El doctor Marcos Ríos, coordinador de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana, de Madrid, formó parte de un panel de 40 ponentes internacionales en el II Congreso Internacional de Neuropsicología 2022, donde expuso sus conocimientos sobre la velocidad de procesamiento, su evaluación y rehabilitación.
“La velocidad de procesamiento es una variable vagamente definida a la que se acude con frecuencia para explicar el rendimiento tanto de individuos sanos como de aquellos que han sufrido una lesión cerebral” (Ríos-Lago & Perianez, 2010; Encyclopedia of Behavioral Neuroscience).
¿Qué refleja esta variable?
- la cantidad de información que puede ser procesada por unidad de tiempo
- la velocidad a la que pueden realizarse una serie de operaciones cognitivas.
- el tiempo que transcurre desde la percepción y procesamiento de la información hasta el momento para preparar y ejecutar una respuesta
Mayor comprensión de los procesos psicológicos básicos
Doce años después de la publicación a la que hacemos referencia en el comienzo, el pasado 5 de marzo, el doctor Marcos Ríos Lago habló de ‘Velocidad de procesamiento de información: nuevos hallazgos’ en el Congreso Internacional de Neuropsicología 2022 que se ha celebrado recientemente online desde Costa Rica. Nuestro coordinador de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana es además docente de la UNED y colabora con el Servicio de Neuroimagen del Hospital Ruber Internacional. Autor de diferentes publicaciones en el campo de la neuropsicología, neuroimagen, las lesiones cerebrales y los procesos cognitivos, las líneas de investigación de Marcos Ríos giran en torno al control atencional y velocidad de procesamiento. A lo largo de los últimos años ha realizado publicaciones junto con otros autores sobre la velocidad, su rendimiento normal, sus alteraciones y los correlatos neuroanatómicos que sustentan todo ello.
Bajo el título ‘Consolidando intercambios para el conocimiento’, este encuentro, en el que participaron más de 40 ponentes internacionales, quiso poner de relieve la evolución en los últimos años de la Neuropsicología, con una producción científica cada vez más especializada y articulada junto a otras áreas del conocimiento, de modo que genera la posibilidad de mayor comprensión en torno a los procesos psicológicos básicos del ser humano y su capacidad para resolver tareas complejas en su vida cotidiana. Este desarrollo ha impactado significativamente en la intervención clínica orientada a la rehabilitación neuropsicológica.
Importancia de procesar ‘a tiempo’
En el día a día existen numerosas tareas en las que el tiempo de ejecución no es relevante, es decir, da igual el tiempo que se tarde en terminar la tarea. Sin embargo, posiblemente son muchas más las situaciones en las que el tiempo de realización de una tarea determina su éxito o fracaso. Por ejemplo, al cruzar un paso de peatones, al detectar las luces de un semáforo y frenar el coche, o simplemente manteniendo una conversación con amigos o escuchando la lección de un profesor. En todas ellas, quien procesa la información de un modo más lento, mostrará un peor rendimiento. La velocidad de procesamiento, el proceso por el que comprendemos la realidad y que nos hace reaccionar a tiempo, resulta relevante en muchas de las acciones de la vida cotidiana. Ofrecer una respuesta adecuada en el lapso adecuado puede ser determinante, subrayó nuestro ponente con algunos de estos ejemplos. Y si bien todavía hay pocos estudios dirigidos a analizar la rapidez de procesamiento, las dificultades atencionales y sus posibilidades de rehabilitación, el doctor Ríos destacó entre sus conclusiones la importancia de la velocidad de procesamiento no solo en la vida cotidiana, sino en la evaluación y determinación de dificultades, ya que detectar su enlentecimiento puede adelantar el diagnóstico de algunas enfermedades. La velocidad de procesamiento de la información puede verse afectada tras un daño cerebral y es, posiblemente, uno de los efectos más comunes en lesiones cerebrales de origen traumático.
Asimismo, el coordinador de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana apunto la posible existencia de una velocidad “cognitiva”, relativa a la eficiencia de los procesos, y una velocidad “estructural”, dependiente de la anatomía (sustancia gris y sustancia blanca). De igual modo, distinguió diferentes fases del procesamiento (desde la velocidad perceptiva, hasta la velocidad de respuesta motora). Señaló también que la velocidad puede verse afectada por alteraciones como la depresión y que, a pesar de las dificultades, hay posibilidades de tratamiento y rehabilitación.
Rehabilitación y entrenamiento
En algunos grupos clínicos como los traumatismos, la esclerosis múltiple o el Parkinson, la lentitud en el procesamiento de información se considerar muy relevante. Para algunos autores, esta lentitud está en la base de otras alteraciones cognitivas, por lo que su adecuada evaluación es crucial para el correcto diseño de los programas de rehabilitación. En cuanto al abordaje terapéutico de la velocidad y los déficits de atención, dijo que es prioritario por su repercusión en el éxito de la rehabilitación.
A día de hoy se sabe que existen posibilidades de mejora de esta velocidad de procesamiento. Para el tratamiento de estos mecanismos cognitivos -concluyó- se pueden utilizar tanto técnicas restauradoras como compensatorias. Las primeras permitirían que las personas afectadas mejoraran el rendimiento por medio de la automatización de las tareas y de una mayor eficiencia en su ejecución. Por otra parte, la compensación de las dificultades permitiría minimizar el impacto de la lentitud por medio de la anticipación y una adecuada planificación de las tareas antes de enfrentarse a ella.
Se refirió también a las tareas que pueden resultar de utilidad en la rehabilitación y sus características, coma la complejidad de estimular, la velocidad de presentación de los estímulos en las sesiones de entrenamiento, así como de contemplar las características propias de la persona que estamos tratando (nivel de arousal, capacidad de memoria operativa, aspectos motivacionales, impulsividad, dificultades motoras etc.) para definir una estrategia.
Lo que sí consideró una variable relevante es que, antes de intervenir directamente sobre la agilización de los procesos y las respuestas, es necesario garantizar la calidad y corrección de las mismas. En la dicotomía velocidad-precisión, debemos apostar por la precisión antes que por la velocidad, y sólo cuando ésta esté garantizada, intervenir directamente sobre la velocidad.