La logopeda Patricia Murciego Rubio, que desarrolla su trabajo en la Unidad de Daño Cerebral del Centro Hospitalario Benito Menni de Valladolid, a partir de ahora ejercerá también como profesora asociada de la Universidad de Valladolid
“No podemos ser buenos profesionales si sólo nos centramos en la práctica o en la teoría, las dos deben convivir para enriquecer y mejorar los tratamientos de los pacientes”, declara. Aunque nuestra compañera es habitual en las páginas de la Red Menni, vamos a aprovechar esta noticia para conocerla mejor.
Sabemos que eres logopeda y que tu formación es extensa, ¿cuál es concretamente?
Soy diplomada y graduada por la Universidad de Valladolid. Al terminar la diplomatura realicé en la Universidad Pontificia de Salamanca el ‘Experto en Terapia Orofacial y Miofuncional’. Por la necesidad de conocer más a fondo la patología infantil, cursé un máster en atención temprana. Años después me he animado a comenzar mi andadura investigadora y estudié en la Universidad de León un máster en ‘Investigación en ciencias sociosanitarias’ e inicié mi tesis doctoral en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, la cual estoy realizando en el momento actual. Además he cursado multitud de cursos sobre patología neurológica, pero no son formación reglada como la formación anterior, aunque permiten mejorar mi especialización y tratamiento hacia los pacientes.
¿Cuánto tiempo llevas trabajando en la Unidad de Daño Cerebral de Hermanas Hospitalarias en Valladolid?
Comencé en el año 2008, al terminar mis estudios participé con una beca en el centro y al terminar la misma me quedé, este año cumplo 10 años como colaboradora de la Red Menni de Daño Cerebral.
¿Podrías describirnos un poco tu trabajo dentro de la Unidad?
Mis funciones dentro del equipo son evaluar y rehabilitar tanto a niños y niñas como a personas adultas las dificultades provocadas por el daño cerebral en el ámbito de la comunicación y alimentación.
¿Cuáles son las secuelas del DCA en cuya rehabilitación es más necesaria la atención logopédica?
El daño cerebral puede provocar alteraciones en el habla, en la voz, en la audición, en la deglución o en el lenguaje, tanto a nivel oral como escrito, tanto comprensivo como expresivo, pero el porcentaje mayor se sitúa en los trastornos del lenguaje y las dificultades deglutorias. Estas últimas, además de por el elevado porcentaje de pacientes a las que afectan, son importantes por la gravedad, ya que es un valor pronóstico negativo. Cuando una persona con daño cerebral presenta disfagia puede producir otras alteraciones si esta no es correctamente tratada, como problemas respiratorios o incluso paradas cardiorrespiratorias por atragantamiento y empeorar el cuadro inicial.
¿Cómo se lleva a cabo en el Centro Hospitalario Benito Menni y, por extensión, en los equipos de la Red Menni?
Todos los centros intentamos trabajar de forma coordinada, siguiendo una dinámica de trabajo similar. Las sesiones de tratamiento de los pacientes se realizan de forma individual, aunque existen talleres grupales con objetivos muy específicos. Todos los pacientes reciben una evaluación multidisciplinar, coordinada por la persona responsable, y tras ella el equipo marca los objetivos terapéuticos, reevaluando cada 3 meses las modificaciones en los mismos o el alta del paciente si se han cumplido.
Dentro de todo este abanico de secuelas, la disfagia ocupa un lugar importante, ¿cuándo o en qué tipo de pacientes es más frecuente?
Como decía, dentro de las secuelas que provoca el daño cerebral, la disfagia tiene gran relevancia, tanto por su gravedad como por los porcentajes de pacientes que la presentan. Existen multitud de estudios al respecto que dan porcentajes dispares, pero en una parte de mi tesis doctoral se analiza este dato y el porcentaje aproximado es de un 40%, siendo el síntoma de mayor relevancia dentro del ámbito logopédico.
¿El abordaje de las dificultades de la deglución sigue siendo una de las asignaturas pendientes? Si es así, ¿en qué ámbitos es más necesario formar a los equipos profesionales en su manejo?
