¿Qué sucede con la función y la ocupación tras un DCA?
La terapia ocupacional (TO) fue protagonista esta semana del Ciclo de Formación para Familiares y Cuidadores de personas con daño cerebral que celebra cada año el Hospital Beata María Ana. Vanesa Alonso, terapeuta ocupacional del Servicio Ambulatorio, explicó a los asistentes a la sesión formativa en qué consiste y cuáles son los objetivos del trabajo que ella y sus colegas realizan dentro de los programas individuales de rehabilitación.
Cambio de un día para otro
Cuando sucede un daño cerebral adquirido (DCA) se produce una ruptura brusca con los roles ocupacionales que desempeñaba la persona hasta el momento de la lesión. Así, suele suceder que de un día para otro la persona que sufre una lesión cerebral pasa de una realidad ocupacional equilibrada y activa a una situación en la que se ve convertido en receptor pasivo de cuidados para, posteriormente, según va recuperando capacidades, encontrarse en una situación de importante disminución del nivel de participación, siendo incapaz o dependiendo de ayuda para realizar un elevado número de actividades.
Resulta frecuente pensar que al trabajar las alteraciones de forma aislada, se conseguirá que la persona sea autónoma en su vida diaria. Es común escuchar: “Cuando mi marido consiga mover el brazo, será capaz de vestirse solo”. Esta idea suele ser equivocada, ya que, en el caso del DCA, la movilidad del brazo no garantiza el éxito en el vestido, pues a la hora de ponerse una prenda interfieren otros componentes de distinta índole (perceptivos, cognitivos…) que afectan en igual o mayor medida a la consecución exitosa de la actividad. Habrá que tener en cuenta otros aspectos y habilidades como la adecuada elección de la ropa (dependiendo de la época del año y evento al que asista), la posibilidad de acceder al armario y los cajones, y un largo etcétera para conseguir el vestido. Es por eso necesario trabajar sobre las actividades básicas de la vida diaria (AVD), principalmente sobre aquellas más significativas para la persona. Esta será la principal competencia de los profesionales de la terapia ocupacional.
Cómo se lleva a cabo la valoración en TO
En la valoración, el terapeuta ocupacional identifica las actividades significativas para la persona, así como sus capacidades y limitaciones, para determinar dónde pueden surgir los problemas de ejecución. De este modo, conocemos el nivel de autonomía que la persona posee en su desempeño ocupacional, establecemos el nivel de asistencia y tipo de ayuda necesarios y las prioridades en función de la importancia de las actividades para cada paciente.
Objetivos funcionales
Los objetivos funcionales son aquellos que están dirigidos a aumentar el nivel de autonomía y participación de cada persona.
La intervención
La intervención desde el área de Terapia Ocupacional va dirigida a recuperar la función y la máxima autonomía. No todas las personas con DCA van a recuperar un nivel de autonomía similar al previo.
La intervención estará dirigida a mejorar, adaptar o compensar las actividades, las estructuras corporales y funciones del individuo y el entorno, tanto físico (lugares de desempeño: domicilio, lugar trabajo, escuela, etc.) como humano (familia y cuidadores).
Durante el proceso, el TO valorará las oportunas adaptaciones del entorno así como los elementos de apoyo, como modificar el ancho de las puertas, instalar un salvaescaleras, sustituir la bañera por un plato de ducha, recolocar la disposición de las prendas en el armario o modificar la disposición de los objetos y el mobiliario, etc.
Los elementos de apoyo serán una de las principales herramientas para conseguir independencia en las AVD cuando la función no se puede llevar a cabo por la persona con DCA. El manejo de estos elementos no siempre es sencillo y requiere de un aprendizaje y entrenamiento previos, como por ejemplo los cuchillos de corte unimanual (con una sola mano), mangos engrosados para los cubiertos, cubiertos lastrados, etc.
Las sillas de ruedas son productos de apoyo para los desplazamientos. Muchas de las personas que sufren una lesión cerebral precisan temporal o permanentemente de su uso, sin que sea necesariamente una solución única (puede ser compatible con periodos de marcha independiente o asistida) ni definitiva.
El terapeuta ocupacional debe valorar junto con el médico rehabilitador y el fisioterapeuta si es necesario poner férulas en las extremidades y determinar qué tipo de férula es la más adecuada, y el tiempo de colocación más adecuado.
Importancia de la implicación de familia y cuidadores en el tratamiento
La educación, las pautas y el entrenamiento para la realización y manejo de las AVD es una parte integral y esencial del proceso desde el inicio hasta el momento del alta. Es fundamental que la familia y los cuidadores principales comprendan los cambios que se han producido, cuáles son los aspectos limitan la función de la persona tras la lesión y que colaboren en el proceso de rehabilitación. Es necesaria su participación activa durante todo el proceso para facilitar información en la valoración y establecer objetivos teniendo en cuenta a sus necesidades y expectativas. Durante el tratamiento deben conocer e integrar las pautas recibidas por el terapeuta ocupacional, reconocer el tipo de ayuda y asistencia que deben ofrecer en cada tarea y en cada momento. Si es necesario, se entrenará con ellos durante las sesiones de tratamiento la ejecución de las AVD en el departamento de terapia ocupacional o en el domicilio. Esto facilitará que el aprendizaje de la persona con DCA se generalice a su entorno.
Estos cursos se están lñlevando a cabo con la colaboración del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. El lugar de celebración de esta XVIII edición es, como en las anteriores, el Aula de Formación del Hospital Beata María Ana, en la planta 1 (terraza).