La disartria puede ser una secuela del daño cerebral. La rehabilitación logopédica ayuda a las personas afectadas a mejorar el control motor del habla y la inteligibilidad.
Como resultado de lesiones focales o de una lesión del sistema nervioso, los músculos que nos ayudan a hablar (lengua, labios, mejillas y velo del paladar) pueden estar débiles o mostrar importantes dificultades en la fuerza, la sensibilidad, la velocidad… Las personas con disartria realizan movimientos lentos, débiles, imprecisos o sin coordinación de la musculatura del habla. Este trastorno puede involucrar a la respiración, la fonación, la resonancia y la articulación.
“El objetivo de la rehabilitación es lograr que la persona afectada se comunique de la forma más eficaz posible en su entorno. Para ello el logopeda reunirá diferentes técnicas, estrategias y ejercicios encaminados a mejorar el control motor del habla. También valorará la posibilidad de utilizar ayudas técnicas para ganar inteligibilidad”, afirma Ángela Fernández de Corres, logopeda en el Centro de Neurorrehabilitación Aita Menni de Bilbao (C/ Egaña, 10).
El número de sesiones de rehabilitación logopédica depende de cada caso. Es preciso hacer una valoración para ver el tipo de disartria que presenta, la propia evolución, la edad de la persona y, muy importante, su actitud ante las dificultades que tiene. La experta asegura que también dependerá de la colaboración por parte de la familia o del cuidador. El mínimo suelen ser dos o tres sesiones por semana si bien en algunos casos pueden ser necesarias hasta cinco sesiones semanales.
Según la logopeda de Aita Menni, pasado un par de meses se apreciará si existen avances en cuanto a la movilidad, tono, fuerza y coordinación de los músculos implicados en el habla pero se necesitarán, dependiendo de cada caso, entre 6 y 9 meses para ver si se ha logrado generalizar todo el trabajo a nivel articulatorio, respiratorio y de entonación. “Todo ello si no existen otras alteraciones que interfieran, como pueden ser los problemas de memoria, atención o conductuales”, precisa Fernández de Corres.
Ejercicios en casa
Además, la terapeuta del habla remarca que es requisito indispensable que exista un trabajo en el domicilio. La coordinación entre el logopeda, el paciente y la familia o cuidador es imprescindible. El paciente deberá seguir en casa un programa de rehabilitación que se le explicará detalladamente e incluso se entregará a la familia por escrito. Asimismo, los cuidadores podrán asistir a alguna de las sesiones de trabajo para ver el tipo de ejercicios y el modo de realizarlos.
* Más información en este vídeo y en la ‘Guía para el manejo de la disartria’ que puede descargarse desde la ilustración o el siguiente enlace.