El trabajo presentado por nuestro neuropsicólogo de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana, “Bases neuroanatómicas de la apatía tras daño cerebral adquirido: revisión de la literatura”, en la jornada de la Sociedad Española de Neurorrehabilitación aborda una problemática frecuente en pacientes que han sufrido un DCA: la apatía. Este trastorno afecta entre un tercio y la mitad de las personas que han sufrido un ictus o un traumatismo craneoencefálico e impacta gravemente en su calidad de vida y la de sus familias.
El pasado 22 de noviembre, David De Noreña fue galardonado con el premio al mejor póster presentado durante la XXII jornada de la Sociedad Española de Neurorrehabilitación (SENR), que se celebró en Valencia. El póster presentado en la reunión anual de la SENR (adscrita a la Sociedad Española de Neurología, y que celebraba su LXXVI Reunión Anual en la capital valenciana del 19 al 23 de noviembre) reflejaba un estudio de nuestro neuropsicólogo de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana titulado “Bases neuroanatómicas de la apatía tras daño cerebral adquirido: revisión de la literatura”. El trabajo profundiza en las bases neuroanatómicas de la apatía en pacientes con ictus y traumatismo craneoencefálico (TCE).
La apatía es un trastorno conductual que afecta a un tercio de los pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular (ACV) y aproximadamente la mitad de los pacientes con TCE. Si bien el impacto sobre la vida diaria y sus familiares es indiscutible, sus bases neuroanatómicas y fisiopatológicas todavía distan de conocerse en profundidad. La investigación expuesta por De Noreña es fruto de una búsqueda exhaustiva, que en el caso del ictus implicó la revisión en la base de datos PubMed, con una recogida de información de 74 publicaciones científicas.
“Los resultados fueron heterogéneos: la mayoría de los pacientes apáticos mostraban lesiones en regiones frontoestriatales, siendo muy habituales la corteza prefrontal, la corteza cingulada anterior, el tálamo y los ganglios basales, además de la sustancia blanca. También sorprendieron hallazgos como lesiones en tronco y cerebelo. La extensión y el volumen de la lesión no se asoció a una mayor frecuencia de apatía. En general, las lesiones mostradas por los pacientes apáticos eran de predominio derecho o bilaterales”, explica el autor. A su juicio, “los resultados heterogéneos pueden deberse al uso de diferentes escalas y distintos tipos de muestras (ej: con diferentes tiempos de evolución). Las lesiones heterogéneas parecen sugerir que una pérdida de la conectividad cerebral con regiones importantes para el procesamiento emocional y motivacional de los estímulos (ej: corteza cingulada anterior, corteza orbitofrontal, núcleo accumbens, etc.) puede llevar a la apatía. Y que, en definitiva, la apatía debería estudiarse no como un único síndrome sino como diferentes alteraciones, con un resultado conductual similar, asociadas a diferentes topologías lesionales”.
El reconocimiento de este póster avala la importancia de continuar investigando las bases neuroanatómicas de la apatía para avanzar en los tratamientos que mejoren la vida de pacientes y sus familias.
Ponencia en la Reunión de la SEN
Por otro lado, dentro de la Reunión de la Sociedad Española Neurología (SEN), como parte de en un Grupo de Trabajo sobre Inteligencia, David De Noreña presentó la ponencia titulada “Qué es la inteligencia: ¿Se puede medir? La historia del Cociente Intelectual (CI) y sus usos perversos”.
La medición de la inteligencia ha sido siempre un asunto polémico — recordó De Noreña— debido al potencial mal uso social, clínico o político de las diferencias humanas en la capacidad para resolver problemas, aprender de la experiencia y mostrar un razonamiento abstracto (inteligencia, en definitiva). No obstante, en la actualidad el conocimiento científico sobre la inteligencia se encuentra más consolidado que en los inicios de su estudio, a primeros del siglo XX. Nuestro ponente repasó el origen del término Cociente Intelectual, que resume y también simplifica el funcionamiento cognitivo de la persona en diferentes actividades cognitivas. Para terminar, nuestro investigador expuso algunas de las principales conclusiones de su estudio: desde la elevada heredabilidad de la inteligencia general a la asociación con multitud de variables psicosociales (ej: años de educación, nivel de ingresos, salud general, sentido del humor, etc.), pasando por su evolución a lo largo de las últimas generaciones y la reducción que se observa en los países desarrollados en los últimos años.
Desde la Red Menni de Daño Cerebral queremos felicitar a David De Noreña por este galardón y darle las gracias por su contribución al avance del conocimiento científico en áreas tan esenciales.