La etapa de 0 a 6 años es una ventana de oportunidad única para el desarrollo de un niño. Es en este período donde el cerebro presenta una mayor plasticidad y donde las intervenciones adecuadas pueden marcar una diferencia radical en su futuro. En este contexto nace la Atención Temprana, un recurso necesario que, sin embargo, todavía es poco conocido por muchas familias. En la Fundación Hospitalarias Valencia, la atención temprana es más que una intervención, es un acompañamiento integral a niñas y niños, y a sus familias y entornos.
¿Qué es la Atención Temprana?
Según Ana Herrero, trabajadora social y coordinadora de Atención Temprana en la Fundación Hospitalarias Valencia, se trata de un “conjunto de intervenciones dirigidas a niños/a de 0 a 6 años, su familia y entorno, para dar respuesta lo más pronto posible a necesidades transitorias o permanentes derivadas de trastornos del desarrollo o riesgo de padecerlos”. En este servicio se abordan retrasos en el lenguaje, trastornos psicomotores, factores de riesgo biológico, trastorno del espectro autista, alteraciones neurológicas e incluso síndromes poco conocidos.
La detección puede venir desde el entorno escolar, sanitario o familiar. A través de un informe pediátrico y una solicitud, los casos son valorados por la Conselleria de Servicios Sociales, que normalmente deriva al centro más cercano al domicilio para facilitar así el trabajo en entorno y la organización familiar. Desde allí, comienza un proceso de escucha, acompañamiento y trabajo multidisciplinar.
¿Cómo se interviene?
En la Fundación Hospitalarias Valencia, el equipo de Atención Temprana está formado por psicóloga, logopeda, terapeuta ocupacional y fisioterapeuta. Tras una primera entrevista y una entrevista basada en rutinas (EBR) exploramos el día a día del niño y su familia, asignando así, en función de las necesidades, un profesional de referencia. En esta evaluación tratamos de averiguar múltiples factores para conocer el contexto en el que el niño/a vive. Les preguntamos por todas las rutinas que engloban su día a día, como es el comienzo del día, qué comidas hace, con quién, cómo es esa interacción, de que manera hace las diferentes rutinas (comida, baño, desplazamiento a la guardería…) Tenemos que explorar cómo es el entorno en el que ese niño/a se está desarrollando y que dificultades observan en él.
Las sesiones se desarrollan en el centro, y existe una estrecha coordinación con escuelas infantiles, pediatras, orientadores y servicios sociales.
El modelo de trabajo no se limita al niño/a. “La familia está presente siempre en las sesiones. Es fundamental. De esta manera ven el trabajo que se hace y pueden copiar modelos de interacción y juego para aplicar en casa. Además, nos explican, nos graban vídeos de lo que ocurre en su día a día, dándonos información clave. Con todo eso nosotros podemos dar pautas específicas, siendo un apoyo constante en su desarrollo”, subraya Ana Herrero.
La importancia de llegar a tiempo
Uno de los pilares de este servicio es la detección precoz. Cuanto antes se identifiquen las dificultades, más margen hay para intervenir eficazmente. Muchos niños llegan sin diagnóstico definido, pero con señales de alerta. En esos casos, el equipo actúa como guía hasta que el sistema sanitario establece un diagnóstico formal. “Hemos visto casos de grandes prematuros, o con sospechas de TEA, que gracias a la atención temprana han podido evolucionar favorablemente”, destaca Ana Herrero.
Retos actuales de la atención temprana
Pese a la efectividad del modelo, los desafíos son evidentes. Uno de los mayores es la falta de conocimiento de este recurso. “Hay familias que no saben ni que existe. A veces llegan tarde, o nunca llegan”, lamenta nuestra trabajadora social. A ello se suma la necesidad de reducir listas de espera, mejorar la financiación y garantizar la cobertura universal, independientemente del nivel económico, lugar de residencia o idioma.
Otro reto crucial es la coordinación entre sistemas: sanidad, educación, servicios sociales. Para la coordinadora de Atención Temprana, es vital que haya comunicación fluida entre agentes, para facilitar la vida a las familias. Y también urge seguir formando a los profesionales, adaptar los recursos a contextos diversos y fortalecer el papel de la familia como parte activa del proceso.
Un camino que se recorre en equipo
En palabras de Ana Herrero, “atender a un niño sin contar con su familia no tiene sentido”. Por eso, cada paso lo damos en conjunto, con sensibilidad, con rigor y con mucha humanidad. La Atención Temprana no solo busca mejorar el desarrollo infantil, sino también empoderar a las familias para que se conviertan en impulsores del cambio en sus hijos.