Profesionales del equipo de Neuropsicología de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana participaron en la Jornada anual de la Asociación Madrileña de Neuropsicología
Al acabar cada año, la Asociación Madrileña de Neuropsicología celebra su Jornada anual, cita a la que suele acudir gran parte del equipo de profesionales del área de neuropsicología de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana. En esta edición participaron concretamente Marga Pascual, Marcos Ríos, Begoña González, David de Noreña, Sandra Nieto, Silvia Rebato y Alba Gómez.
Según Marga Pascual, la Jornada de este año “fue muy complementaria por los diferentes puntos de vista de los profesionales que nos acompañaron, lo cual siempre ofrece una visión mucho más comprehensiva y crítica que nos ayuda a valorar aspectos que de otro modo nunca hubiéramos tenido en cuenta”.
La propia neuropsicóloga valora como “muy buena y muy completa” la exposición de Amaya Nagore, psicóloga forense del Ministerio de Justicia, quien destacó que la evaluación neuropsicológica debe realizarse con evidencias robustas para que pueda ser replicada, por lo que es importante el uso del método científico. La ponente también subrayó que los casos más típicos en los que desde los juzgados se solicita una evaluación neuropsicológica suelen ser sobre:
– la capacidad de autogobierno, es decir, para otorgar una incapacitación legal
– la imputabilidad, es decir, la atribución de responsabilidad de una persona en un acto
– la incapacidad de una persona para desarrollar un empleo, es decir para decidir sobre una incapacidad laboral permanente
Actualmente no hay instrumentos específicos para determinar estas cuestiones, por lo que se deben utilizar diferentes tests, cuestionarios y baterías que valoren las capacidades implicadas, siempre teniendo en cuenta no incidir sobre la revictimización de la víctima.
Por su parte, Abelardo Moreno, abogado especialista en casos de daño cerebral adquirido, trató de poner de manifiesto cierta discrepancia entre los términos que se utilizan en rehabilitación y la información que los juzgados pueden interpretar sobre la evolución clínica de una persona con daño cerebral. “En ocasiones términos como ‘leve – moderado’ no reflejan con justicia el esfuerzo que supone a una persona con DCA realizar determinada tarea. En este caso, la responsabilidad recae sobre el profesional de la neuropsicología de tal modo que debe reflejar en el informe de forma descriptiva todas las tareas, funciones y competencias que la persona puede o no puede realizar, si estas requieren ayuda de una persona, de dos, o en qué términos realiza dichas tareas, así como el esfuerzo que representa para la persona, antes, durante y después de la tarea la ejecución de la misma”, resume Margarita Pascual.
Pilar Agúndez, medica forense de la Comunidad de Madrid, habló de las funciones del especialista en Medicina forense en los ámbitos penal y civil, así como de su relación con el psicólogo forense. La intervención en el ámbito penal tiene que ver con las lesiones por accidentes de tráfico, agresiones, imputabilidad, caídas fortuitas, quemaduras…, mientras que la intervención en el ámbito civil suele estar relacionada con ingresos involuntarios, declaraciones de incapacidades, etc.
Al igual que en el caso del psicólogo forense, el médico forense debe ser capaz de ofrecer al juez o jueza la mayor información posible para que pueda tomar la decisión más adecuada en cada caso. El rigor, la robustez de las pruebas y el examen médico, en su caso, deben abundar para poder defender la realización del informe lo más justo posible.
Nuestros profesionales volvieron muy satisfechos, ya que en este encuentro anual, además de aprender con cada una de las exposiciones, tuvieron la gran fortuna de compartir las dudas y preguntas que surgieron durante las charlas en el tradicional cóctel de la Asociación, en el que también participaron los ponentes y en el que todos brindaron por una feliz Navidad.