Profesionales de la Unidad de Rehabilitación Infantil del Hospital Beata María Ana han ofrecido una sesión clínica en el también madrileño Hospital 12 de Octubre bajo el título “Aportaciones de la rehabilitación neurocognitiva en el niño. Equipo Multidisciplinar”.
El abordaje médico de los niños con una lesión cerebral ha mejorado mucho en los últimos años, lo cual ha llevado a una mayor supervivencia y a un mejor pronóstico. Sin embargo existe un vacío asistencial en cuanto a la rehabilitación y tratamiento posterior de las secuelas que presentan.
¿Qué les ocurre después a estos pequeños? Visto el gran número de asistentes a la sesión clínica de este hospital materno-infantil, esta pregunta despierta un gran interés. Médicos neonatólogos, neurólogos, del área de infecciosos, de enfermedades raras, etc. acudieron a la charla ofrecida por Inés Folgado, coordinadora de la Unidad de Rehabilitación Infantil, y por la neuropsicóloga Beatriz Gavilán.
El daño cerebral infantil (DCI) se puede dar en diferentes momentos del desarrollo del niño, y secundario a distintas etiologías (traumatismo craneoencefalico (TCE), malformación arteriovenosa (MAV), tumores, infecciones, epilepsia…). Las secuelas del DCI suelen afectar a múltiples esferas: alteraciones en la motricidad, afectación cognitiva, de la comunicación, incluso conductuales. Por ello, es muy importante que esa repercusión múltiple sea abordada desde un equipo multidisciplinar formado por diferentes profesionales: neuropediatra, médico rehabilitador, neuropsicólogo, logopeda, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional; todos ellos especializados en el desarrollo infantil.
En el niño, a diferencia del adulto, hay que objetivar cuáles son las dificultades que presenta después del daño cerebral, pero también hay que saber prever cuáles son las dificultades que pueden aparecer posteriormente, durante el transcurso de su desarrollo. Por ejemplo, si un niño sufre daño cerebral durante los primeros 4 o 5 años de vida, a estas edades muchas veces no se ponen de manifiesto las dificultades porque su entorno aún es muy poco exigente. Las dificultades se ponen de manifiesto cuando las exigencias empiezan a aumentar, ésta es la razón por la cual hay que estar atentos y realizar exploraciones neuropsicológicas.
Se deben tener en cuenta, para la correcta valoración y/o pronóstico del DCI: la edad del niño, la localización de la lesión, así como la severidad de la misma. Por ello los profesionales han de estar muy atentos, aunque la evolución parezca favorable, y realizar seguimientos a estos niños y niñas durante un tiempo adecuado. También hay que tener en cuenta que la atención que se presta a estos niños en el colegio no es suficiente; requieren una rehabilitación específica a cargo de un equipo multidisciplinar.
Por otro lado, dadas las características específicas de la población infantil, el periodo de mejora tras una lesión se alarga respecto a los adultos. En el caso de niños con un daño cerebral severo se obtienen los avances más notables durante los 2-3 años después de la lesión.
El objetivo principal debe ser siempre mejorar la calidad de vida del niño y su familia. Y al igual que en el adulto el objetivo es la reinserción laboral, en el niño será la reinserción al medio escolar y sociofamiliar, atendiendo a lo motor, cognitivo y conductual de una forma integral.
* Este tipo de charlas para profesionales, al igual que la dirigida a pediatras que se celebra la tarde del día 13 en las instalaciones del Hospital Beata María Ana, tienen carácter gratuito. Más información en el siguiente enlace.