La tecnología permite ofrecer más cantidad de rehabilitación, más intensa y más tiempo
Los ictus son causantes de alrededor del 80% de los casos de daño cerebral y su incidencia aumenta a medida que va envejeciendo la población. El proceso de rehabilitación de sus secuelas suele ser largo y tedioso, ya que implica múltiples repeticiones de ejercicios similares. En los últimos años, el Hospital Aita Menni ha comprobado los beneficios que supone incorporar tecnología avanzada en sus programas de neurorrehabilitación. El doctor Juan Ignacio Marín, especialista en Medicina Física y Rehabilitación y responsable de Vigilancia tecnológica e implantación de nuevas tecnologías del centro, compartió esta experiencia en la I Jornada de trabajo sobre dispositivos médicos para la rehabilitación organizada por Tecnalia.
El doctor Marín recordó que el Servicio de Daño Cerebral del Hospital Aita Menni fue pionero en España al crearse en 1992 y que, además de la enfermedad cardiovascular, entre las etiologías del daño cerebral adquirido se encuentran los traumatismos craneoencefálicos, las anoxias y los tumores cerebrales. También explicó que desde hace unos años el Hospital ha apostado estratégicamente por la incorporación tecnología en todas las disciplinas, con el objetivo de mejorar la atención y ofertar más rehabilitación. Porque los procesos de rehabilitación son largos, alrededor de un año de media. Los programas se basan en el reaprendizaje y requieren muchas repeticiones, lo que los hace aburridos.
Medir con precisión
“Por otro lado, los pacientes no suelen ser muy conscientes la gravedad de su problemática, por tanto no tienen enganche a la rehabilitación. Tampoco son demasiado conscientes de su progreso y, generalmente, se frustran con facilidad ante retos que no pueden superar. Todo ello hace que la rehabilitación no sea un camino de rosas, ni para los terapeutas ni para los pacientes“, señaló nuestro experto. ¿Y en qué nos ayuda la tecnología? La tecnología nos ayuda a medir:
– la cantidad de trabajo que va a hacer el paciente
– la calidad de ese trabajo
– el esfuerzo que está realizando
– la cantidad de errores que se cometen
De este modo, según el doctor Marín, se puede ver cuál es la situación del paciente en cada momento y cuál es su evolución a lo largo del tiempo. Esto es bueno para los terapeutas y para el propio paciente. Además, medir nos va a permitir ajustar los parámetros de la rehabilitación al perfil singular de cada paciente. Los dispositivos activos capaces de generar fuerza y resistencia incluso facilitan un aprendizaje sin error si se aplica una estrategia de amplificación de errores. Pueden guiar de una forma muy precisa el movimiento.
Mayor motivación y accesibilidad
La robótica facilita la realización de muchas repeticiones. La motivación es clave en la rehabilitación y la tecnología nos ayuda a introducir el elemento lúdico, porque va a generar un sistema de recompensas que va a favorecer la adhesión al tratamiento. El concepto de competir contra uno mismo o contra los demás motiva a la persona a mejorar su rendimiento.
Otro aspecto interesante que aporta la última tecnología y que destacó Juan Ignacio Marín fue la posibilidad de deslocalizar la rehabilitación, de acercarla a la casa del paciente o a otras ubicaciones. La telerrehabilitación aumenta la accesibilidad de los tratamientos. “Probablemente en el futuro los domicilios sean el lugar natural donde rehabilitar“, afirmó.
Algunas dificultades
Pero también existen algunas dificultades a la hora de implantar tecnología. Una de ellas es que los terapeutas no están acostumbrados a trabajar con la tecnología y, a menudo, carecen de preparación. Hemos de seleccionar la tecnología más adecuada para cada proceso, formar a todos los terapeutas y establecer protocolos de utilización. Existen falsos miedos. Uno de ellos es que va a quitar puestos de trabajo y el otro está relacionado con la creencia en que deshumaniza la atención. Humanizar es dar al paciente posibilidades de poder elegir y ofrecerle una atención personalizada.
Es muy importante realizar reuniones periódicas con los pacientes y con los terapeutas, afirmó el doctor Marín, para saber en qué les ayuda y si les gusta. Según datos aportados por Tecnalia, sólo la tercera parte de la población que necesita rehabilitación la recibe. Para terminar, concluyó que es necesario generar un flujo de intercambio de conocimiento con las compañías fabricantes de este tipo de dispositivos. Compartir entre los diferentes centros asistenciales los criterios de selección de tecnología, formas de uso, estrategias de implantación de la tecnología, o incluso la propia experiencia de relación con los diferentes proveedores es fundamental. En nuestro medio la realidad de implantación de tecnología en servicios de rehabilitación y neurorrehabilitación es en términos generales más bien discreta. Precisamente es esta falta de experiencia una propia dificultad añadida en la decisión de incorporar tecnología en los centros. Tener foros donde poder compartir, donde poder ver qué están haciendo los demás seguro resulta en un acicate.