Los niños y niñas que vienen a rehabilitación tuvieron la oportunidad de disfrutar de un divertido espectáculo, una tarde inolvidable que merecerá la pena repetir
La Unidad de Rehabilitación Infantil del Hospital Aita Menni quiso añadir un poco de magia e ilusión a la Navidad de nuestros peques. Este año, el detalle adquirió forma de teatro clown. El Centro Municipal de Basurto, cedido expresamente para el espectáculo por el Ayuntamiento Bilbao (gracias a su director, Jose Manuel Zarragoitia, por todas las facilidades), se llenó la tarde del día 22 de aplausos y risas. Los actores José Carmelo Muñoz y Toni Iglesias representaban “Trostan”, una obra sin texto de Virginia Imaz.
La invitación al teatro fue una sorpresa muy bien recibida por las familias. Había expectación y excitación: los niños y niñas con diversidad funcional no suelen tener demasiadas ocasiones para acudir a un espectáculo accesible y adaptado en verdad para todos los públicos. Sin duda fue una buena idea de nuestro equipo de profesionales. Tras muchos aplausos y la ovación final, fueron varias las personas que hablaban de lo bien que lo habían pasado y de lo estupendo que sería repetir.
Teatro inclusivo
Los montajes de Virginia Imaz siempre mantienen una mirada y una actitud inclusivas. Fundadora de Oihulari Klown, junto a Jose Carmelo Muñoz, considera a las personas con diversidad funcional “maestras de humanidad” y cree que el teatro clown ofrece muchas oportunidades en general a todos colectivos con problemas de inclusión. De hecho, asegura que buena parte de los payasos han sufrido exclusión en carnes propias. “Trabajamos sobre nuestra propia exclusión, nos reímos de ello. Así es como rompemos las barreras desde dentro, empoderándonos”, nos explica.
La obra tenía todos los ingredientes para gustar. Trostan es una metáfora de la educación en la que se defiende el amor como manera relacionarnos entre los seres humanos; un espectáculo muy basado en el juego y en la emoción, apto para todas las edades y todo tipo de niveles cognitivos.
“El éxito de una representación depende del encuentro; es una cita a ciegas entre clowns y público. No sabemos si nos vamos al gustar. Nuestra manera de romper barreras es decir que sí cuando nos llaman para un espectáculo así“, comentaba la directora, sospechando que entre quienes iban a acudir a ver la función podría haber personas con unas características determinadas, más allá de la diversidad funcional: familias cuidadoras, niños y niñas que tal vez sufren. Pero familias que también se ríen. Y la risa nos ayuda mucho. En palabras de Virginia Imaz, “desenfoca la tragedia”. Dicen que es la distancia más corta entre dos personas, recuerda.
¿Disfrutaremos de más tardes de teatro juntos? Seguro que sí. Ver esas caras de felicidad bien lo merece.