La banda Kubers, de la que es baterista, ha grabado ‘Cosas invisibles’, un tema lleno de positivismo que recoge su momento vital tras el accidente de tráfico
Más que una canción es un canto a la vida. En cosas ‘Cosas invisibles’, Lorena Martínez narra cómo el accidente de Iker Argote, su novio, le paró el corazón. Hace algo más de un año. Hoy Iker está recuperado del fuerte traumatismo craneoencefálico (TCE) que sufrió y los corazones de los dos vuelven a latir. Al unísono, porque acaban de casarse. Y la canción compuesta por Lorena es uno de los nuevos temas de Kubers: suena a los coros la voz de Mónica Durán, con Fran Serrano al bajo, Raúl Vera a la guitarra y el propio Iker frente a la batería.
Iker es de Vitoria, tiene 34 años y desde hace algún tiempo reside en Nanclares de Oca con Lorena. Sufrió un accidente de coche. El coche se salió de la calzada y sus ocupantes cayeron a una finca agraria por un pequeño terraplén. Él se llevó el peor golpe, iba de copiloto. Del suceso no recuerda absolutamente nada. Su memoria tiene una laguna después de aquella fecha. De aproximadamente los tres meses posteriores tampoco tiene recuerdos. “Tengo la misma sensación de si intentara recordar cuando nací, sabes que físicamente estabas ahí, pero es imposible recordarlo. Pues con esto, lo mismo. Aunque no lo echo de menos porque eso no me aportaría nada positivo”, cuenta refiriéndose a ese ‘baile con la muerte’ del que habla la canción.
El ‘método’ Pim Pam
Antes del accidente Iker estaba opositando para bombero. Se estaba preparando, pues, físicamente. Los médicos dicen que, sin duda, el estar en buena forma física le ayudó a rehabilitarse mucho más rápido. Sufrió traumatismo craneoencefálico grave, fractura de mandíbula, dos fracturas en la columna vertebral y estuvo 15 días en coma. “Cuando estás en coma lógicamente no eres dueño de tu cuerpo. Cuando me ingresaron no era totalmente consciente, solo tengo vagos recuerdos de las primeras semanas. Pero la verdad que tuve suerte dentro de la mala suerte y pude rehabilitarme rápido gracias a que la rehabilitación en Aita Menni es muy personal. Allí me ‘ordenaron’ la cabeza de lujo”, relata.
De acuerdo a la letra de ‘Cosas invisibles’, pudo ‘caer de pie’. La rehabilitación del daño cerebral le ayudó, pero lo cierto es que Iker tiene un carácter muy colaborador. Durante el periodo de tratamiento en Aita Menni siguió todas las indicaciones de los profesionales del equipo multidisciplinar. Él mismo afirma que su propio carácter y la actitud, en definitiva, también contribuyeron al éxito de la rehabilitación.
Una persona tiene que poner mucho de su parte para rehabilitarse y volver a encaminar su vida. Sin duda Iker no se ha rendido. Volviendo a la letra de la canción, sabe ‘levantarse y quitarse el polvo’. Guarda “muy buen sabor de boca de Aita Menni” y quiere compartir de algún modo lo que él llama “el método Pim Pam Pim Pam“. Cuando la gente le escucha hablar, le dice que escriba un libro sobre ello. En sus propias palabras, este ‘método’ significa que a los problemas hay que buscarles soluciones, “no llantos ni más problemas, sino soluciones: Pim Pam Pim Pam”.
Importancia del apoyo incondicional
El accidente ha provocado algunos cambios en la vida de Iker; había sido autónomo soldador durante 15 años pero como, entre otras secuelas, perdió el nervio óptico derecho, le concedieron la incapacidad total. En septiembre empezará a estudiar Técnico en Emergencias Sanitarias.
A las personas que tengan a alguien querido en esta situación quiere decirles que intenten comprender que quien tiene un daño cerebral “no es consciente prácticamente de casi nada y que lo único que le ayuda realmente es el apoyo incondicional en todo momento”. Por otra parte, Iker considera que “si algo enseña esto es que muchas veces nos complicamos la vida por tonterías absolutas y que lo único que realmente importa no lo valoramos casi nunca como tal”.
La canción ‘Cosas invisibles’ significa para Iker amor y orgullo. Verle formar parte de Kubers, actuar con los amigos que han esperado a que termine la rehabilitación para continuar con su proyecto musical será una bonita forma de ‘acabar’ esta historia. Y ¡quién sabe?, quizás hasta acabe escribiendo un libro sobre su método Pim Pam Pim Pam.