El neuropsicólogo David de Noreña abordó las alteraciones visuoespaciales y visoperceptivas en el DCA en las en las XVII Jornadas de la Sociedad Española de Neurorrehabilitación que se celebraron en Sevilla y ofreció interesantes datos.
Profesionales de las Unidades de Daño Cerebral del Hospital Aita Menni y del Hospital Beata María Ana aportaron su conocimiento en las en XVII Jornadas de la Sociedad Española de Neurorrehabilitación. Entre ellos, David de Noreña Martínez, que participó en la mesa dedicada a las lesiones en el hemisferio derecho para abordar las alteraciones visuoespaciales y visoperceptivas tras un daño cerebral.
Entre un 50 y un 70% de los pacientes con DCA pueden sufrir algún tipo de alteración visual, debido a alteraciones de la visión central, problemas motores oculares, pérdida de campo visual, inatención visual o alteraciones visoperceptivas. Además de la gran incidencia de las alteraciones visuales, especialmente tras ACV, nuestro experto destacó:
Su enorme impacto funcional.
La confusión entre procesos de bajo nivel (sensoriales) y de alto nivel (perceptivos).
La necesidad de evaluar específicamente procesos visoperceptivos y visoespaciales, incluyendo las alteraciones de la vía visual primaria.
La necesidad de conocer el funcionamiento cognitivo general del paciente (ej: funciones ejecutivas).
Que la rehabilitación de dichas alteraciones es posible, utilizando estrategias restauradoras y compensatorias.
El neuropsicólogo del Hospital Beata María Ana comenzó su comunicación oral explicando que la percepción es un proceso constructivo, que implica la sensación pero también la experiencia. Así pues, el cerebro “decide qué es lo que tiene que percibir” y lo hace teniendo en cuenta las regularidades que existen en nuestro entorno y según nuestra experiencia individual. Además, la percepción, también la visual, está integrada en un ciclo percepción-acción. “Cuando se produce una lesión cerebral los procesos visoperceptivos y visoespaciales se des-integran”, dijo remarcando que dejan de constituir un todo. “Aunque nos centremos en la evaluación y la rehabilitación de procesos cognitivos, debemos tener en cuenta el amplio abanico de alteraciones visuales que se puede producir por afectación de pares craneales (II a VI), sustancia blanca y sustancia gris”. Ej: visión doble (diplopia), disfunción de músculos oculares, agudeza o contrastes alterados, defectos de campo visual, entre otros.
Necesario el trabajo multidisciplinar
De Noreña señaló que, además, debemos tener en cuenta que una buena parte de la corteza (y también de estructuras subcorticales) está destinada en menor o mayor medida a la visión, y que hay “amplias evidencias” de la especialización funcional de ambos hemisferios en relación con la visión. “Simplificando mucho, el hemisferio izquierdo determina que un rabo moviéndose y dos orejas alzadas pertenece a la categoría ‘perro’. El hemisferio derecho, gracias al contexto, es capaz de identificar el ejemplar concreto como nuestro perro Sultán”, puso como ejemplo.
Para nuestro neuropsicólogo es importante considerar la evaluación de la visión como un trabajo de equipo: el área de neuropsicología valorará los procesos perceptivos así como otros procesos cognitivos que puedan dar como resultado las alteraciones observadas, mientras que desde terapia ocupacional se valorará en contextos funcionales (ej: pacientes con dificultad para reconocer objetos de uso común). Por su parte, especialistas en neurología y oftalmología determinarán la existencia de alteraciones oculares o neurológicas (sensoriomotoras) que afecten. “Estudiar la vía visual primaria es absolutamente necesario. La afectación encontrada, además, puede correlacionar con otros déficit neuropsiológicos debido a la región lesionada”.
Si nos centramos en la agnosia aperceptiva, trastorno propio de lesiones bilaterales o del hemisferio derecho, la dificultad para alcanzar un “percepto” estable, hace que los pacientes no puedan copiar o dibujar un objeto ni emparejar adecuadamente por forma y función. Sí pueden centrarse en un detalle que les lleve a la identificación. Una forma relativamente poco frecuente de agnosia aperceptiva es la simultagnosia: sólo se pueden identificar los objetos de uno en un uno. La simultagnosia más grave se relaciona mucho con aspectos atencionales y espaciales.
Por su parte la prosopagnosia es una agnosia específica que, aunque rara, se encuentra muy vinculada a lesiones derechas. Pacientes que muestran dificultades para analizar caras y, por tanto, acceder a la identidad. “Aquí también existe una diferenciación entre aperceptiva y asociativa. En este sentido, las lesiones posteriores implicarán un no reconocimiento debido a dificultades en la percepción de la configuración global, mientras que regiones más anteriores, especialmente las derechas, dificultarán acceder a la familiaridad y a la identidad”, aclaró De Noreña.
Localización de puntos en el espacio, percepción de la profundidad, orientación de líneas, relaciones geométricas, movimiento, orientación de figuras son los procesos visoespaciales básicos que deben valorarse. Para finalizar, el ponente realizó algunas recomendaciones en la rehabilitación de alteraciones visoperceptivas.
Pronto publicaremos dos artículos científico-técnicos firmados por David de Noreña para compartir su gran conocimiento sobre las alteraciones visuoespaciales y visoperceptivas.