Cuando, por un daño cerebral o debido a cualquier otra causa, una persona tiene que desplazarse en silla de ruedas o con andador, las puertas de entrada a las distintas estancias de una vivienda tendrán que tener una anchura de al menos 90 cm. Habrán de ser suficientemente anchas y con un espacio alrededor para poder efectuar las maniobras de aproximación necesarias y así permitir el acceso con comodidad. Porque no es lo mismo abrir una puerta desde una silla de ruedas y o con una discapacidad que sin ella. La dificultad tampoco es la misma dependiendo el tipo de apertura. En la vivienda adaptada para personas con discapacidad del Hospital Aita Menni de Arrasate-Mondragón que vemos en las imágenes, todas las puertas miden 90 centímetros de ancho, lo que facilita el tránsito de cualquier tipo de silla de ruedas eléctrica.
Tipos de apertura
Además, en este piso podemos probar el funcionamiento de puertas motorizadas abatibles, como la de la entrada. Con una sola pulsación el paciente o su cuidador pueden abrir la puerta, que se cerrará dentro de unos segundos ya que está configurada de modo monoestable. El temporizador permite variar el tiempo que trascurre entre la apertura y el cierre. Las puertas correderas manuales con manilla vertical y grande son probablemente las puertas no automáticas que cuesta menos franquear desde una silla de ruedas. Y las correderas también pueden ser motorizadas. La puerta del baño que se muestra en el vídeo está configurada en modo biestable, es decir, que precisa ser accionada, mediante una pulsación tanto para abrirse como para cerrarse.
Mobiliario
Por otro lado, una persona que se desplaza en silla de ruedas necesita tener una distribución del armario ropero que le facilite el acceso a las perchas y a los cajones de uso más común. Pequeñas y sencillas variaciones de la distribución clásica de un armario le harán la vida mucho más sencilla. También existen productos de apoyo que facilitan el acceso, como pinzas de alcance, ganchos… La mesa y los espacios de trabajo tienen que estar a 80 cm de altura para que las piernas quepan con comodidad cuando se acerque con la silla de ruedas.