La Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana celebra una nueva edición de los ciclos de formación para familiares, la número XVIII
Desde que en 1999 abriera sus puertas, la UDC de Hermanas Hospitalarias en Madrid ha tenido siempre entre sus objetivos básicos la colaboración de los profesionales con las familias de los pacientes, verdaderas coterapeutas en la rehabilitación del daño cerebral. Por ello, además del contacto día a día, cada año el equipo profesional reedita un ciclo de formación para familiares, cuidadores y personas allegadas que quieran conocer las alteraciones que se pueden producir tras haber sufrido un daño cerebral adquirido. Con estas charlas se trata de transmitir información sobre las secuelas del DCA y de ofrecer pautas generales para manejar mejor las diferentes dificultades que puedan surgir.
Con la colaboración del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, dentro de este programa, especialistas en distintas disciplinas (neuropsicólogos, logopedas, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, etc.) llevan a cabo una serie de exposiciones sobre temas monográficos (comunicación, emoción…). El lugar de celebración de esta XVIII edición es, como en las anteriores, el Aula de Formación del Hospital Beata María Ana, en la planta 1 (terraza), encima justo de la propia Unidad.
La primera charla introductoria corrió a cargo de David de Noreña, neuropsicólogo del área del hospitalización, quien explicó la fisiopatología del daño cerebral adquirido. Concretamente se refirió a las lesiones más frecuentes, que se producen tras un traumatismo craneoencefálico y debido a accidentes cerebrovasculares, las causas más habituales del daño cerebral. Noreña describió cómo afectan tales consecuencias a la vida de la persona afectada y de sus familiares. Como último punto, el neuropsicólogo definió las metas que el equipo multidisciplinar se propone en la fase de rehabilitación, para que familiares y allegados puedan conocer, en términos generales, las líneas maestras de nuestros objetivos. Al finalizar la charla se abrió un turno de preguntasen el que los asistentes han podido consultar sus dudas.
Dado que el pensamiento, la emoción o el comportamiento son algunas de las funciones más complejas de nuestra mente y, como todas las demás, derivan del funcionamiento cerebral, no es de extrañar que la lesión del cerebro pueda producir cambios en las mismas. Los pacientes con Daño Cerebral Adquirido (DCA) sufren con frecuencia alteraciones en el estado de ánimo, la personalidad o el comportamiento, con independencia del origen de la lesión (traumático, vascular o de cualquier otro tipo).
La charla del 12 de noviembre giró en torno a las alteraciones psiquiátricas en el DCA. El psiquiatra Álvaro Huidobro intentó explicar por qué aparecen trastornos psiquiátricos en los pacientes con daño cerebral.
La aparición de un trastorno mental tras una lesión cerebral implica con frecuencia serios problemas en el manejo del paciente durante su proceso de rehabilitación, y, en no pocos casos, puede convertirse en una secuela a largo plazo. Existen tres elementos que influirán en la aparición de un trastorno mental:
- la lesión cerebral en sí misma
- la vivencia del DCA como una experiencia vital altamente estresante
- el proceso de adaptación a una enfermedad crónica
A estos tres factores asociados a la lesión hay que añadir la importancia de los antecedentes personales.Y hay que tener en cuenta el contexto social en el que está inmerso el paciente.
¿Cuál es la labor del psiquiatra ante un posible trastorno mental asociado al DCA?
El psiquiatra debe realizar una recogida de datos clínicos lo más completos posibles, así como la exploración psicopatológica para poder definir el síndrome psiquiátrico que mejor se ajuste a los síntomas presentados por el paciente y ser capaz de evaluar su gravedad. Posteriormente establecerá una intervención terapéutica multidisciplinar con el objeto de aliviar los síntomas del trastorno mental y reducir su impacto en el paciente y su entorno. Se pueden utilizar diferentes técnicas de intervención para mejorar los trastornos del comportamiento.
¿Son útiles los psicofármacos en los trastornos mentales asociados al DCA?
La utilización de psicofármacos (PF) en el proceso de rehabilitación del DCA obliga a extremar el equilibrio entre riesgos y beneficios. Los pacientes con DCA son más sensibles a los efectos adversos de los PF, tanto neurológicos como cognitivos. Estas medicinas, además de ser eficaces en los trastornos mentales graves, abarcan un amplio espectro de indicaciones y algunos síntomas leves pueden beneficiarse de su uso.
Existe un miedo generalizado a que los PF produzcan dependencia (“adicción”), algo que sólo sucede con algunos fármacos cuando no se respetan las normas básicas para su utilización. Igualmente sucede con el miedo a sus efectos secundarios, que es razonable, más aún considerando la mayor sensibilidad de los pacientes con DCA a los mismos; sin embargo los PF pueden ser en ocasiones la única alternativa eficaz para algunas alteraciones del comportamiento sin cuyo control el tratamiento rehabilitador sería imposible. Será labor del médico lograr el equilibro entre los efectos positivos y negativos del tratamiento.