Profesionales de nuestra Unidad de Daño Cerebral del Centro Hospitalario Benito Menni de Valladolid impartieron una charla a estudiantes de los Grados de Nutrición, Logopedia y Enfermería, en la que subrayaron la importancia de la coordinación entre logopedas y nutricionistas a la hora de abordar los problemas de la deglución.
La deglución es la coordinación neuromuscular de los componentes de la cavidad bucal, faringe, laringe y esófago, que se produce durante una interrupción breve de la respiración (ya que ambas funciones son recíprocas) y permiten la alimentación. Este complejo proceso, en el que intervienen los sistemas nervioso central y periférico, la musculatura de la cara y el cuello, y la respiratoria, puede verse comprometido como consecuencia de un daño cerebral, o de diversas enfermedades (neuromusculares, cáncer de cabeza-cuello, etc.), y también tras una intubación prolongada o una cirugía cardiotorácica-abdominal, entre otras causas.
Cuando esto ocurre se produce lo que llamamos disfagia: la dificultad en el transporte de secreciones endógenas o de los alimentos hacia el tracto digestivo superior. Este trastorno está presente entre un 35 y un 50% de las personas que han sufrido un ictus, en el 80% de los casos de alzhéimer, en el 50% de las personas con párkinson, en hasta un 40% de quienes padecen esclerosis múltiple y en cerca de la mitad de los pacientes con tumores cabeza-cuello. Dicho de otro modo, se trata de una alteración frecuente, cuya prevalencia se estima entre el 10-15% de los pacientes agudos hospitalizados y entre un 53-74% de las personas ancianas institucionalizadas en residencias o centros de larga estancia.
Gran prevalencia y desconocimiento
La disfagia se da en gran número de patologías y sobre todo en las neurológicas. Pero además de por su prevalencia, su importancia médica radica en las consecuencias que puede acarrear, hasta el punto de hacer peligrar la vida del paciente y agravar su proceso; una neumonía por aspiración en situaciones críticas puede suponer mayor número de secuelas físicas/cognitivas o un agravamiento de las preexistentes.
Comer para las personas con disfagia se convierte en algo lento y tedioso; suele implicar pérdida de interés e inapetencia que pueden provocar malnutrición y deshidratación. El diagnóstico precoz, la actuación a tiempo y un seguimiento estrecho de los problemas deglutorios y nutricionales resultan de gran importancia para garantizar una óptima calidad de vida a nuestros pacientes. Afrontar adecuadamente la disfagia evita riesgo de aspiraciones y asegura una correcta nutrición e hidratación.
“Sin embargo, observamos aún desconocimiento y falta de protocolos a nivel general hospitalario respecto a la actuación con estos pacientes. Hay un camino aún largo para la implementación de dichos protocolos de forma generalizada. Y es que todavía nos llegan pacientes a los que simplemente se les ha recomendado que ‘vayan probando con el yogurt a ver como toleran'”, explica Mª Eugenia Díaz Emparanza, logopeda y coordinadora de la Unidad Ambulatoria de Daño Cerebral del Hospital Benito Menni de Valladolid.
Disfagia y aspiración
Para paliar este desconocimiento, Mª Eugenia Díaz Emparanza y Leire Núñez, nutricionista de nuestro centro, impartieron una charla en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid dirigida a estudiantes de los grados de Nutrición, Logopedia y Enfermería. Durante su intervención se puso de relieve la importancia de la coordinación entre logopedas y nutricionistas a la hora de abordar los problemas de la deglución.
Desde el Área de Logopedia se establece el programa de rehabilitación de la disfagia, así como las técnicas de compensación, que suelen contemplar:
- Modificación de la consistencia de los alimentos (exclusión de alimentos de doble textura, utilización de espesantes, etc.).
- Modificación del volumen: evaluación del volumen seguro (recomendación: cuchara pequeña para mejor control de volumen).
- Modificación de la velocidad de presentación del alimento (paciencia y sin prisas, permitir autoalimentrse si es posible)
- Técnicas de incremento sensorial (mejorar las presentaciones, huir de la rutina de los purés)
- Cambios posturales compensatorios-maniobras deglutorias: adoptar cambios posturales (ej. inclinar la cabeza hacia delante) para compensar las deficiencias deglutorias. Estas maniobras compensan alteraciones biomecánicas concretas, ayudan a llevar a cabo una alimentación funcional y a evitar las aspiraciones.
- Pautas generales: ambiente tranquilo, sin ruidos o estímulos que distraigan, evitar horas de mayor cansancio o somnolencia, procurar una buena higiene bucal, etc.
“No todo paciente con problemas de deglución aspira (el riesgo depende, entre otros factores, de la severidad de la disfagia) y bien es verdad que no toda aspiración lleva a una neumonía aspirativa (puede resultar inadvertida por una limpieza traqueobronquial eficaz), en otros casos puede tener un importante impacto respiratorio: laringoespasmo, neumonitis química o neumonía bacteriana”, remarcó nuestra logopeda.
Disfagia y nutrición
Por su parte, según explicó Leire Nuñez, el papel del dietista-nutricionista en el tratamiento de la disfagia consiste en valorar el estado nutricional; elaborar un menú individualizado, teniendo en cuenta el grado de disfagia así como los requerimientos nutricionales, la tolerancia individual a las texturas y los hábitos alimentarios, además de procurar seguridad e inocuidad alimentaria.
Los objetivos del tratamiento dietético son:
- Aporte de macro y micronutrientes, para lo cual se requiere:
- Fraccionar las comidas en 5-6 tomas.
- Elaborar menús variados adaptados a la textura específica de cada paciente.
- Enriquecer las comidas para obtener un mayor número de nutrientes en el menor volumen posible.
- Se pueden agregar productos comerciales que contienen un valor calórico y proteico alto con una distribución equilibrada de nutrientes.
- Prestar atención a la ingesta de fibra e hidratación modificando la textura de los líquidos con espesantes comerciales.
- Asegurar correcta hidratación.
- Asegurar la seguridad: deglutoria y microbiológica.
- Aplicar técnicas dietéticas: menú variado y apetecible.
Consejos generales
Partiendo de la base de que optimizar el estado nutricional es necesario para prevenir la desnutrición y la deshidratación, y de que, por seguridad, se deben evitar aspiraciones y atragantamientos, antes de finalizar su exposición, ambas ponentes quisieron destacar algunos consejos que conviene tener en cuenta para mejorar la deglución:
– Hay que introducir los alimentos según la tolerancia y atendiendo a la seguridad.
– Nunca perder el control visual: ¡¡¡No dejar solo al paciente con disfagia mientras come!!!
– Observar un buen control postural durante y después de la ingesta.
– Intentar que haya variabilidad en los alimentos.
– Asegurarse que la persona con disfagia ha deglutido el bocado anterior antes de pasar al siguiente.
– No extender el periodo de comida más allá de 30-45 min.
– Mantener al paciente incorporado durante al menos media hora después de la comida.
– Registrar las cantidades de alimento y de agua y, anotar las veces que la persona atendida se atraganta, que tose…
– Permitir que pueda autoalimentarse; el llevar la mano a la boca estimula la deglución.