A mediados de enero, con 83 años y tras subir en verano a los Alpes, la montañera Carmen Marquínez sufrió un accidente cerebrovascular. Nunca hubiera creído que algo así podría pasarle.
Carmen Marquínez vive en Ochagavía (norte de Navarra) y todos los días caminaba varios kilómetros por los montes cercanos. Activa y autónoma, a pesar haber cumplido hace tiempo los 80, seguía haciendo cumbre de vez en cuando en ‘dosmiles’ como el Ori, Anie, San Lorenzo, Bisaurin o el Petretxema.
Fue su marido, ya fallecido, quien inculcó a Carmen y a sus cuatro hijas su pasión por el monte. Sin ir más lejos, la familia se fue el pasado mes de agosto a los Alpes. Con determinación, esta mujer incansable ascendió hasta los 2.400 metros pero una neumonía hizo que le faltara el oxígeno; tuvo que ser ingresada en el Hospital de Chamonix durante una semana.
Hay que cuidarse
Después de Navidad, Carmen Marquínez sufrió un ictus. “No tenía colesterol ni la tensión alta. Mi médico no se podía creer que a mí me hubiera ocurrido esto”, nos cuenta, mientras remarca que esta enfermedad “es muy traicionera, llega de repente, no hay ningún síntoma”. Ahora a todo el mundo le dice que se cuide lo más que pueda.
Carmen está recibiendo rehabilitación intensiva en el Hospital Aita Menni de Arrasate-Mondragón. Como consecuencia del ictus padece hemiplejia y además heminegligencia: déficit en la atención espacial contralateral, es decir, no ve por el ojo contrario al hemisferio cerebral donde se produjo el ACV y no puede prestar atención a lo que sucede en esa parte del cuerpo.
Para Carmen el tratamiento “es milagroso”. Ha aprendido a vestirse y ya no deja la comida que se encuentra en el lado izquierdo de su plato, “sobre todo si son pastas o pasteles”, ríe. “A lo largo de mi vida he estado en varios hospitales, en el de Francia también me trataron muy bien, pero el trato de aquí ‘es bárbaro’; las empleadas y los médicos de aquí te tratan con verdadero cariño y eso te levanta la moral. No puedo decir más que maravillas del centro”, remacha.
Carmen es muy buena conversadora. Nos cuenta que vivió en Miranda de Ebro, que trabajó muchos años en la fábrica de galletas Artiach y que le gusta la costura y pintar. La neuropsicóloga Naiara Mimentza (en el centro en la foto superior junto con la coordinadora de la Unidad de Daño Cerebral, Olatz Uriarte) le ha enseñado mucho, por ejemplo, ahora es capaz de leer en un ebook.
Esta mujer de voluntad de hierro pronto recibirá el alta en Aita Menni. Está contenta de poder volver a casa y quiere “darse la alegría de irse andando”. Nos recuerda que su nieto va a casarse dentro de unos meses, que quiere disfrutar del día con los suyos y lucir la ropa que ha elegido con tanto esmero.