Hermanas Hospitalarias cumple 105 años de hospitalidad en Valencia. Tina Pau, coordinadora de Atención espiritual y religiosa, identidad, comunicación y solidaridad de Hermanas Hospitalarias Valencia, explica en esta entrevista que la calidad asistencial en los distintos dispositivos de la institución va más allá de ofrecer la excelencia en cuanto a tratamientos y rehabilitación.
Cuando traspasas la puerta de los centros de neurorrehabilitación de las Hermanas Hospitalarias de Valencia sientes algo especial que marca la diferencia. Es una sensación de estar en un lugar en el que las personas atendidas son el epicentro de un proceso asistencial global, que va más allá de ofrecer la excelencia en cuanto a tratamientos y rehabilitación. Tanto en el centro de personas adultas de la Malvarrosa como en el de Rehabilitación infantil o el de Atención temprana, en El Grao, percibes que se trata de un proceso de neurorrehabilitación vivamente humano que busca, además, la excelencia en el trato.
Desde que hace 105 años sor Mª Delfina y doña Eugenia Viñes lideraron la creación del Centro Nuestra Señora del Carmen han cambiado muchas cosas en la sociedad, en la ciudad, en el abordaje de la salud y en el propio centro, pero algo ha permanecido intacto desde entonces, la herencia de este valor que lo impregna todo y a todos, la HOSPITALIDAD.
Charlamos con Tina Pau, coordinadora de Atención espiritual y religiosa, identidad, comunicación y solidaridad de Hermanas Hospitalarias Valencia para conocer más de cerca este valor insignia que llevan en el propio nombre y que tanto les define.
¿Podrías explicarnos qué es para vosotras la hospitalidad y cómo la vivís en vuestros centros de neurorrehabilitación?
«La hospitalidad es hacer que te sientas como en casa.» Nosotros la vivimos como herencia, como cuando te enseñan a emplear los cubiertos en la mesa. Es algo que llevamos muy dentro desde siempre, que lo abarca todo y que cada persona que colabora con nosotros transmite como una marca propia de la casa cuando acoge a las personas en nuestros centros de neurorrehabilitación.
Hay muchas maneras de poder atender a las personas y posiblemente la gran mayoría estén bien, pero nosotros nos inclinamos por una en concreto, la hospitalidad, que tiene que ver con que la persona que atendemos es el centro de nuestra actuación y la protagonista de su propio desarrollo. Le vemos y hacemos que la enfermedad no le reste ni un ápice a su dignidad. Y casi sin darnos cuenta surge en nosotros la sensibilidad y la ética profesional que es lo que al final transmite seguridad y confianza, que podemos traducir en una acogida que libera.
¿Qué hacéis para proporcionar esa acogida liberadora de la que hablas?
Tratamos con personas que están pasando por momentos complicados, como un ictus, traumatismos cerebrales con secuelas o enfermedades degenerativas. Estas situaciones cambian sus vidas y las de sus familias, generando incertidumbre y miedos. Cuando visitan a nuestra neuropsicóloga, fisioterapeuta o logopeda, se sienten comprendidos y escuchados. Y es así como la liberación ocurre, cuando el sufrimiento disminuye; como cuando te sientas en el sofá tras un largo día de trabajo para liberar tu cansancio.
Es el primer paso para sanar y poco a poco, ir aceptando la situación y reconocer esa realidad sin disfrazar lo que está sucediendo. Y es así como se inician procesos terapéuticos que alcanzan autonomía para poder gestionar su propia vida.
La combinación de humanización y ciencia es un pilar fundamental en vuestra institución. ¿Cómo se integra este binomio en el día a día de la unidad de neurorrehabilitación, y cómo beneficia esto a las personas que atendéis?
En Hospitalarias Valencia hemos heredado esta manera de proceder de nuestro fundador san Benito Menni, él siempre hablaba de caridad y ciencia.
‘Creemos firmemente que la excelencia en la atención asistencial ha de darse también en el trato humano y cercano.’ Buscamos siempre la mejor profesionalidad, pero asegurando que nuestros valores de respeto, dignidad y humanidad estén presentes en cada interacción. Esta combinación de humanización y ciencia nos permite ofrecer un servicio de alta calidad, donde la ética profesional y el cuidado humanizado van de la mano. En esta casa es tan importante que seas un excelente profesional como que transmitas estos valores, porque es la huella que dejamos en cada una de las personas que acompañamos en su proceso de neurorrehabilitación.
El apoyo a las familias de los pacientes es crucial en vuestro modelo de atención. ¿Cómo hacéis para aplicar esa hospitalidad también al entorno familiar de la persona?
Si queremos ser liberadores debemos conocer a la persona que atendemos, necesitamos “meternos en su piel y en su casa”. En las familias un episodio de estas características suele crear mucha tensión y necesitamos saber cómo se encuentra el entorno de la persona para poder acompañarla de manera integral en su proceso de recuperación. Los planes que llevas toda la vida haciendo pueden cambiar de la noche a la mañana y desafortunadamente cada vez ocurre en personas más jóvenes, estamos viendo ictus a los 40, a los 50 años. Si hablamos de neurorrehabilitación infantil vienen muchas parejas que se han encontrado con una situación de su hijo que ni siquiera se habían planteado que les podía suceder. Sus proyectos aparentemente se truncan y hay que estar con ellos apoyándoles. Es un choque en tu vida y estamos ahí para poder amortiguar en la medida de lo posible ese impacto. Nosotros atendemos a la persona, pero estamos muy pendientes de sus familias y tratamos de involucrarlas en el proceso de neurorrehabilitación. Se produce una relación que da consistencia al proceso y aun cuando éste finaliza seguimos siendo familia y no podemos dejar de serlo de hoy para mañana, el vínculo permanece.
Hermanas Hospitalarias Valencia celebra su 105 aniversario en estas fechas. Mirando hacia atrás, ¿cuáles consideras que han sido los logros más significativos en la unidad de neurorrehabilitación, y cómo ha evolucionado la institución durante todos estos años?
A lo largo de estos 105 años, hemos logrado hitos significativos en la atención de las personas más vulnerables. Hemos ido adaptándonos a los tiempos según las necesidades de cada época, comenzamos con las niñas afectadas de poliomielitis y, cuando los servicios sociales y la sanidad ya se encargaron de esta problemática, evolucionamos hacia la rehabilitación y el área de mayores. Ya en 2002 fuimos pioneras en Valencia al inaugurar la primera unidad de daño cerebral. Hemos expandido nuestros servicios para cubrir las necesidades emergentes de la sociedad en la que nos instauramos. Y hoy contamos con centros referentes en neurorrehabilitación tanto en adultos como en infantil.
En este aniversario, miramos hacia el futuro con el mismo compromiso que nos ha guiado hasta ahora. Seguiremos trabajando con dedicación para ser un referente en la atención humanizada y de excelencia en Valencia. Porque en Hospitalarias Valencia, #SomosHospitalidad.