Olivia Prades, logopeda pediátrica de la Unidad de Daño Cerebral de Hermanas Hospitalarias Valencia, nos explica la importancia de este proceso.
Desde el año 2015, el 17 de febrero se celebra el Día de la Motricidad Orofacial. La difusión de este día tiene como objetivo concienciar sobre el trabajo que se realiza en el área de la motricidad orofacial, contribuyendo de esta manera al desarrollo de redes científicas académicas y clínicas. Cada año, tiene un objetivo específico de divulgación y un eslogan particular, este 2019 la celebración está orientada a la masticación, un tema de gran importancia para el desarrollo funcional de la motricidad oral.
– ¿Porqué es importante introducir en cada etapa de desarrollo el tipo de textura alimentaria pertinente?
El desarrollo neurológico y evolutivo de cada individuo pasa por la coordinación de aspectos motores tan vitales como la respiración y la alimentación. Estos procesos se inician desde el nacimiento y en la mayoría de casos sigue un proceso natural. Sin embargo, cada vez nos encontramos con más niños con dificultades motoras mal diagnosticadas, o no tenidas en cuenta. De ahí la importancia de introducir en cada etapa del desarrollo la textura pertinente. Veamos cómo se produce esta evolución:
– ¿Cuáles son las funciones del sistema orofacial?
Entre las funciones primarias del sistema estomatognático, la alimentación abarca succión, masticación, salivación y deglución.
Todas estas funciones están interrelacionadas entre sí. Si alguna o varias de ellas no se adquieren en su momento, o se adquieren de manera alterada, podrían comprometer el adecuado desarrollo de la forma orgánica y por lo tanto, de la funcionalidad.
Por ejemplo, una respiración oral puede repercutir en la masticación. La respiración oral implica un descenso lingual para facilitar la entrada de aire, conllevando que esta interponga entre los dientes, así como la bajada del tono en la musculatura perioral, lo que puede suponer dificultades en la adquisición de la masticación y deglución (funciones) y también alteración en la emisión de los sonidos articulatorios y del habla. Además, la protusión o interposición de la lengua ejercerá una fuerza sobre las arcadas dentarias pudiendo generar maloclusión dentaria (orgánico), y dificultades en la masticación, llevando al niño a rechazar la alimentación sólida.
Las funciones orofaciales, entre ellas el proceso masticatorio tiene un componente neurológico que controla su adecuada coordinación (pares craneales, control cortical, sistema cerebeloso…). La región orofacial está conformada por estructuras óseas (cráneo, maxilares, ATM, dientes, hueso hioides…) y un gran número de músculos (lengua, labios, maseteros…) que convierten el proceso masticatorio y deglutorio en un proceso de alta complejidad.
– ¿Cómo se abordan los problemas de motricidad orofacial?
Los logopedas debemos trabajar en equipo, coordinados con pediatra, ORL, dentista y ortodoncista. Incluso los maestros pueden ser grandes aliados en la detección de dificultades o anormalidades. Cada profesional tiene su rol dentro del equipo, desde la detección precoz de posibles alteraciones funcionales por parte del pediatra, las alteraciones u obstrucciones orgánicas respiratorias por parte del ORL, el origen de una mala implantación dentaria en el caso del ortodoncista y el logopeda será el profesional encargado de evaluar e intervenir para habilitar, o rehabilitar, dichas funciones.