Cada vez existen más productos que pueden ayudar a las personas con dificultades deglutorias a mantener la vía oral, preservando el gusto y disfrute sensorial y social que giran en torno al acto de alimentarse. Para conocer las posibilidades rehabilitadoras y formas adecuadas de adaptación de alimentos, es necesario el asesoramiento de logopedas especialistas en deglución.
Nuestras logopedas de la Unidad de Neurorrehabilitación del Centro Hospitalario Benito Menni de Valladolid, Paula Giménez Barriga y Patricia Murciego Rubio, comparten con frecuencia, y en distintos foros profesionales, sus conocimientos sobre los el tratamiento de la disfagia, sus avances e innovación. Recientemente, en el XVII Congreso de Geriatría Zahartzaroa y X Congreso de la Sociedad Navarra de Geriatría y Gerontología abordaron el tratamiento de la disfagia en personas ancianas.
La disfagia es un síntoma presente en porcentajes muy elevados dentro de la población anciana, por la combinación de dos cuestiones fundamentales: el envejecimiento normal de las estructuras orofaciales, que provoca alteraciones anatomofisiológicas en la deglución, y la alta prevalencia de patología neurológica, como el ictus, en personas mayores de 65 años, que aumenta su fragilidad y riesgo de presentar trastornos deglutorios.
Las dificultades deglutorias provocan lentitud en las comidas, reducción de la ingesta y grave riesgo de desnutrición, deshidratación, neumonías por aspiración, atragantamientos o incluso la muerte. No podemos olvidar el papel de la alimentación en la sociedad; muchas de nuestras celebraciones y actos sociales van ligados a comer o beber, por lo que la disfagia no solo supone un problema en la fisiología deglutoria, sino también un trastorno emocional con frecuente aislamiento social.
Este problema requiere de la intervención de multitud de disciplinas sanitarias y entre ellas de la logopedia. Los logopedas se encargan de evaluar la alteración deglutoria junto a otros profesionales médicos, y de tratarlo para conseguir una alimentación segura; así como de pautar la aplicación de medidas compensatorias que potencien la calidad de vida de la persona durante el tratamiento rehabilitador o si las dificultades persisten.
Paula Giménez Barriga y Patricia Murciego Rubio recordaron en este encuentro, celebrado en Bilbao, que cada vez existen más productos que pueden ayudar a los pacientes a mantener la vía oral, preservando el gusto y disfrute sensorial y social que giran en torno al acto de alimentarse. El producto más utilizado para realizar la adaptación inicial son los espesantes. Pero, aunque su uso está muy extendido, estas sustancias no se suelen manejar adecuadamente, se desconocen las propiedades de los diferentes tipos y cómo deben usarse específicamente en cada paciente.
Para conocer las posibilidades rehabilitadoras y formas adecuadas de adaptación de alimentos, es necesario el asesoramiento de un logopeda experto en deglución, quien, tras una valoración inicial y durante todo el proceso terapéutico, podrá orientar a las personas con disfagia y sus familias sobre la adaptación de texturas y otras medidas compensatorias, como cambios posturales que faciliten la deglución y la higiene oral, que resultan de gran relevancia tanto si el paciente se alimenta por vía oral como si emplea una vía alternativa.