Reconocer y diferenciar la implicación de las alteraciones motoras, de control postural, así como las alteraciones sensoriales es imprescindible para una intervención logopédica adecuada Olivia Prades Claessens, logopeda pediátrica de la Unidad de Daño Cerebral de Hermanas Hospitalarias Valencia, impartió, el pasado 2 de marzo, el curso ‘Daño cerebral infantil, diagnóstico e intervención miofuncional’, organizado por el Colegio Oficial de Logopedas de la Comunidad Valenciana. En este curso, nuestra compañera comenzó hablando del daño cerebral infantil y su rehabilitación, de las distintas alteraciones del neurodesarrollo y los signos de alerta, para pasar a explicar la terapia miofuncional, el funcionamiento del sistema orofacial y, sobre todo, la anatomía y funciones normales del sistema motor y sensorial. Olivia Prades nos recalca que su principal objetivo en las formaciones es “que los alumnos aprendan a pensar, a detectar y evaluar qué está fallando, para de este modo optimizar la intervención”.
Terapia miofuncional
La terapia miofuncional aborda las funciones del sistema estomatognatico, tanto en su prevención como en la evaluación e intervención de cualquier alteración de sus funciones. Podemos dividir las funciones de los órganos fonoarticulatorios en primarios y vitales (respiración y deglución) o secundarias (articulación, financian y fluidez del habla). Las funciones motoras del habla se rigen por un componente neurológico (pares craneales, córtex, tronco encefálico…), tanto a nivel motor como sensorial, que da las órdenes pertinentes de activación, coordinación e inhibición a los músculos implicados en las funciones ya mencionadas.
Intervención y evaluación en daño cerebral infantil
En daño cerebral pediátrico es necesario trabajar la respiración y alimentación por vía oral. No solo por ser funciones vitales, sino también para minimizar el impacto de las experiencias orales negativas, prevenir posteriores alteraciones anatomofisiologicas y funcionales, la perpetuación de patrones incorrectos, alteraciones sensoriales, etc. que repercutirán en la calidad de vida, relaciones sociales y, en definitiva, en la comunicación e interacción con el entorno. “Si comprendemos qué está fallando y sabemos detectar las alteraciones orgánicas y neurologicas, podremos optimizar nuestra intervención”, explica nuestra logopeda. Por último, Olivia Prades remarcó que cuanto antes se inicie la intervención más efectiva será la terapia, ya que no es lo mismo intervenir en dificultades en la alimentación desde los primeros días de vida que en edades más avanzadas.