidades y funcionalidad dirigido a personas con daño cerebral adquirido o enfermedad neurodegenerativa. En esta sala polivalente, dotada de aparatos de acondicionamiento físico, ordenadores, proyector y distintos materiales, se realizan a diario diversas actividades de estimulación cognitiva (a través de fichas, juegos de mesa, tareas de ordenador, de la plataforma NeuronUp, etc.) y motora (competiciones de boccia, ejercicios de psicomotricidad, bici estática…).
Dentro de estas actividades grupales, hace unos días se llevó a cabo una intervención asistida con animales. Las personas usuarias del Centro de Día pudieron conocer a dos perros de DogSecret, entidad dedicada a promover la interacción con animales con fines terapéuticos. Mosto, un golden retriever, y Kimera, de la raza labrador retriever, son dos perros de terapia entrenados y educados para trabajar con personas con diversidad funcional.
Los mismos objetivos de una manera diferente
Según explica Irene Markiegi, psicóloga con experiencia en DCA y terapeuta de DogSecret, esta dinámica con animales no sólo establece una relación emocional sino que favorece en la estimulación de los sentidos, al proporcionar estímulos táctiles, visuales, olfativos y auditivos. “Hemos trabajado los mismos objetivos que están preestablecidos en la dinámica habitual del centro de día, solo que de una manera diferente. Este tipo de intervención es novedosa y se hace más divertida, así es posible descondicionar la terapia, se camufla. Además, hay un factor incomparable, la facilidad con la que surge el vínculo con los animales, difícilmente alcanzable entre personas“, asegura.
Como siempre, de la mano de terapeutas con formación especializada en este tipo de actividades, pudimos comprobar que gracias a la relación que surge espontáneamente entre perros y seres humanos, la motivación por parte de las personas usuarias crece y se establecen vínculos especiales de manera natural que son difíciles de lograr en otros contextos.
El pequeño grupo que comparte las mañanas del viernes en el Centro de Día de Egaña tuvo la oportunidad de aprender a pedirles trucos a los perros gestualmente (mediante movimientos manuales), de identificar en imágenes los objetos que les traían Kim y Mosto y, también de entrenar las habilidades visuoespaciales al observar cómo variaba la posición de los perros en la sala. Aunque, por supuesto, el objetivo principal era pasar un buen rato con esos dos estupendos compañeros de cuatro patas. Las fotos en nuestro álbum de Facebook dan fe de que el objetivo fue plenamente conseguido. ¡Hasta la próxima!