La estimulación de sentidos y percepciones ayuda a las personas con daño cerebral a mejorar sus capacidades y su integración en la vida cotidiana. Con este propósito, Hermanas Hospitalarias Acamán organizó una salida al Vivero Madre del Agua, en La Laguna, donde un grupo de personas usuarias pudieron participar en distintas actividades de estimulación sensorial. Durante esta pequeña excursión se trabajaron, al mismo tiempo, otros aspectos, como la memoria y las habilidades sociales, y se promovió la autonomía personal.
Cuando una persona sufre un daño cerebral, se pueden ver afectadas sus diversas funciones y habilidades, de modo que puede acusar dificultades para realizar actividades instrumentales de la vida diaria y, a consecuencia de ello, también las relaciones para con el entorno comunitario pueden verse alteradas. Podríamos dar muchos ejemplos. Así, hay muchas personas que dejan de manejar su propio dinero y de planificar sus compras porque sus familiares han empezado a encargarse de dichas acciones.
Sin embargo, una persona con DCA, a través de los sentidos, recibe sensaciones, percepciones y estímulos que permiten la mejora de sus capacidades. (En ocasiones ya hemos hablado del procesamiento de la información sensorial y de los beneficios de la estimulación sensorial y de la propiocepción para la rehabilitación, en sesiones que se proporcionan en nuestros centros desde las áreas de terapia ocupacional y fisioterapia). Por tanto, trabajar de forma rutinaria estas sesiones/actividades nos lleva a proporcionar a nuestros pacientes y personas usuarias de las herramientas necesarias para buscar la mayor integración, que es nuestro fin último.
Con este objetivo, desde la Unidad de Día de Daño Cerebral del Complejo Acamán (Tenerife) se ha realizado una salida al Vivero Madre del Agua, en La Laguna en la que ha participado un grupo de seis personas usuarias que pertenecen a los talleres de estimulación sensorial, dos personas de atención directa de la Unidad y una alumna en prácticas. Previamente, las personas usuarias recibieron un taller en el que se les propuso la actividad y se les explicó en qué consistía. Se les proporcionó una ficha con diferentes plantas que tenían que localizar.
Una vez en el vivero y encontradas las plantas, pasamos a hacer una actividad olfativa donde se pidió a las personas participantes que con los ojos vendados intentaran adivinar las plantas aromáticas expuestas. Una vez realizadas las dos primeras actividades, se les pidió que eligieran las plantas necesarias para la realización de un taller para elaborar su propio terrario. De esta forma, se trabajó la memoria, utilizando los diferentes sentidos, además de la agudeza visual. También se fomentó la autonomía personal y el manejo del dinero.
La interacción con la vegetación y las actividades sensoriales no solo ayudaron en la rehabilitación, sino que también generaron momentos de disfrute y aprendizaje a nuestras personas usuarias. Esperamos continuar organizando salidas como esta, que contribuyen al bienestar de quienes participan en ellas.