Sabemos que la afasia es una secuela frecuente del daño cerebral, que tras un ictus siete de cada diez personas ven alterada su capacidad de lenguaje expresiva y/o comprensiva. Sin embargo nos resulta difícil entender cómo se siente alguien que sufre esta alteración. Irene, paciente del Hospital Beata María Ana, nos lo quiere contar personalmente.
El DSM-V define la afasia como “una disfunción del lenguaje que puede involucrar una alteración de la comprensión o la expresión de palabras o equivalentes no verbales de palabras (gestos, expresiones faciales…), derivada a un problema en los centros del lenguaje de la corteza cerebral y los ganglios basales, o en las vías de la sustancia blanca que los conectan”.
Existe una importante variabilidad en la gravedad de las dificultades afásicas y no siempre va asociado con déficits cognitivos importantes. Las personas con afasia en la mayoría de ocasiones preservan la capacidad de razonamiento, memoria o funcionamiento ejecutivo y toma de decisiones, así como una buena capacidad en el reconocimiento y expresión emocional.
Para que nos hagamos una idea de lo que siente una persona afectada por afasia, Irene, paciente del Hospital Beata María Ana en tratamiento ambulatorio tras el ingreso en nuestra Unidad hospitalización, nos transmite el modo en el que se siente con esta reciente alteración. La afasia ha provocado una interrupción en su vida y reivindica, sobre todo, que las personas con afasia necesitan ser escuchadas y respetadas.
Quiero contaros personalmente:
– Puedo comprender perfectamente lo que me dicen los demás, pero me cuesta expresarme.
– Cuando hablo utilizo oraciones muy cortas o muy largas, que me lío.
– Cuando hablo omito algunas palabras.
– Siempre puedo entender el significado de lo que alguien me quiere decir.
– Estoy al tanto de mi dificultad para comunicarme y podría sentirme muchas veces frustrada.
– Pero, ante todo, por favor, que nunca sea invisible.