José Ignacio Quemada, psiquiatra y jefe del Servicio de Daño cerebral Adquirido del Hospital Aita Menni, fue uno de los ponentes de la Reunión Internacional de Investigación en Psicopatología. Esta edición, que se dedicó a la psicopatología de la irritabilidad, se celebró en el Puerto de Santa María (Cádiz).
“La irritabilidad en el daño cerebral” fue el título de la intervención del director de la Red Menni en esta XII edición que se celebró el 15 de abril. José Ignacio Quemada y José Manuel Olivares, psiquiatra del Hospital Meixoeiro, de Vigo, fueron presentados en la Reunión Internacional como “miembros destacados” del Grupo de Cambridge, dedicado a la investigación en psicopatología y vinculado a esta universidad del Reino Unido.
“Dentro de las secuelas del daño cerebral, los cambios cognitivos y conductuales condicionan el futuro de pacientes y familiares en mayor medida que las secuelas neuromotoras”, aseguró el doctor Quemada. “El estudio de los cambios psíquicos en pacientes con daño cerebral se inició bajo el paradigma cognitivo; así el estudio de los problemas de atención, memoria o funciones ejecutivas concentraron el interés de la neuropsicología clínica en un inicio. En la última década un número creciente de investigadores se preguntan qué procesos explican las alteraciones en la conducta social. En este contexto la irritabilidad y la apatía aparecen como síntomas extraordinariamente frecuentes y generadores de discapacidad social”, añadió.
La ponencia analizó las herramientas descriptivas y nosológicas de la Psiquiatría. También trató de explicar por qué la irritabilidad encuentra acomodo dentro de los trastornos orgánicos de la personalidad y no en los trastornos afectivos. Durante el turno de preguntas se debatió sobre la relación de la irritabilidad con otros síntomas agrupados dentro del síndrome desinhibido. Por último y previo repaso al concepto de irritabilidad, se analizaron los intentos de la neuropsicología actual por desarrollar modelos de cognición social y de desarrollar pruebas que puedan correlacionar con perfiles de apatía o de irritabilidad.
Los cambios cognitivos y conductuales condicionan el futuro de pacientes y familiares en mayor medida que las secuelas neuromotoras