Teresa Devís Bueno, fisioterapeuta de la Unidad de Daño Cerebral de Hermanas Hospitalarias Valencia, nos muestra en vídeo una serie de ejercicios en sedestación, para hacer rehabilitación en casa, que ayudarán a las personas que han sufrido un daño cerebral a mejorar la estabilidad y el control postural. También nos explica por qué es tan importante estimular el control del tronco y el equilibrio dinámico, además de entrenar los ajustes posturales anticipatorios y reactivos.
El control postural implica controlar la posición del cuerpo en el espacio con dos propósitos: estabilidad y orientación. La orientación postural es la capacidad de mantener una relación adecuada entre nuestras partes corporales y entre el cuerpo y el entorno, a la hora de realizar una tarea concreta. La estabilidad postural es la habilidad de controlar el centro de masa corporal en relación a una base de sustentación, nos permite evitar caídas.
Tras una lesión del SNC, con frecuencia pueden aparecer alteraciones del control postural que producen la pérdida de estabilidad. Estas alteraciones pueden tener como consecuencia la perdida de independencia funcional y reducir la participación en actividades de la vida diaria.
A continuación os presentamos una serie de actividades con el fin de estimular el control postural en sedestación. Tareas que podemos realizar en nuestro domicilio, sentados en una silla de comedor y haciendo uso de objetos cotidianos. Estas actividades van encaminadas a mejorar el control del tronco y el equilibrio dinámico en sedestación. La estabilidad del tronco es de vital importancia para el desempeño de la mayoría de las actividades que realizamos en nuestro día a día, como pueden ser: el vestido, la alimentación, estar de pie o caminar.
Movimientos selectivos
En primer lugar, os presentamos una serie de actividades musculares o movimientos selectivos que van encaminados a mejorar la movilidad de nuestra pelvis y caderas, y nos ayudarán a mantener una adecuada flexibilidad de nuestra columna.
Con estas tareas, estimularemos la musculatura estabilizadora del tronco, el ‘core’. La correcta actividad de los músculos de la zona lumbar y pélvica nos ayudará a generar estabilidad en la columna y la pelvis. Creará una base estable para la realización de tareas funcionales con nuestros brazos y nos permitirá mantener el equilibrio cuando estamos de pie o durante la marcha.
Además, estos movimientos, van a propiciar una mayor conciencia postural. Nos ayudarán a conocer mejor cómo se mueve nuestro cuerpo.
Reacciones de enderezamiento anteroposteriores. Para ello, nos vamos a sentar en el borde anterior de la silla, solo apoyando la parte más proximal (cercana al tronco) de nuestros muslos. Los pies bien apoyados en el suelo y debajo de nuestras rodillas. Las rodillas deben de estar alineadas con el ancho de las caderas. Los brazos cuelgan libremente al lado del cuerpo. Desde esta posición vamos a realizar movimientos anteriores y posteriores del tronco. Pasaremos de una posición relajada, a una posición erguida. Cuando vamos hacia atrás, la pelvis se mueve en dirección posterior y nuestra columna se flexiona. Cuando nos enderezamos, nuestra pelvis debe hacer un movimiento anterior y la columna lumbar se extiende.
Con esta actividad activaremos la musculatura abdominal y los músculos extensores del raquis (los erectores o multífidos).
Ahora vamos a trabajar de manera más específica la musculatura abdominal. Cruza tus brazos sobre el abdomen o, si puedes, crúzalos sobre tu pecho. Para este ejercicio lleva algo más adelante tus nalgas sobre el asiento. Desde esta posición, flexiona tu tronco y llévalo lentamente en dirección posterior, hasta apoyar la parte alta de tu espalda en el asiento. A continuación, dirige tu mirada hacia el ombligo y separa tu tronco del asiento hasta enderezarte. Ahora repite el movimiento. Con este ejercicio activarás los músculos abdominales e inhibirás a los extensores de la espalda.
Reacciones de enderezamiento laterales. Nos sentaremos al borde de la silla, con los pies bien apoyados en el suelo y el tronco enderezado. Desde esta posición, vamos a realizar movimientos laterales de nuestro tronco, desplazando nuestro peso corporal de derecha a izquierda y de izquierda a derecha. Del lado al que nos desplazamos, nuestro tronco debe alargarse y la pelvis se mueve hacia abajo. Del lado contrario, el tronco se acorta y la pelvis se eleva. Aquí, estimularemos la actividad de los músculos abdominales, de los extensores de la columna y el cuadrado lumbar principalmente. Si puedes, utiliza tus brazos como si fueras a alcanzar un objeto en el lateral, eso te ayudará a ampliar el movimiento, sino realiza el movimiento solo con el tronco.
