La deglución es un proceso complejo que requiere la coordinación de: nervios craneales, tronco cerebral, corteza cerebral y gran cantidad de músculos de la boca, la faringe y el esófago. Cualquier anomalía en estas estructuras puede repercutir negativamente en la capacidad de deglutir.
Por Patricia Murciego Rubio
Logopeda experta en terapia orofacial y miofuncional. Máster en atención temprana
Unidad de Daño Cerebral. Centro Hospitalario Benito Menni (Valladolid)
pmurciego.valladolid@hospitalarias.es
La disfagia se define como dificultad para deglutir y puede ser provocada por una lesión en el sistema nervioso central o periférico. La mayoría de los síntomas o complicaciones que se derivan se deben a las alteraciones que aparecen en la sensibilidad o movilidad de la fase oral o faríngea de la deglución.
A diferencia de una disfagia en un paciente adulto, el tratamiento de la disfagia infantil debe tener en cuenta el desarrollo maxilofacial desde el nacimiento. En la disfagia influyen las funciones orofaciales, reguladas en un inicio por los reflejos. Es importante tener en cuenta que un bebé con problemas en estas funciones (succión, deglución y masticación) desarrollará una mala articulación del lenguaje, ya que se comparten las mismas estructuras. Además, si las funciones al inicio están alteradas, el desarrollo maxilofacial no será el adecuado y provocará problemas estructurales, como alteraciones en la mordida, problemas mandibulares, paladar ojival, hipotonía del labio superior, tendencia al prognatismo, etc. Por todo esto es tan importante una intervención precoz.
La disfagia infantil conlleva en muchas ocasiones de manera paralela dificultades en el desarrollo motor, cognitivo, etc. del niño, que precisará para su tratamiento un equipo multidisciplinar especializado.
Los programas de rehabilitación logopédica en este tipo de patología incluyen objetivos específicos, dependiendo de los problemas observados en la valoración, incluyendo la adaptación de posturas que favorezcan la deglución, la estimulación sensorial de las estructuras maxilofaciales, la normalización de la musculatura implicada, mejorar la movilidad orofacial, potenciar la coordinación respiración succión-deglución, o la incorporación paulatina de diferentes texturas y alimentos.
Algunos de los signos y síntomas de la disfagia infantil son:
- Babeo excesivo.
- Alteración en la sensibilidad oral. Rechazo al contacto dentro y alrededor de la boca. Rechazo a la comida.
- Problema en la succión, masticación o deglución.
- Expulsar la comida de la boca por una falta de control del alimento.
- Aumento de la duración en el tiempo de la alimentación.
- Aparición de tos o atragantamientos durante la alimentación.
- Problemas respiratorios recurrentes. Se pueden observar durante la alimentación cambios en los patrones normales de la respiración, apareciendo respiración con esfuerzo o ruidosa. Con frecuencia, baja capacidad respiratoria, con abdomen globular.