En las VIII Jornadas de Informaciones Psiquiátricas celebradas en Málaga, la Dra. Paulina Oliva, especialista en Medicina Física y Rehabilitación de la Unidad de DCA del Hospital Beata María Ana, subrayó la importancia de una adecuada evaluación del equilibrio y la marcha, y de establecer un tratamiento personalizado en la rehabilitación de personas que han sufrido una lesión cerebral vascular.
Cuando una persona sufre un ictus, se producen una serie de alteraciones sensitivas y motoras que afectan al equilibrio, entre ellas, cabe destacar la debilidad muscular, la disminución de la flexibilidad de los tejidos blandos, el deterioro del control motor y los trastornos sensitivos. Según la doctora Paulina Oliva, especialista en Medicina Física y Rehabilitación de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana, “el déficit motor que más preocupa inicialmente al paciente y a su entorno, por el impacto que tiene en su nivel de autonomía, es la alteración de la marcha y, secundariamente, la alteración del equilibro, cuando percibe que parte de la limitación para desplazarse de forma autónoma puede estar relacionada con la alteración en la estabilidad”.
La doctora Oliva habló sobre la importancia de entender qué se considera una marcha estándar y la biomecánica de esta. “Para realizar una adecuada evaluación del equilibrio y de la marcha, es fundamental saber qué se considera una marcha estándar y conocer la biomecánica de esta. Comprender la biomecánica de la marcha es fundamental para evaluar y tratar eficazmente trastornos neurológicos”. Añadió que, además, “también es importante saber a qué nos referimos cuando hablamos de equilibrio, tanto estático como dinámico, y qué elementos influyen en que este sea adecuado”.
Fijar objetivos de rehabilitación
Nuestra experta explicó durante su disertación — enmarcada en la mesa ‘La rehabilitación física en el ictus’— , que es necesario conocer cómo las lesiones cerebrales vasculares afectan a cada una de las fases de la marcha. En su exposición detalló la alteración de la marcha y del equilibrio según la localización de la lesión, siempre haciendo hincapié en la heterogeneidad de los síntomas, debido a factores como la edad, los hábitos de la persona afectada y sus patologías previas, así como el tiempo de evolución, complicaciones concomitantes y el desarrollo del tratamiento rehabilitador.
En opinión de la especialista, cuando el paciente llega a la consulta o ingresa en planta es fundamental realizar una evaluación completa en la que se incluyan el equilibrio y la marcha para poder fijar los objetivos iniciales de la rehabilitación. “Siempre, cualquier valoración de cualquier aspecto debe seguir una pauta. Inicialmente, recogida de datos pre y post lesión. Observación de la mecánica de la marcha y de las dificultades que tiene el paciente para mantener la estabilidad; exploración específica del equilibrio y de la marcha a través de diferentes escalas: Tinetti, Test de 10m, escala de Berg… Una vez realizada la evaluación completa, tanto el médico rehabilitador como el fisioterapeuta estarán en disposición de fijar los objetivos para indicar el tratamiento”, declaró.
Reevaluación a los tres meses
Paulina Oliva concluyó resaltando la necesidad de un enfoque interdisciplinar y personalizado en la rehabilitación de pacientes con ictus para mejorar su calidad de vida y autonomía, y que es necesario repetir la evaluación cada tres meses para determinar la idoneidad del programa de tratamiento pautado.