El terapeuta ocupacional Jesús Rodríguez explicó en el espacio ‘Valor salud’, de Capital Radio, por qué es tan importante para las personas afectadas a recuperar en lo posible sus actividades cotidianas.
Jesús Rodríguez, terapeuta ocupacional de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana, habla en el espacio ‘Valor salud’, de Capital Radio, sobre la rehabilitación tras un ictus. A instancias del conductor del programa, Fran García Cabello, nuestro terapeuta comenzó describiendo la “secuencia” que atraviesan las personas desde que sufren un ictus hasta que son atendidas en sus distintas fases. En el Servicio de Daño Cerebral de la Red Menni de Hermanas Hospitalarias en Madrid se trata a estos pacientes en su fase subaguda y crónica. “Más de un 50% de las personas que sufren esta afectación suelen sobrevivir, a día de hoy”, subrayó Jesús Rodríguez, para continuar explicando que “una vez que han sido estabilizadas médicamente, acuden a nuestro centro, donde reciben tratamiento de una manera interdisciplinar”.
Nuestro terapeuta no quiso ocultar que, a partir de ese momento, los pacientes “entran en un proceso de rehabilitación duro y bastante largo” por la situación de dependencia que se genera a raíz de algunas secuelas y por todo lo que conlleva, a nivel emocional, a nivel familiar y a nivel económico. Terapeutas ocupacionales, médicos rehabilitadores, neuropsicólogos, fisioterapeutas, logopedas… Desde el equipo interdisciplinar “intentamos hacer un abordaje global del paciente y enseñamos a las familias a convivir con esta enfermedad”.
Tras hacer referencia a la importancia de la prevención del ictus y a su rápida identificación, notificación y traslado a los servicios de urgencias (Código ictus) cuando se produce, el programa viró hacia asuntos de vital importancia, como la necesidad de una continuidad asistencial o el “retorno a la vida laboral y profesional” de estas personas. El TO remarcó que nuestro objetivo en la rehabilitación es “intentar que la persona vuelva a participar de forma activa en sus actividades cotidianas, en el mayor ‘porcentaje’ posible”. Se intentan recuperar algunas funciones, pero también se enseña a vivir con las dificultades, se adaptan los entornos y se presta apoyo a las familias.
Además de recordar la importancia de llevar una vida sana, con ejercicio físico y hábitos alimentarios saludables como prevención, se recordó que se debe activar cuanto antes el código ictus ante la combinación los primeros síntomas (pérdida brusca de fuerza o sensibilidad que generalmente afecta a una mitad del cuerpo y se manifiesta sobre todo en la cara y/o en las extremidades; dificultades para hablar o entender; alteración brusca de la visión, como pérdida de visión por un ojo, visión doble o
incapacidad para apreciar objetos en algún lado de nuestro campo visual; pérdida brusca de coordinación o equilibrio; dolor de cabeza muy intenso y diferente a otros dolores de cabeza habituales).
“Cuando una persona sufre un ictus pierde una parte muy importante de su identidad. Y la identidad de una persona es lo que piensa, lo que dice y -para mí- sobre todo lo que hace”, recordó para finalizar Jesús Rodríguez. Cuando una persona deja de hacer sus cosas cotidianas, sean las más sencillas (como beber un vaso de agua) o las más complejas (como dedicarse a tocar el piano), la persona deja de ser ella misma. Por eso nosotros nos centramos muchísimo en recuperar dichas actividades.