Marcos Ríos, María Errazquín, David de Noreña, Beatriz Gavilán y Begoña González tuvieron la oportunidad de asistir a conferencias y talleres de gran interés. Además, nuestro equipo presentó en este encuentro — celebrado en Granada del 7 al 9 de marzo— dos estudios propios mediante sendos pósteres.
Durante los días 7 al 9 de marzo, y organizado por la Federación de Sociedades y Asociaciones de Neuropsicología de España, se ha celebrado en Granada el XV Congreso Nacional de Neuropsicología FANPSE 2024. Bajo el lema “Neuropsicología: horizontes científico-profesionales”, el encuentro ha constituido un importante foro de intercambio y difusión conocimiento y experiencias para continuar mejorando y avanzando en dicha disciplina.
Cinco profesionales de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana: Marcos Ríos, María Errazquín, David de Noreña, Beatriz Gavilán y Begoña González, participaron en este congreso, en el que tuvieron la oportunidad de asistir a dos talleres de gran interés. El primero de ellos, “Help is in Your Hands”, impartido por Aritz Aranbarri, facultativo, neuropsicólogo clínico infantil e investigador principal adjunto a la UnimTEA, Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, se abordó la manera de utilizar tecnología online para trabajar con familias en la estimulación temprana de niños/as diagnosticados de TEA/autismo.
En el segundo de los talleres, dirigido por Óscar Pino, coordinador del centro del CAS. L´Hospitalet del Llobregat, y Miguel Pérez, catedrático de neuropsicología clínica de la Universidad de Granada. se trabajó sobre el diagnóstico de la simulación neuropsicológica, procedimientos y casos forenses.
Aparte de recibir estas formaciones, nuestro equipo de la UDC del Hospital Beata María Ana pudo dar a conocer, mediante pósteres, dos estudios de investigación que sus profesionales están realizando actualmente en colaboración con otras entidades. Mostramos un resumen de estos estudios a continuación.
Póster 1: ‘Correlatos neuroanatómicos de la apatía post-ictus: Revisión de la literatura’
La apatía afecta en torno a un tercio de las personas que han sufrido un DCA. Puede definirse como una disminución cuantitativa de la conducta dirigida a metas, en comparación con el nivel previo del paciente, que puede darse en las dimensiones conductual, cognitiva, emocional y social, y que no se debe a otras causas, como problemas sensoriomotores, un nivel alterado de conciencia o cambios en el entorno. La presencia de apatía se asocia a numerosas consecuencias negativas para el paciente y para su familia, tales como un menor beneficio de la rehabilitación, pérdida de autonomía física, social y financiera, sobrecarga de la persona cuidadora, pobre integración social y aumento de la incidencia de enfermedades cardiovasculares, entre otras cosas. Además, a diferencia de la depresión, con la que comparte algunas características, actualmente no existen abordajes efectivos para este trastorno.
Para realizar esta investigación, David de Noreña y Marcos Ríos se han centrado en el estudio de la apatía, un trastorno conductual y emocional que afecta a un tercio de los pacientes que han sufrido un ictus y que puede observarse también en numerosas condiciones neurológicas y psiquiátricas.
Tal y como explican los propios autores, “en el trabajo presentado se investigó en la literatura científica acerca de las bases neuroanatómicas de la apatía en el caso específico del ictus. Para ello, se revisaron las publicaciones relacionadas con ese tema en una de las principales bases de datos médicas, PubMed, hallándose 73 estudios que cumplieron los criterios de búsqueda. Los resultados fueron heterogéneos, si bien buena parte de las publicaciones indicaron la presencia de lesiones en regiones habitualmente asociadas a la motivación y a la conducta guiada por metas, tales como la corteza prefrontal, los ganglios basales o la corteza cingulada anterior. Cabe destacar que numerosos estudios señalaron la presencia de lesiones en la sustancia blanca (haces de fibras, o axones, que conectan distintos grupos de neuronas a lo largo del sistema nervioso) e incluso en regiones como el cerebelo o el tronco del encéfalo, asociados habitualmente al control del movimiento y a las funciones vitales básicas. Este hecho ha llevado a algunos autores a adoptar un enfoque basado en redes para explicar este trastorno, que puede tener diferentes topologías lesionales”.
Póster 2: ‘Protocolo para un estudio de TDCS y rehabilitación gamificada de miembro superior en población pediátrica con daño cerebral’
Este otro póster muestra la investigación realizada por Almudena Cerezo, Marcos Ríos, Beatriz Gavilán, Francisco Sánchez, M. Moreno y Juan Pablo Moreno en colaboración con la Fundación Sin Daño y financiado por la Fundación GMP.
El daño cerebral pediátrico se asocia a una gran variedad de manifestaciones, como alteraciones cognitivas, conductuales, emocionales y motoras, que provocan un impacto directo en la independencia del menor. La neuroplasticidad juega un papel clave en los procesos de rehabilitación para el desarrollo y recuperación de funciones. Diversos abordajes basados en este concepto han demostrado ser eficaces tanto para la recuperación de funciones cognitivas como motoras, entre ellas, la realidad virtual (RV) y la estimulación transcraneal por corriente directa (tDCS). Ambas, por separado, han demostrado efectos positivos como terapia adyuvante en la rehabilitación del miembro superior y funciones cognitivas como la atención, funciones ejecutivas y el lenguaje.
El objetivo de este trabajo era realizar un estudio aleatorizado controlado triple ciego para estudiar los efectos motores y neuropsicológicos de la combinación de estimulación transcraneal por corriente directa (tDCS) en M1 y realidad virtual (RV) gamificada para el miembro superior en daño cerebral pediátrico. Tal y como explican los investigadores, “partimos de la hipótesis de que, dada la cercanía de la zona cerebral, área motora (M1) con funciones cognitivas y a la puesta en marcha también de habilidades cognitivas durante la realización de las actividades realizadas con RV, podría también verse un impacto positivo en dichas funciones”. Para comprobarlo, realizan un estudio con 28 menores, con edades comprendidas entre los 7 y los 15 años, con daño cerebral (no progresivo). Se llevaron a cabo 3 evaluaciones, con una parte motora y otra neuropsicológica en días distintos, la semana antes y después de la intervención y un mes después de seguimiento. Se realizaron 10 sesiones, durante dos semanas, de tDCS durante 20 minutos simultáneamente a la RV. Después de la estimulación se continuaron los ejercicios de RV durante 20 minutos adicionales.
Este es el primer estudio que combina tDCS y RV para mejorar funciones motoras de MS en daño cerebral pediátrico que incluye un extenso estudio neuropsicológico. Los resultados pueden crear evidencia que servirá para instaurar protocolos combinados con objetivos neuropsicológicos en esta población.