Laura Torcida Martínez, trabajadora social del Centro Hospitalario Padre Menni de Santander, expuso el rol del trabajo social en el ámbito sanitario.
En los centros de la Red Menni de Daño Cerebral de Hermanas Hospitalarias tratamos de ofrecer respuesta a las personas que han sufrido una lesión cerebral y de ayudarles a mejorar su calidad de vida. Dentro de nuestros programas individuales de rehabilitación, el trabajo social tiene un papel muy importante. Laura Torcida Martínez, trabajadora social del Centro Hospitalario Padre Menni de Santander, explicó a profesionales de otras disciplinas del centro el rol del trabajo social y por qué es imprescindible para atender la problemática sociofamiliar de la persona enferma.
Para empezar quiso enmarcar el contexto histórico e ideológico del Trabajo Social: desde sus inicios como caridad, pasando por el nacimiento de la Asistencia Social en el siglo XVIII, cuyos objetivos incluían la organización de la ayuda social prestada hasta entonces y que esta tuviera una repercusión real y duradera en la vida de las personas atendidas, hasta la profesión en la actualidad, que prima la dignidad de la persona y su papel activo en la toma de decisiones de su propio proceso de ayuda. En el contexto español, explicó que el Trabajo Social Sanitario hace su aparición en los años 50, aunque su verdadero despegue se sitúa en 1984, año en que se reformó la atención psiquiátrica y se puso en valor la importancia del aspecto social en todos los procesos de enfermedad.
Trabajo social hospitalario
Han pasado muchos años y en la actualidad es habitual ver a profesionales del Trabajo Social desempeñando su labor en el ámbito sanitario. Laura Torcida quiso compartir la naturaleza de su quehacer diario y comenzó explicando sus funciones de manera general:
- Evaluación social del paciente, núcleo familiar y entorno social
- Intervención con el paciente para marcar objetivos y apoyo en su consecución
- Búsqueda y coordinación con otros recursos que faciliten la rehabilitación e integración social
- Atención a la familia
Diagnóstico social
La evaluación social lleva al profesional del Trabajo Social a emitir un diagnóstico social. Este concepto difiere según distintos autores y modelos. Nuestra compañera del Centro Hospitalario Padre Menni se acoge a la definición de Díaz y Fernández (2012) que lo describe como un “proceso que sintetiza, interpreta y conceptualiza la naturaleza y magnitud de las necesidades sociales en sus efectos, génesis y causas personales y sociales. Es interpretativo y conceptual. Su esencia no es la recopilación de datos, sino su análisis para establecer relaciones entre los factores”.
Otros puntos a tener en cuenta son que no hay una forma estándar de elaborar un diagnóstico social, que no dispone de una categorización de resultados internacionalmente estandarizada y que debe ser adaptable al contexto en el que se elabora. En cualquier caso, son objeto de estudio factores como: la disponibilidad de ingresos, el tiempo de empadronamiento en una localidad, el equipamiento de la vivienda, si existen pernoctas en vía pública, las habilidades para la convivencia con otras personas, las habilidades para afrontar crisis vitales, la información de la realidad social y cultural que rodea a la persona, el ejercicio de la responsabilidad, el seguimiento de tratamientos prescritos y el arraigo comunitario. Dicho de otra manera, se analiza el ámbito relacional, la situación económica, la situación laboral-ocupacional, la salud, el ámbito jurídico y la situación residencial. Las fuentes de información normalmente son la entrevista, la consulta, el análisis y la revisión documental, la observación y la visita domiciliaria.
La necesidad socialmente real, la necesidad percibida y la necesidad real no satisfecha fueron otros de los conceptos que se abordaron durante la exposición de Laura Torcida y que justifican el trabajo que realizan trabajadores y trabajadoras sociales.
Nuestra ponente destacó al finalizar la intervención la importancia de su labor, a la vez que reconoció la complejidad de la valoración diagnóstica y las dificultades -debido a diversas causas, entre ellas la falta de relación de confianza, de tiempo o de medios- para la consecución de los objetivos de cada plan terapéutico.