La evaluación neuropsicológica está orientada a la rehabilitación del daño cerebral. Los programas de estimulación/rehabilitación/compensación favorecen la autonomía personal y la socialización, a la par que ayudan a la persona afectada a tomar conciencia de sus dificultades.
Periódicamente nuestros profesionales se reúnen para revisar y actualizar aspectos relacionados con la rehabilitación. Rosario Bengochea Seco, psicóloga clínica de la Unidad de Daño Cerebral del Centro Hospitalario Padre Menni de Santander, ha sido la encargada de impartir al equipo una sesión clínica sobre la evaluación neuropsicológica.
Conocer el rendimiento cognitivo de la persona, las áreas afectadas y preservadas; programar actividades de estimulación/rehabilitación; valorar su evolución utilizando el perfil cognitivo para contribuir al diagnóstico, y realizar valoraciones periciales y forenses en casos de incapacidad, accidente o deterioro, son los objetivos de la evaluación. En el proceso será necesaria la revisión de los informes previos, incluidas técnicas de neuroimagen (si las hubiere), la entrevista al paciente y familiares y la evaluación neuropsicológica formal.
Las pruebas de evaluación neuropsicológica constituyen el método más específico; con frecuencia son más sensibles a los efectos del daño cerebral que otras técnicas. La exploración neuropsicológica debe ir precedida de una entrevista personal y familiar, que aporta información complementaria muy útil para conocer cuál era la situación previa. Rosario Bengochea recordó que la información de la familia es necesaria porque el estado clínico del paciente con daño cerebral (anosognosia) podría sesgarla o dificultar su obtención.
Las pruebas neuropsicológicas pueden ser de tres tipos:
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- Escalas breves de cribado o pruebas de rastreo cognitivo (screening), como la Minimental State Examination (MMSE), de Folstein, el Miniexamen Cognitivo (MEC), de Lobo o el Montreal Cognitive Assesment (MOCA).
- Baterías neuropsicológicas generales, como la Escala de Luria-DNA, el Programa Integrado de Exploración Neuropsicológica Barcelona (TB-R) (Peña-Casanova) o la Batería de evaluación del deterioro grave (SIB).
- Test específicos, ej. para la evaluación de la atención sostenida (clave de números del subtest del WAIS, test de cancelación de Toulouse-Pieron, test de ejecución continua CPT -Continuous Permormance Test-), de la atención selectiva (búsqueda de símbolos del subtest del WAIS, test de colores y palabras Stroop), de la atención aternante, de la memoria, ya sea inmediata y operativa, visual, verbal, prospectiva y conductual, lógica… (Ej. Escala de memoria del Wechsler -WMS-III-, The Free and Cued Selective Reminding Test -FCSRT- Buschke-), el lenguaje (Prueba de Denominación Boston, Batería de Afasia Western), la comprensión (Token Test), la flexibilidad (test de clasificación de tarjetas de Wisconsin, WCST), la inhibición (tests ‘Go no go’), evaluación de funciones ejecutivas como la planificación (test de laberintos de Porteus, el test del Mapa del zoo, el de los recados múltiples) o la toma de decisiones (tarea de apuesta de Iowa, Iowa Gambling Task), la cognición social, el procesamiento emocional (expresiones faciales Ekman, PERE, Ítem de Historias de Happé…), etcétera.
Los resultados se expresan en puntuaciones típicas, cocientes, percentiles, etc.
Nuestra experta repasó algunos de estos instrumentos tan valiosos para la evaluación neuropsicológica, tanto cuantitativa como cualitativa, ya que además de definir el funcionamiento cognitivo, permiten inferir datos tanto del rendimiento como de la velocidad de proceso, orientación en espacio y tiempo, praxias constructivas e ideacionales… “Lo importante de la evaluación neuropsicológica es tener en cuenta el entorno de cada paciente, sin olvidar que la intervención que se lleve a cabo repercutirá en su calidad de vida y la de su familia”, subrayó.