Para hablar de las repercusiones legales que suele conllevar el DCA, el Colegio de Abogados de Madrid organizó una jornada monográfica en la que intervino, junto a profesionales de otras disciplinas, el neuropsicólogo y coordinador de la Unidad de DC del Hospital Beata María Ana, Marcos Ríos Lago.
Sufrir un daño cerebral adquirido puede acarrear consecuencias jurídicas (como la valoración de dependencia y discapacidad), laborales (grado de incapacidad), así como civiles y penales, en caso de tener derecho a indemnizaciones si se produce debido a un accidente de tráfico, laboral, deportivo, una agresión, etc. La situación puede resultar compleja, máxime cuando el DCA puede dejar secuelas no siempre evidentes. Con la celebración de la jornada ‘EL DCA y sus repercusiones legales’, Colegio de Abogados de Madrid, en colaboración con NeuroLegal, pretende evitar que estas secuelas se infravaloren y se vulnere el derecho de la persona afectada y de su entorno familiar.
Para hablar de las repercusiones legales que suele conllevar el DCA, en esta jornada monográfica de la organización colegial de la abogacía madrileña intervino, entre otros profesionales, Marcos Ríos Lago. Su aportación se centró por entero en ‘Las pruebas y test neuropsicológicos para evaluación de limitaciones cognitivas’. Secuelas neuropsicológicas y neuropsiquiátricas resultan frecuentes y al ser “invisibles” plantean dificultades para su valoración. Se trata de lesiones que afectan a la atención, la memoria y el aprendizaje, a las funciones ejecutivas y que ocasionan problemas conductuales y emocionales.
La evaluación neuropsicológica
El neuropsicólogo y coordinador de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana explicó cómo -en el ámbito que nos ocupa-, su disciplina “emplea técnicas y test para evaluar las fortalezas y dificultades cognitivas, conductuales y emocionales, y su relación con el funcionamiento normal y anormal del sistema nervioso central. La evaluación debe tener en cuenta la historia clínica de la persona y otros antecedentes. Esta información se complementa con otra aportada por profesionales de la medicina y de la salud para identificar y diagnosticar -si las hubiera- alteraciones neuropsicológicas.
En el proceso de evaluación se emplearán, entre otras formas de medida, test y pruebas que permiten un abordaje cuantitativo y psicométrico en diferentes medidas. “Aportan puntuaciones concretas que permiten comparar con datos normativos y con los resultados
longitudinales del mismo individuo. Pero la evaluación, además, debe incorporar observaciones conductuales para comprender mejor la naturaleza de las dificultades. Se deben integrar varias fuentes de información para colocar la interpretación del perfil psicométrico en el contexto específico, historia del paciente y situación actual. Un análisis superficial de los resultados y su relación con el grupo normativo puede llevar a conclusiones incorrectas. Por eso, no sólo deben emplearse test, sino también un análisis detallado de toda la información disponible, como los informes previos, entrevista con el paciente y agentes significativos (colegio, trabajo, enfermería, etc.), entre otros, permitirán una valoración completa de la situación”, aclaró el doctor Ríos.
Para complementar los test neuropsicológicos, entre los posibles abordajes en a la hora de realizar la evaluación, el ponente destacó la entrevista clínica, los autoinformes, la observación de la conducta, la información de la familia y la evaluación guiada por modelos, junto a otros, como toda la información clínica disponible, lo que puede llevar a tener una idea más real de la situación del paciente.
Marcos Ríos reconoció que la evaluación neuropsicológica no está exenta de problemas, porque ¿cuál era el rendimiento previo de estos pacientes? ¿Y sus verdaderas dificultades? No obstante, para resolver estas cuestiones también hay posibilidades. De inicio, es necesario emplear un procedimiento “establecido y aceptado” y los test neuropsicológicos, de los que se extrae información de gran interés, son un elemento importante. Desde luego, pese a las críticas que a veces reciben, “son mejor que no tener nada” y muchos fueron creados hace mucho tiempo y conocemos bien sus posibilidades y limitaciones. Existen también procedimientos estadísticos para realizar estimaciones más ajustadas de lo que se desea evaluar. Y, por último, -añadió- es importante observar y recoger con claridad el impacto que todas estas dificultades pueden tener en la vida diaria del paciente.