Existe una alta prevalencia de trastornos de la comunicación en sus diferentes dimensiones: expresión, comprensión, voz, habla, lenguaje, lectura y escritura
“Lenguaje y pensamiento van unidos. Las zonas del cerebro encargadas del raciocinio y del pensamiento lógico son también, algunas de ellas, las encargadas del lenguaje”, explicó Ángela Fernández de Corres a las personas que han asistido a los cursos para familiares y cuidadores de pacientes con daño cerebral. La logopeda del Centro de Neurorrehabilitación Aita Menni de Bilbao continuó contando que lenguaje se elabora en el cerebro y se transmite a través del aparato fonador, cuando expulsamos aire a través de la laringe y hacemos vibrar las cuerdas vocales que producen el sonido (la voz). Posteriormente este sonido es articulado gracias a los órganos articulatorios (lengua, labios, paladar, mejillas) de donde surgen fonemas, que se agrupan en palabras y éstas en frases.
Disfonía, disartria y afasia son algunos de los trastornos de la comunicación más frecuentes cuando se produce un daño cerebral. Porque cuando nos referimos a las alteraciones de la comunicación tenemos que aclarar que no es lo mismo la voz que el habla o el lenguaje. La disfonía tiene que ver con la voz, la disartria con el habla y la afasia con el lenguaje. Veamos:
– DISFONÍA: trastornos de la producción de la voz en sus diferentes cualidades (intensidad, tono y timbre) provocados por desajustes en inervación, función y coordinación motora de músculos implicados en el proceso.
– DISARTRIA: alteración motora del control muscular de los órganos implicados en el habla, como consecuencia de lesiones en el sistema nervioso central, periférico o en ambos.
– AFASIAS: existen diversos tipos y clasificaciones. El lenguaje afásico puede contemplar trastornos expresivos, la combinación de palabras sin sentido, la desaparición de los nexos de unión y/o reglas gramaticales, o la dificultad para nombrar objetos y cualidades, así como la alteración de la comprensión. La recuperación es posible, aún en afasias severas, aunque no al 100%. Influye la edad, el lugar, tamaño y fecha de la lesión cerebral, el tipo de afasia, además de factores socioculturales y de estudios/formación.
Tras participar en la sesión, es más fácil para quienes han acudido diferenciar entre lenguaje expresivo y comprensivo, y conocer los síntomas. También saben que la evolución dependerá del tiempo transcurrido desde la lesión, edad, tipo de lesión, nivel cognitivo, actitud del paciente y de la ayuda que prestan las personas del entorno como coterapeutas.
Las secuelas del daño cerebral, entre las que se encuentran las dificultades de expresión, comprensión, voz, habla, lenguaje, lectura y escritura, pueden desembocar en un aislamiento comunicativo, irritabilidad, negativismo…, con la consiguiente frustración de la persona afectada y de quienes que la rodean. El resultado es la pérdida, mayor o menor, de la autonomía del paciente a la hora de realizar las actividades de la vida diaria (AVD) y por tanto el incremento de la carga del cuidador/familiar. Ante las alteraciones de la comunicación, la rehabilitación, cuanto antes se inicie, mejor. Además, Fernández de Corres nos deja algunos consejos genérales como:
– Aplicar metódicamente las pautas del terapeuta.
– Tener paciencia como interlocutores.
– Minimizar distracciones y ambientes ruidosos.
– Respetar turnos de habla y contacto ocular.
– Asegurarnos de que nos está entendiendo.
– Evitar el cansancio al hablar (usar frases simples, cortas).
– Dar tiempo a la persona afectada para que se exprese. No completar sus oraciones.
– No adelantarnos a lo que quiere decir.
– Mantener la conversación natural y apropiada para una persona adulta.
– No dejarla fuera de las conversaciones.
– Preguntar y valorar su opinión con respecto asuntos familiares.
– Estimular cualquier tipo de comunicación.
– Buscar alternativas (ocio, deporte, arte, grupos…).
Sistemas alternativos/aumentativos de comunicación
La última tecnología pone a disposición de aquellas personas que han perdido total o parcialmente la capacidad de hablar diferentes sistemas de apoyo a la comunicación, alternativos y aumentativos (SAAC). El objetivo es dotar a la persona afectada de una comunicación lo más funcional posible.