El ictus es una emergencia médica grave que puede sufrir cualquier persona. La buena noticia es que muchos casos pueden evitarse. La Dra. Laura Cervera, médica rehabilitadora en la Unidad de Daño Cerebral de Fundación Hospitalarias Valencia, nos habla sobre los síntomas, factores de riesgo y estrategias de prevención más importantes. Reconocer las señales de alarma y actuar con rapidez puede marcar la diferencia. “El tiempo es cerebro”, recuerda la doctora, subrayando que una atención precoz reduce significativamente las secuelas. Además, destaca la importancia de mantener hábitos de vida saludables y de reconocer sus síntomas, especialmente entre las mujeres, en quienes su presentación puede pasar más desapercibida.
En España cada 6 minutos alguien sufre un ictus. Lo que muchas personas no saben es que, un alto porcentaje de los también llamados accidentes cerebrovasculares se podría haber evitado. La Dra. Laura Cervera, médica rehabilitadora en la Unidad de Daño Cerebral de Adultos de la Fundación Hospitalarias Valencia, conoce bien la realidad detrás de estas cifras. Es testigo cada día de las historias que hay detrás de cada paciente.
“El ictus es como un infarto, pero en el cerebro”, explica. “Una parte del cerebro se queda sin riego sanguíneo y esa zona puede dañarse de forma temporal o definitiva. Puede deberse a un vaso sanguíneo que se obstruye, lo que llamamos ictus isquémico, el más frecuente (85%), o a una hemorragia por rotura de un vaso, que es menos habitual (15%), pero mucho más grave”.
¿Quién está en riesgo de sufrir un ictus?
Mucha más gente de la que creemos. “Vemos casos en personas de 40 y pocos años, incluso más jóvenes. Antes era algo que asociábamos a personas mayores, con muchos años de hipertensión o tabaquismo. Pero ahora también vemos gente sin esos factores, y el desencadenante suele ser un cúmulo de hábitos de vida poco saludables como la falta de sueño, el abuso de drogas y sobre todo el estrés”.
¿Hay diferencia entre mujeres y hombres?
La doctora pone el foco especialmente en las mujeres, no solo porque estén más expuestas a algunas de esas causas no tan tradicionalmente atribuibles al ictus, sino porque los síntomas se reconocen peor en ellas. “Los síntomas que aparecen en los manuales, problemas en el habla, debilidad en un lado del cuerpo, parálisis facial, se han estudiado más en hombres. Ser mujer se asocia a un peor pronóstico tras el ictus ya que debutan con síntomas más atípicos como confusión, debilidad generalizada o malestar más difuso, y se pasa por alto. Muchas mujeres lo atribuyen al cansancio o al estrés del día a día, y no acuden a tiempo a urgencias”.
Este retraso en la atención puede ser decisivo. “En el ámbito del daño cerebral se dice que “el tiempo es cerebro”. Hay un margen de horas en el que podemos actuar con tratamientos que salvan vidas y reducen las secuelas. Pero si ese tiempo pasa, ya no hay marcha atrás”.
El problema, añade, es que muchas personas no saben reconocer los síntomas o no les dan importancia. “Hay sectores de la población, sobre todo personas con menos recursos o menor formación sanitaria, que no saben que un dolor de cabeza repentino e intenso puede ser un signo de ictus, o que un mareo fuerte no es algo sin más. También influye la falta de acceso. Si vives en un pueblo alejado o no tienes coche, es más fácil que decidas esperar. Y a veces, esperar es lo peor que puedes hacer”.
Prevenir el ictus
La prevención, insiste, es clave, aunque muchas veces se infravalora porque no hay una “receta rápida”. “No es tomarse una pastilla. Es hacer ejercicio, comer bien, dormir, aprender a manejar el estrés. Son cambios que cuestan porque no se ven los beneficios inmediatos. Pero marcan la diferencia”.
Y, a pesar de los avances médicos y tecnológicos, sigue siendo la prevención el arma más potente. “El pronóstico funcional es mejor en personas jóvenes y activas porque parten de una base más fuerte, física y mental. Pero eso no debe tranquilizarnos. La supervivencia al ictus es cada vez mayor, a la vez que se da en gente con muchos años de vida por delante. La buena noticia es que muchos de esos casos se podrían evitar y es en lo que debemos centrarnos: la prevención”.
Conocer los síntomas, actuar rápido y cuidar los hábitos son pasos sencillos que pueden salvar una vida. Y, como bien resume la doctora Cervera, “la gente tiene que saber cómo se manifiesta un ictus y entender que el tiempo no es solo oro: el tiempo es cerebro”.
Señales de alarma: llamar al 112 o ir a urgencias
El ictus es una emergencia médica y el sistema sanitario está preparado para actuar con rapidez. Si sospecha que usted o alguien cercano está sufriendo un ictus, no dude, actúe de inmediato: llame al 112 sin demora. Mantener la calma es importante, pero cada minuto cuenta. Algunos de los síntomas más frecuentes son:
Debilidad o pérdida de fuerza repentina en una extremidad.
Dificultad para hablar o comprender el lenguaje.
Parálisis facial: la cara se vuelve asimétrica o un lado no responde.
Mareos intensos y repentinos, que pueden confundirse con vértigos.
Dolor de cabeza muy fuerte y persistente, especialmente si no cede con analgésicos habituales.
Si aparece alguno de estos signos, no se debe esperar ni “ver si se pasa”. Hay que acudir inmediatamente a urgencias o llamar al 112.