A continuación vamos a hacer inclinaciones laterales, partimos de sedestación con pies bien apoyados en el suelo y el tronco enderezado. Los brazos cuelgan al lado del cuerpo. Ahora, mantenido la espalda erguida, inclínate hacia un lado, como si quisieras tocar el suelo con la mano. Volvemos a la posición de inicio y luego nos inclinamos del lado contrario.
Aquí vas a activar la musculatura oblicua del abdomen y cuadrado lumbar espacialmente.
El siguiente ejercicio que vamos a realizar son rotaciones del tronco. En caso de que esté comprometido el movimiento en uno de tus brazos, puedes cruzar ambos brazos sobre el abdomen, el brazo menos afecto aguantará al brazo más afecto. Otra opción es colocar tus pulgares sobre el esternón, superponiendo tus manos y elevando tus codos a la altura de los hombros. Manteniendo esta posición de los brazos y el cuerpo enderezado, realiza rotaciones de tu tronco. Gírate como si quisieras mirar algo atrás. Procura mantener tu pelvis estable, que rote solo la parte superior del cuerpo. Aquí activarás especialmente a los oblicuos del abdomen.
En sexto lugar, realizaremos desplazamientos anteroposteriores sobre el asiento. Vamos a iniciar el movimiento desplazando todo nuestro peso corporal lateralmente, hacia una de nuestras caderas. De este modo, la otra parte del cuerpo quedará libre de peso para realizar movimientos selectivos de la pelvis, en dirección anterior o posterior. De esta manera iremos alternando el movimiento de una parte corporal y otra, andando con nuestras nalgas sobre el asiento. Con esta actividad estimularemos la coordinación entre ambos hemicuerpos: una parte corporal genera estabilidad y la otra se mueve. Así realizaremos en el tronco y en la pelvis movimientos similares a los que ocurren durante la marcha.
A continuación, realizaremos inclinaciones anteriores de tronco. Siéntate en la parte anterior del asiento. Mantén los pies bien apoyados en el suelo. Si tus pies te lo permiten, coloca tus tobillos ligeramente por detrás de tus rodillas. Luego entrelaza tus manos; si no puedes, pídele ayuda a un familiar. Ahora, eleva tus brazos a la altura de tus hombros con la espalda erguida. Manteniendo esta posición, realiza desplazamientos de tronco en dirección anterior y luego vuelve a la posición de inicio. De este modo, repetimos el movimiento.
Al mover tu tronco enderezado hacia delante, sentirás como aumenta la carga sobre tus piernas. Aquí activarás la musculatura extensora de la columna, los glúteos y los extensores de rodilla principalmente.
Por último, en este bloque de ejercicios, vamos a realizar movimientos de flexión en dirección anterior. De nuevo, entrelaza tus manos. En esta ocasión separa las piernas un poquito. Mantén los pies bien apoyados en el suelo y coloca tus tobillos ligeramente por detrás de tus rodillas. Desde esta posición, vamos a agacharnos hacia delante, como si quisieras tocar el suelo con las manos. Deja colgar los brazos y la cabeza y mantén la posición unos segundos. Luego vuelve a la posición de inicio y repite el movimiento.
Con este ejercicio producirás un estiramiento suave de los músculos extensores de la espalda y los músculos de la parte posterior de la pierna (gemelos y soleo).
Ajustes posturales anticipatorios
El control postural anticipatorio es un componente crucial para el desempeño eficiente y seguro en muchas actividades de la vida diaria. Los ajustes posturales anticipatorios nos permiten activar músculos estabilizadores antes de movernos, preparan a nuestro cuerpo para la perturbación que supone el movimiento, con la fin de garantizar nuestro equilibrio.
Estos ajustes posturales se pueden entrenar a través de la experiencia y la práctica. A continuación os presentamos algunas ideas para estimular este tipo de estrategias.
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Tareas de alcance
Te presentamos una propuesta, que consiste en alcanzar objetos. Puedes utilizar briks y botellas de agua con diferentes formas y pesos. Una opción es colocarlos en una superficie lateral, por ejemplo una silla, y trasladarlos a otra situada al otro lado de ti. De este modo realizaras acciones de enderezamiento lateral desde tu tronco. Si puedes, emplea ambos brazos en la actividad, si no, usa tu brazo menos afecto.
Puedes variar la posición de los objetos, de manera que tengas que realizar diferentes movimientos con el tronco, por ejemplo del suelo a la mesa frente a ti o que un familiar te los acerque desde distintas posiciones. Utiliza tu imaginación para darle más variabilidad al ejercicio.
