Determinadas técnicas de neuroimagen, como la resonancia magnética funcional, proporcionan medidas de la actividad cerebral en vivo que permiten monitorizar la progresión de la alteración y los efectos terapéuticos.
“Las técnicas de neuroimagen y de registro de la actividad cerebral in vivo están aumentando el conocimiento del sistema nervioso central (SNC) y sus trastornos, y obligan al trabajo coordinado entre profesionales de diferentes disciplinas”. Así lo ha manifestado Marcos Ríos, uno de los expertos de la Red Menni de Daño Cerebral que han participado en las XVII Jornadas Científicas de la Sociedad Española de Rehabilitación Infantil (SERI) que tienen lugar en Madrid los días 23 y 24 de marzo.
El neuropsicólogo de Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana, ha presentado la ponencia “Pruebas de imagen: resonancia magnética funcional y tensor de difusión para la valoración de niños con lesiones neurológicas”.
Las lesiones neurológicas implican una serie de cambios estructurales, fisiológicos y funcionales en la actividad del SNC que generan, en ocasiones, la aparición de alteraciones cognitivas, motoras y funcionales. Dichas alteraciones -añade Marcos Ríos- dificultan la adecuada integración social, escolar y laboral de muchas de estas personas.
Técnicas de imagen cerebral como la tomografía axial computerizada (TAC), la tomografía por emisión de positrones (PET) y la resonancia magnética se han convertido en un pilar fundamental para el desarrollo de las neurociencias, puesto que permiten localizar regiones del cerebro implicadas en distintos procesos cognitivos así como detectar sus posibles alteraciones. Durante la presentación, Marcos Ríos ha revisado algunos de los resultados obtenidos gracias a los rápidos avances en la metodología de imagen que han transformado la investigación en neurociencia.
Imagen anatómica
De entre todas las técnicas de imagen cerebral, la que proporciona mayor resolución espacial es la resonancia magnética (RM). Además, ofrece múltiples posibilidades en la adquisición de imágenes y muestra información sobre diferentes tejidos. Nos interesan especialmente las imágenes de tensor de difusión por RM o DTI (del inglés diffusion tensor imaging), ya que aportan una metodología que permite evaluar con detalle la sustancia blanca cerebral.
Según Marcos Ríos, gracias a un procedimiento de análisis que se denomina morfometría, “cada vez existen más evidencias de que los cambios en la estructura del cerebro a lo largo del tiempo son más rápidos de lo que se pensaba. Las causas pueden ser múltiples e incluyen desde el desarrollo y envejecimiento hasta el consumo de drogas de abuso o la existencia de alteraciones emocionales y de conducta (psiquiátricas, ansiedad, etc.)”.
Imagen “in vivo”
Las técnicas de neuroimagen funcional permiten registrar in vivo algunos cambios en diferentes propiedades de la imagen que pueden guardar relación con el funcionamiento del cerebro. La resonancia magnética funcional (RMF) se utiliza en la mayoría de estudios sobre la cognición debido, entre otros factores, a su no invasividad y a su facilidad de implementación. Dentro de esta técnica, destaca el procedimiento BOLD (Blood oxigenation level dependent), que refleja la compleja interacción entre el flujo sanguíneo, el volumen de sangre y la oxigenación de la misma.
Marcos Ríos explica que “determinadas técnicas de neuroimagen, como la RMF, proporcionan medidas de la actividad cerebral en vivo, que permiten ahora monitorizar la progresión de la alteración y los efectos terapéuticos”.
Aplicaciones
Algunas de sus posibles aplicaciones, según Ríos son:
- Localizar un proceso cognitivo para investigar la organización funcional del cerebro.
- Caracterizar las respuestas y función de determinadas regiones del cerebro, ya sea su funcionamiento normal o alterado.
- Estudiar el funcionamiento irregular del cerebro en grupos específicos de personas.
- Funcionar como biomarcador objetivo que permita seguir el efecto de un tratamiento (farmacológico, por ejemplo) sobre determinadas regiones del cerebro, así como el establecimiento de pronósticos para facilitar la elección de tratamientos.
- Evaluar el papel de la experiencia, el aprendizaje, el entrenamiento y/o la rehabilitación sobre los mecanismos de plasticidad cerebral y los fenómenos de reorganización cerebral.
Constante reorganización del cerebro
Algunos autores consideran que uno de los usos potenciales de la neuroimagen es el estudio de la constante reorganización del cerebro, especialmente en estados patológicos. Actualmente son diversas las teorías sobre la recuperación funcional en el cerebro humano y se han propuesto varios mecanismos fundamentales, resume Marcos Ríos:
– Reorganización de las interacciones funcionales entre diferentes áreas o grupos neuronales dentro de una red neural preexistente.
– Incorporación de nuevas áreas que empezarían a formar parte de la red previa establecida.
– El fenómeno de plasticidad neuronal que se produce en las regiones cerebrales situadas en las áreas adyacentes a la región dañada, con el objetivo de asumir su función.
Nuestro neuropsicólogo no ha querido terminar sin recordar que nos encontramos ante un campo joven, con algunas dificultades que exigen nuevos esfuerzos pero, en general “se puede señalar que el uso de las nuevas técnicas de imagen cerebral está suponiendo una auténtica revolución metodológica en la investigación sobre las bases cerebrales de la cognición, tanto en su estado sano como alterado”.
* Más información en la web del Hospital Beata María Ana.