Nuestra Unidad de Rehabilitación Infantil de Hermanas Hospitalarias Valencia tiene mucha experiencia en el uso de recursos ‘low cost’ para favorecer la actividad física y el movimiento activo en niños y niñas con diversidad funcional. En este caso, desde allí nos muestran las adaptaciones necesarias para que una de nuestras peques pueda acceder al uso de la bicicleta.
Algo tan fácil y accesible como poder disfrutar de ir en bici, en muchas ocasiones es algo que no está al alcance de todos. Sobre todo, niñas y niños con diversidad funcional y, sobre todo, con afectación motora. Esta sencilla acción que en muchos casos es una actividad en familia, puede convertirse en un quebradero de cabeza para muchas de ellas.
Existen en el mercado bicicletas y triciclos adaptados, y, por supuesto, también talleres especializados capaces de realizar los cambios necesarios para que peques y personas adultas con distintas capacidades puedan acceder a su uso. Sin embargo, estos productos a veces pueden resultar demasiado caros, más teniendo en cuenta, cuando hablamos de niños y niñas, que se les van a quedar pequeños, puesto que van a crecer y, por tanto, no van a poder disfrutar de ellos mucho tiempo.
Por ello desde el servicio de fisioterapia de la Unidad de Daño Cerebral Infantil de Hermanas Hospitalarias de Valencia llevamos a cabo distintas adaptaciones para facilitar el acceso a esta actividad. Se trata de adaptaciones a medida, pensando en las necesidades de nuestros pequeños pacientes y sus familias. En esta ocasión, el fisioterapeuta Sergio Muñoz quiere compartir cómo realizó la adaptación de una bicicleta de segunda mano para permitir a una de nuestras usuarias, la pequeña Hanna, el poder acceder al uso de la bicicleta. Para ello necesitó:
– Fabricar un respaldo de yeso con una faja de neopreno para dar estabilidad de tronco y afianzar su seguridad, evitando caídas.
– Aumentar la altura del manillar y darle la vuelta para facilitar el agarre y mejorar la estabilidad del tronco al mantener el agarre más alto.
– Colocar cinchas en los pedales para mantener los pies bien alineados y que no se salgan en el proceso de la pedaleada.
– Instalar ruedines para proporcionar estabilidad a la bici.
– Agregar una barra de empuje para facilitar el desplazamiento y dirigir la dirección de la bicicleta.
Con estas adaptaciones conseguimos adecuar la bicicleta a las necesidades de la pequeña Hanna, facilitando su acceso a la actividad para que pueda disfrutar de la bicicleta y la actividad física con amigos y familiares. Queremos compartirlas porque pueden resultar útiles para otras personas con un tipo de problemática o afectaciones similares. Solo tenemos que tener en cuenta el tamaño y buscar los elementos que, con seguridad, se ajusten mejor.