Por desgracia, sigue siendo un síntoma muy olvidado en muchos centros de atención al paciente con trastornos neurológicos. Sería necesario formar tanto a profesionales como a familiares, todos deben conocer los síntomas que pueden hacerte sospechar de estas dificultades deglutorias y cómo se pueden resolver; se desconoce la figura del logopeda y la posibilidad de recuperación.
Debido a tu predisposición a compartir tu conocimiento y experiencia participas como docente en distintos cursos, principalmente para logopedas. ¿Podrías darnos algunos ejemplos de los lugares, congresos y entidades para las que han impartido formación?
La formación que imparto está relacionada con la intervención logopédica en el daño cerebral, tanto infantil como adulto, aunque mi mayor experiencia y formación está encaminada a los trastornos deglutorios. Participo en la Escuela de Patología del Lenguaje del Hospital Santa Creu y San Pau de Barcelona, en el máster de disfagia, un centro de reconocido prestigio tanto a nivel nacional como internacional. También colaboro con distintos colegios profesionales de logopedia, centros de formación, universidades, asociaciones y sociedades médicas, dando cursos a personal sanitario o familiares sobre el manejo de estos trastornos.
¿Crees que es necesario formar en atención al DCA y sus secuelas a los estudiantes de las carreras sanitarias?
Existe un gran desconocimiento sobre las secuelas del daño cerebral y sobre los profesionales que trabajamos en este campo.Todavía muchos profesionales de la medicina y la enfermería desconocen el papel del logopeda y eso crea dificultades en la derivación de estos pacientes a centros de rehabilitación. Si en las propias facultades se conociera esta posibilidad de mejora de la calidad de vida de los pacientes, la atención que se les ofrece sería más adecuada.
¿Cómo llegas a dar clases en la Universidad de Valladolid?
Llevo años colaborando con la Universidad como tutora de prácticas y en distintas charlas y cursos para estudiantes y profesionales, pero en este curso voy a comenzar como profesora asociada, un reto porque habitualmente la formación que imparto es a profesionales.
¿En el Grado de Logopedia?
Sí, que se sitúa en la Facultad de Medicina, en el edificio de Ciencias de la Salud, junto con Medicina, Enfermería y Nutrición humana y dietética.
¿Crees que es interesante compaginar la labor docente el trabajo clínico?
Creo que es vital darle a la parte clínica el aporte de docencia y a la parte docente la parte clínica. Los alumnos deben aprender de la experiencia profesional pero no podemos olvidar la importancia del marco teórico en cualquier profesión, no podemos ser buenos profesionales si sólo nos centramos en la práctica o en la teoría, las dos deben convivir para enriquecer y mejorar los tratamientos de los pacientes.
Gracias a esta experiencia, ¿cómo crees que puede enriquecerse tu trabajo en el Centro Hospitalario Benito Menni?
Enseñar es un aprendizaje constante, te permite no sólo actualizarte constantemente sino también replantearte tu parte clínica, mejorando la teoría que da base a los tratamientos.
¿Y cuál crees que puede ser tu mayor aportación en la Universidad?
La de una logopeda que enseña a otros logopedas. Hace tiempo se realizó en las redes sociales una campaña para subrayar la importancia de que los profesionales de la logopedia enseñen a otros futuros profesionales, aportando la visión clínica. Hasta el momento actual muchos de los profesores no eran logopedas, provenían de otras áreas de conocimiento, y en algunos casos es importante pero en otros casos la falta de práctica clínica deja el aprendizaje sesgado, sin una visión real. Creo que aún me queda muchísimo por aprender, pero de mi pequeña experiencia espero dotar a los nuevos logopedas de una visión clínica y sobre todo del amor a esta profesión, que puede ayudar tanto a muchas personas con graves dificultades.
Sin duda Patricia conseguirá transmitir a su alumnado su experiencia clínica como logopeda en nuestra Unidad de DCA en Valladolid, su conocimiento y su gran amor por la profesión. Desde aquí le deseamos toda la suerte del mundo en esta nueva etapa.