Una de las mesas de las Jornadas técnicas del Complejo Acamán se dedicó a abordar las consecuencias de las lesiones cerebrales y las necesidades de reestructuración de las familias afectadas.
Durante el pasado fin de semana y enmarcadas dentro del 50º Aniversario de la llegada de Hermanas Hospitalarias a Tenerife, se celebraron en el Complejo Acamán las ‘Jornadas técnicas: Una mirada sobre la discapacidad intelectual y el daño cerebral adquirido’. “¿A quién nos referimos cuando hablamos de daño cerebral adquirido?” fue el título de la mesa dedicada al DCA. Mariana Cairós, coordinadora de la Unidad de Día de Acamán, fue la encargada de moderar esta sesión en la que participó como ponente Margarita Pascual Darlington, neuropsicóloga de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana.
El día 25, nuestra doctora en Psicología subrayó en su ponencia lo importante que es tener en cuenta que toda la familia forma parte del DCA. Introdujo mediante unas pinceladas algunos conceptos básicos sobre el daño cerebral: qué causas tiene, en qué es diferente de otras enfermedades neurológicas y qué etapas pasa la persona afectada desde que adquiere el daño cerebral hasta que las consecuencias del mismo se estabilizan. Tras la charla de nuestra experta, los miembros de la mesa, entre los que se encontraba María Luisa Díaz, familiar de una persona con DCA; Mónica Alonso, afectada, y José Barroso, catedrático de neuropsicología de la Universidad de La Laguna, se habló de cómo el DCA “arrastra” a su entorno social.
“Hay que tener en cuenta que cuando nos referimos a familia, la composición de está ya no es la clásica familia nuclear, sino que , debido a los cambios sociales de los últimos 10 -15 año, las estructuras familiares han cambiado , y dado que la aparición del DCA hará que las familias tengan que reorganizarse, este cambio en las estructuras familiares hará que cambien también los roles, y la designación de la persona cuidadora principal. Las familias también se ajustarán desde el punto de vista de sus reglas, de las relaciones entre sus integrantes,y experimentarán cambios emocionales. Éstos serán tanto por la experiencia vivida de forma individual, como por las consecuencias que el daño cerebral deja en la familia”, nos resume nuestra experta del Hospital Beata María Ana.
“Al final del camino es deseable que se produzca la aceptación de los familiares de que la situación neurológica es más o menos es estable. Esto es un largo proceso, fundamentalmente de tipo emocional (duelo) en el que hay que aceptar a la persona con sus dificultades adquiridas. La integración de la ‘nueva’ persona en la familia dependerá de muchos factores, pero sobre todo de aceptar que hay características en la persona con DCA que han cambiado, así como en la realidad del resto de la familia. Todos los pacientes se estabilizan, pero no todos los familiares lo aceptan del mismo modo o según las etapas por las que va pasando su familiar. Por lo que es muy importante cómo se hace el camino para poder llegar cuanto antes y de la mejor manera posible al final del mismo”, concluye. En este sentido, y puesto que entre el público había varios familiares de pacientes, se ofrecieron algunas pautas para el cuidado de la persona cuidadora, la técnica de solución de problemas y la “carta del escuchado al que escucha” como técnica de ventilación emocional.
En este sentido, y puesto que entre el público había varios familiares de pacientes, se ofrecieron algunas pautas y consejos para el cuidado de la persona cuidadora.