“Aprovechando cada instante” es el título que el equipo de rehabilitación de la Unidad de Daño Cerebral de Hermanas Hospitalarias Valencia ha dado a esta historia real que nos invita a la reflexión.
Lamberto es un usuario de nuestra Unidad de Daño Cerebral que acude cinco días a la semana para recibir su tratamiento de rehabilitación. Hace poco más de un año sufrió un ictus que le afectó al lenguaje por lo que ahora tiene dificultad para expresarse de manera fluida. Ya que madruga mucho para venir a tratamiento, suele traer almuerzo preparado de casa, siempre un buen bocadillo casero acompañado de una botellita de agua.
Como parte de su proceso rehabilitador, hace ya unos meses que ha dejado de venir acompañado a la unidad por su mujer para ir ganando cada día más autonomía y todos los días hacia las once de la mañana lo ves dirigirse con su bolsa a la zona de las máquinas dispensadoras de snacks y café. Allí le espera quien con el tiempo se ha convertido ya en un “compañero de almuerzo”: Felicísimo, o Feli para quienes lo tratamos a diario.
Feli es el encargado de mantenimiento de la Unidad de Daño Cerebral y del Centro Sociosanitario Ntra. Sra. Del Carmen, que, desde hace mucho más tiempo todavía, almuerza siempre en el mismo lugar y más o menos a la misma hora. Es por esto que Lamberto y Feli se han encontrado en este cotidiano contexto y con el paso del tiempo, ésta se ha convertido en una cita diaria e ineludible. Hablan de cosas cotidianas, del tiempo, de los hijos, del trabajo; en fin, de lo que les apetece. Y es así como Feli, sin ser un profesional sanitario formado en la rehabilitación del daño cerebral, se ha convertido en el mejor aliado que cualquiera de nosotros, que nos dedicamos a este campo, pueda tener.
Feli hace que Lamberto hable, pues promueve el lenguaje, objetivo final del logopeda; lo hace durante una actividad de la vida diaria en un contexto normalizado, lo que todo terapeuta ocupacional espera de su intervención; supone una motivación importante para caminar, un punto más para el fisioterapeuta, y para todo ello requiere de planificación, atención dividida, memoria y un largo etcétera que cualquiera de nuestros neuropsicólogos podría enumerar.
Es por todo ello que hemos querido contar esta pequeña historia del día a día; pensamos que no puede pasar desapercibida. La amistad de Lamberto y Feli nos hace reflexionar sobre el papel que cada uno como individuo tenemos a la hora de ayudar a integrarse en nuestra sociedad a aquellas personas que han sufrido algún tipo de lesión que ha cambiado su vida.
Equipo de rehabilitación de UDC del Hospital Nª Sª del Carmen