Marcos Ríos Lago, coordinador de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana, pronunció la conferencia de apertura de este prestigioso posgrado que imparte la Universidad de Granada desde 2006.
El propósito del Máster en Neurociencia Cognitiva y del Comportamiento de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada (UGR) tiene una doble orientación: investigadora y clínica. Como la de nuestro coordinador de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana y profesor de la UNED, el doctor Marcos Río Lago. Tal vez por esta razón ha sido elegido para pronunciar la conferencia inaugural de esta nueva edición.
Conjugación de conocimiento teórico y práctico
El máster de la UGR profundiza en las teorías e investiga mucho en neurociencia básica, a la par que resulta útil para estudiantes con un interés clínico. Mediante su intervención ‘Aplicación de los modelos teóricos en el ámbito clínico’, Ríos Lago explicó cómo el hecho de “aplicar los conocimientos de la investigación básica (conocimiento teórico) en el ámbito clínico y, al mismo tiempo, ver cómo lo que pasa en el ámbito clínico (estudio de pacientes) permite mejorar el conocimiento sobre el funcionamiento del cerebro”. Desde su punto de vista, los conocimientos teóricos ayudan mucho en la práctica clínica, a la hora de hacer evaluaciones correctas, para interpretar bien los resultados, planificar bien los programas de intervención, etc. “Cuanto más conocimiento, mejores decisiones”, subrayó.
¿Qué beneficios tiene incorporar la ‘teoría’ a la clínica? Nuestro neuropsicólogo analizó el uso de bases de datos y guías clínicas para concluir que “el conocimiento ‘teórico’ es la mejor herramienta del profesional clínico”. Al mismo tiempo señaló que siguen existiendo problemas para la aceptación de la rehabilitación neuropsicológica debido a la ausencia de modelos teóricos sólidos. “La mayoría de las intervenciones no han sido validadas con ensayos clínicos; algunas están basadas en conceptos obsoletos. Aun sabiendo que la rehabilitación participa en la mejora, no se sabe qué componentes, factores (personales, del entorno, intensidad de la terapia, tipo de terapia…) contribuyen de forma más marcada”, afirmó. Señaló también que “cada paciente pone a prueba los modelos teóricos”, de modo que cuando lo que le ocurre a un paciente no se puede explicar por los modelos teóricos, significa que estos están mal o son incompletos, y es necesario actualizarlos. Por tanto, la relación entre investigación básica y clínica es muy necesaria.
La buena noticia para el coordinador de la Unidad de Daño Cerebral de la Red Menni en Madrid es que, a pesar de estas dificultades, este enfoque se está extendiendo y se llevan a cabo ensayos impulsados por la literatura (‘theory-driven’). En cualquier caso, persiste la necesidad de actualización: “El conocimiento va cambiando, lo que ‘valía’ hace tiempo ya no ‘vale’. ¿Valdrá lo doy hoy en el futuro?”, se preguntaba. Además de insistir en la obligación de actualización permanente, remarcó como idea final los que, a su juicio, son los dos pilares básicos en rehabilitación:
- la mejor evidencia científica disponible
- la experiencia y el juicio clínico
Concluyendo que en la práctica clínica ambos pilares han de estar siempre integrados.