Cuando alguien sufre un ictus o cualquier otro tipo de lesión cerebral, su identidad personal y su autoconcepto -la idea sobre su propia persona, que se manifiesta en la conducta y que condiciona sus hábitos de vida- cambian. La identidad social también se ve afectada, puesto que tiene que tiene que ver con el rol que asumimos en la sociedad, construida desde un entorno no discapacitado y en la que nos encontramos con obstáculos materiales y estereotipos culturales que originan dinámicas de exclusión social. A todo esto tenemos que enfrentarnos cuando sobreviene un daño cerebral.
Desarrollar la autonomía
En la rehabilitación del DCA, el equipo multidisciplinar trabaja en busca de la autonomía y la calidad de vida. Desde el área de Terapia Ocupacional, se hace especial hincapié en las actividades de la vida diaria (AVD), aquellas que realiza regularmente una la persona para mantener la independencia en su medio habitual. Entre estas actividades se encuentran las básicas (vestirse, asearse, comer, ir al lavabo…) y las intrumentales (compras, uso del transporte público y del teléfono, tareas domésticas, responsabilidad en la medicación, cuidado de otros, etc.).
Dentro del ciclo de formación sobre el daño cerebral del Centro de Neurorrehabilitación Aita Menni de Bilbao, Amaia Goiriena, terapeuta ocupacional recordó a cuidadores, familiares y personas afectadas que el entrenamiento de las AVD es fundamental en la rehabilitación de personas con DCA que determina el nivel de independencia y la calidad de vida futuras del paciente y su familia.Por otro lado, destacó que el perfil del paciente implica una intervención específica en cada una de las AVD para conseguir la máxima capacidad funcional.
Principios de intervención en las actividades de la vida diaria:
– El programa de intervención debe basarse en la evaluación realizada por el equipo multidisciplinar y en la valoración específica de terapia ocupacional.
– La intervención debe ser precoz, ya que los hábitos de dependencia se instauran muy pronto.
– El reentrenamiento de las AVD debe realizarse en un contexto real.
– Es importante tener en cuenta las motivaciones e intereses del paciente.
– La comunicación con la familia y personal auxiliar sobre los progresos del paciente es esencial para fomentar la implicación y autonomía en las AVD.
Amaia Goiriena señaló también que desde la discapacidad, se puede participar en la construcción social y ejercer control sobre la vida hasta donde sea posible, y que la familia juega un papel importante cara a colaborar en el mantenimiento de la independencia en el domicilio. Asímismo y tras repasar los déficits sensitivomotores, cognitivos, conductuales, de la comunicación y emocionales del daño cerebral, la terapeuta remarcó la dificultad que entraña cuidar para la autonomía. “Es mucho más fácil, a veces, hacerlo todo”, dijo. Todos los asistentes le entendieron y en este punto de la charla comenzaron a participar activamente dando su opinión y compartiendo sus propias experiencias.
Para ayudar a los cuidadores a ponerse en lugar de las personas afectadas, Amaia Goiriena les pidió que se pusieran alguna prenda simulando tener hemiparesia. Tras intentarlo, los familiares dijeron entender mucho mejor a quienes cuidan. De este modo finalizó la interesante sesión “Redefiniendo la identidad a través de la autonomía”.