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Golpear un globo o atrapar objetos
Ahora os proponemos una actividad más exigente, pero seguramente más motivadora ya que posee un carácter lúdico.
Con ayuda de otra persona, vamos tratar de pasarnos un globo tantas veces como sea posible sin que toque el suelo.
Con esta actividad tu atención y tu visión estarán centradas en el globo, aquí tendrás la oportunidad de generar muchos y muy variados ajustes posturales en el tu tronco y piernas, de manera automática. Siempre que puedas trata de emplear ambos brazos en la actividad.
El globo tiene un vuelo más lento que una pelota, pero su trayectoria puede menos previsible, lo que puede provocar que en algún momento tengas que realizar algún ajuste postural reactivo para alcanzarlo. Será un pequeño reto para tu sistema nervioso.
Si no tienes un globo en casa, una alternativa es emplear una toalla de mano con un nudo en la parte central, de esta manera será más fácil de alcanzar.
Puedes iniciar la actividad pídele a quien te realiza el ejercicio contigo que lance la toalla hacia el centro de tu cuerpo y, poco a poco, aumentad el nivel de dificultad, pidiéndole que te la lance hacia los laterales, así tendrás que desplazar el peso de tu cuerpo hacia tus límites de estabilidad. De este modo, la actividad será más exigente para tu equilibrio.
Otra opción es usar una pelota. En este caso, hemos usado una pelota de tenis, la cual puedes atrapar con una sola mano. El vuelo de la pelota es más rápido, lo que hará que tengas que reaccionar a mayor velocidad.
Estas actividades tienen como objetivo común mejorar tu velocidad de reacción, estimular la coordinación ojo-mano y por supuesto, entrenar tu capacidad para desarrollar ajustes posturales de manera automática, ya que tu atención estará centrada en atrapar el objeto.
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Doble tarea cognitiva
Para la tarea cognitiva, me he sentado frente a la pared, donde he colocado números del 1 al 6 en diferentes posiciones. Los números los he dibujado de diferentes colores. Ahora le puedes pedir a tu familiar que te diga secuencias de número o colores, las cuales debes de memorizar y reproducir a continuación tocando los números o colores en el orden indicado.
De nuevo, buscamos que generes movimientos y ajustes posturales de manera automática. Ahora te centrarás en tratar de memorizar y reproducir la secuencia que te propone tu familiar, distrayendo tu atención y visión de tu control postural.
El control para recuperar la estabilidad es sedestación es similar al realizado en bipedestación. Los movimientos multidireccionales en sedestación producen respuestas musculares compensadoras que tienen muchas características similares a las observadas en bipedestación. La actividad muscular tónica sirve para mantener y estabilizar la cabeza y el tronco durante la sedestación estática. Las respuestas musculares fásicas a la perdida de equilibrio se ajustan a la dirección de la inestabilidad.
Ajustes posturales reactivos
Por último, os presentamos una idea sencilla para entrenar los ajustes posturales reactivos. El control postural reactivo es la habilidad de recuperarse de una alteración inesperada. Sería lo que ocurre por ejemplo, cuando vamos en un autobús y este frena en seco y de manera imprevista. En esta situación, nuestro sistema desarrollará una serie de movimientos automáticos que nos permitirán recuperar la posición y hacer frente al desequilibrio.
Para entrenar estas estrategias, podemos emplear empujes suaves que desplacen el centro de masas. Estos empujes se pueden realizar en diferentes direcciones. Se pueden realizar empujes en dirección posterior desde el esternón, en dirección anterior desde la zona dorsal. También podemos realizar empujes laterales desde los hombros o incluso empujes en dirección diagonal.
Puedes ir aumentando la dificultad del ejercicio progresivamente. Primero hazlo en un asiento estable con los ojos abiertos y luego en el mismo asiento cerrando los ojos.
Finalmente, podrías hacer esta actividad sobre un asiento inestable. Para ello sería ideal sentarte sobre una fit-ball o pelota bobath, pero en su defecto, podemos emplear un par de cojines. Primero hazlo con ojos abiertos y luego con ojos cerrados. De esta forma vamos variando la información sensitiva que nuestro cerebro emplea para controlar nuestra posición.
Con esta tarea, podrás desarrollar muchas y muy variadas estrategias para mantener y estabilizar tu cabeza y tronco. Y además entrenarás la capacidad de producir respuestas musculares rápidas y coordinadas para corregir un desequilibrio inesperado.