Beatriz Gavilán, neuropsicóloga de nuestra Unidad de Rehabilitación Infantil de Madrid, participó como ponente; Marcos Ríos, coordinador de la de la Unidad de Daño Cerebral, y Margarita Pascual, neuropsicóloga de personas adultas del mismo dispositivo, fueron moderadores de sendas mesas.
Es consabida la apuesta de la Red Menni por el desarrollo científico e investigador. De ahí la participación activa de quienes integran nuestros equipos en colegios profesionales, asociaciones y sociedades científicas, organismos oficiales y otras instituciones y eventos que constituyen punto de encuentro entre profesionales donde compartir conocimientos y propiciar el crecimiento profesional. La Jornada científica ‘Visibilizando la neuropsicología de Madrid’ que ha celebrado la AMNP (Asociación Madrileña de Neuropsicología) puede ser un ejemplo: Margarita Pascual y Beatriz Gavilán, neuropsicólogas de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana, así como el coordinador del dispositivo, Marcos Ríos, realizaron durante la misma aportaciones relacionadas con la neuropsicología clínica y el desarrollo de su labor.
Debido a la situación sanitaria provocada por el coronavirus, la jornada se celebró online en su totalidad. Margarita Pascual y Marcos Rios actuaron como moderadores de las mesas ‘Hablemos de… atención temprana, un recorrido optimizable’ y ‘Hablemos de… la neurorrehabilitación centrada en la persona’, respectivamente. La doctora Beatriz Gavilán, referente de nuestra Unidad de Rehabilitación Infantil de Madrid, por su parte, habló en esta jornada de los avances en la neuropsicología infantojuvenil.
El daño cerebral de 0 a 18 años
En su exposición sobre el daño cerebral infantojuvenil, la doctora Gavilán quiso comenzar distinguiendo el entre el daño cerebral congénito, perinatal o neonatal, que es aquel que se produce durante el desarrollo prenatal o en el momento del parto, y aquí quiso hacer mención a la parálisis cerebral infantil (PCI) y a la prematuridad, y el daño cerebral adquirido que se produce de forma súbita durante el desarrollo postnatal, sea de origen traumático (accidentes de tráfico, deportivos…) o no traumático (patologías que pueden provocar alteraciones en el SNC por su curso o por el tratamiento que reciben, malformaciones arteriovenosas, etc. ).
“Cuando hay un DCA en la infancia, a diferencia de cuando se produce en edad adulta, el desarrollo cerebral se encuentra en pleno auge; el niño está iniciando un aprendizaje sobre sí mismo y sobre el mundo que le rodea. Por tanto, la práctica clínica no puede sustentarse en los hallazgos neuropsicológicos referentes a personas adultas. Aun teniendo en cuenta la mayor plasticidad cerebral, el daño precoz puede tener consecuencias más graves que un daño posterior: incluso si la reorganización tiene lugar y el hemisferio no dañado asume funciones hay una disminución general de las habilidades tanto las asumidas como las propias del hemisferio no dañado. Respecto a la severidad de la lesión, mientras pequeñas lesiones pueden tener un buen pronóstico y capacidad de reorganización. En cuanto a lesiones moderadas o bilaterales la plasticidad no es evidente y por lo tanto su pronóstico es peor”, declaró.
Sea cual sea el alcance de la lesión, Beatriz Gavilán subrayó la importancia de las valoraciones de las evaluaciones de seguimiento. “Determinar los efectos del daño temprano requiere evaluaciones de seguimiento para ver el alcance de la lesión dado que pueden no quedar de manifiesto en los primeros momentos”, dijo.
Impacto del daño en el neurodesarrollo
“El cerebro trabaja como un todo, si hay una alteración en el ‘engranaje’ habrá una repercusión en el funcionamiento. Los procesos de maduración, plasticidad y vulnerabilidad modifican la expresión del daño neurológico en edades tempranas”, explicó la doctora. Y añadió que niños y niñas con alteraciones que afectan SNC pueden presentar déficits específicos en uno o varios dominios de funcionamiento así como en las habilidades cognitivas generales y alteraciones conductuales y emocionales. El pronóstico depende de factores como:
- Edad de aparición
- Severidad de la lesión
- Tipo de lesión (focal o generalizada)
- Localización de la lesión (derecha-izquierda)
- Tratamientos recibidos (medicación e intervenciones)
- Entorno
La neuropsicóloga de la Unidad de Rehabilitación Infantil del Hospital Beata María Ana quiso advertir que los problemas psicológicos y la disfunción social pueden intensificarse con el tiempo. “El tratamiento neuropsicológico permite establecer expectativas adecuadas sobre las exigencias razonables en cada caso, evitando así realizar falsas atribuciones sobre la conducta”, concluyó resumiendo que la rehabilitación del daño cerebral debe ser de inicio temprano, coordinada y transdisciplinar, integral, intensiva, con una familia presente, escuchada y guiada mediante formación, con objetivos consensuados, pautas para familia y colegio específicas e individualizadas. La intervención debe ser ajustada a la edad: lúdica y novedosa”, recalcó.