La neuropsicóloga Ainhoa Espinosa y el fisioterapeuta Jorge Olmo han impartido un curso de formación para mejorar el manejo de déficits asociados a la esclerosis múltiple y a la parálisis cerebral en el centro de la Asociación APNABI-Autismo Bizkaia en Gernika.
Durante las últimas semanas y debido a su experiencia en la atención a personas con daño cerebral y otras alteraciones neurológicas, la neuropsicóloga Ainhoa Espinosa y el fisioterapeuta Jorge Olmo, ambos profesionales del Servicio de Daño Cerebral del Hospital Aita Menni, han impartido un curso sobre el manejo de déficits asociados a la esclerosis múltiple y a la parálisis cerebral en el Centro de Atención Diurna (CAD) Lurgorri, adonde acuden personas con las dos patologías. El objetivo general de esta colaboración formativa con el equipo del centro que gestiona APNABI en Gernika ha sido profundizar en el conocimiento de la esclerosis múltiple y la parálisis cerebral, así como en sus posibles manifestaciones clínicas, para mejorar la atención a las personas usuarias del centro.
En la sesión inicial con el equipo de APNABI, nuestros profesionales repasaron conceptos básicos de fisiología y funcionamiento del sistema nervioso central (SNC), hablaron de la etiología, manifestaciones clínicas y sintomatología frecuente de estas patologías. Además, Jorge Olmo explicó los beneficios que se persiguen desde el área de fisioterapia, la importancia de una buena sedestación y cómo se establecen los objetivos y se planifican rutinas personales desde su disciplina teniendo en cuenta las necesidades físicas y funcionales de cada persona.
Valoración de aspectos importantes
En una segunda sesión, Ainhoa Espinosa aportó el punto de vista desde la neuropsicología e incidió en los aspectos imprescindibles para conocer a una persona, poder darle valor en su individualidad y amoldar los objetivos a sus necesidades concretas. “Para dar valor, hace falta conocer”, con esta premisa se inició la valoración de cada caso y sus patologías. “Necesitamos una buena valoración para poder atender aquellos deseos de la persona sacando el máximo rendimiento a las muchas capacidades preservadas”, subraya la neuropsicóloga.
Nuestra experta expuso que una manera de realizar la búsqueda de conocimiento de la persona consiste en valorar los siguientes aspectos: cognición, conducta, conciencia, funcionalidad, entorno y expectativas de la atención.
“Viene siendo habitual relacionar la figura del neuropsicólogo con la realización de una valoración de los dominios cognitivos a través de las pruebas estandarizadas con este fin, sin bien no sería suficiente para conocer a la persona con algún tipo de alteración neurológica. Examinar la conducta, que va dada de la mano de la emoción, y la personalidad de la persona diferenciando aquellos cambios inherentes a las experiencias vitales y aquellos posibles cambios derivados de la lesión, se hace a su vez necesario”, declaró Ainhoa Espinosa.
Para nuestra neuropsicóloga, tener una valoración de las capacidades intelectuales y conductuales es imprescindible, “pero si desconocemos si la persona se da cuenta de estas capacidades difícilmente podremos ayudar. Existen diferentes niveles de conciencia, y debemos conocer el nivel que tiene la persona afectada, o lo que es lo mismo, si se da cuenta de las limitaciones que provocan en su funcionalidad y autonomía los déficits derivadas de su proceso de enfermedad. Por ejemplo: puedo saber que a raíz de una lesión tengo una amnesia anterógrada, y así lo verbalizo con mis seres queridos, pero me presento a trabajar en mi antiguo puesto de trabajo cada lunes. Es decir, conozco mi dificultad, aunque no las limitaciones provenientes de esta”, añadió.
Al igual que el daño cerebral, el autismo y la parálisis cerebral no solo impactan en la persona afectada sino en todo su entorno social. La familia, en particular, ha de adaptarse a numerosos cambios. Por tanto, el trabajo conjunto y la coterapia son primordiales para la consecución de los objetivos y de su generalización en ese entorno. El papel de la familia resulta relevante para el equipo terapéutico por el hecho de que lo es para la persona con necesidades especiales y sus características influyen por cuanto que deja su huella en el comportamiento de la persona. Ainhoa Espinosa puso un sencillo ejemplo: nuestro reto como profesionales puede ser que la persona usuaria coma de manera autónoma, pero la persona protagonista y su familia, con la que convive, prefiere que se le asista en la comida asegurando una mejor nutrición e hidratación y que prefiere evitar la frustración del esfuerzo que conlleva esta actividad.
Expectativas de la familia y de la persona afectada
¿Qué esperan de nosotros? ¿Cómo viven la situación de dependencia? ¿Hasta dónde llega su necesidad de apoyo? Ainhoa Espinosa y Jorge Olmo dejaron claro, a su vez, que los equipos que nos dedicamos al cuidado no debemos perder de vista las expectativas que tiene la familia y la propia persona afectada en cuanto a la atención que prestamos. El modelo de cuidado de cada contexto humano que se enfrenta a la convivencia con la pérdida de salud debe orientar al equipo multidisciplinar que aporta su ayuda. Se trata de atender dando importancia a los valores que mueven a la persona que ha sufrido la lesión no a los intereses y motivaciones propias del profesional.
“Todos estos componentes son imprescindibles para poder acercarnos a atender de manera individual, priorizando aquellos objetivos que son el motor de cada persona y/o que son importantes para que se adapte a su entorno contando con el apoyo de este. Antes de ofrecer aquellos retos en lo que mostramos destreza o que nos motivan como profesionales de la salud, debemos paramos a valorar quién es la persona a la que tratamos de aportar calidad de vida; qué le mueve; qué le hace vibrar; qué desea, y qué espera de nosotros”, dijo Espinosa.
La tercera y última sesión formativa, impartida conjuntamente por los dos profesionales de Aita Menni, estuvo dedicada al abordaje de pautas de manejo ante las dificultades sensitivo-motoras, conductuales y/o emocionales. Durante la misma se expusieron varios casos clínicos con esclerosis múltiple o parálisis cerebral, se analizaron sus necesidades (desde las áreas física, funcional y mental), se establecieron los objetivos específicos y se propuso una planificación de rutinas personales para estas personas usuarias del CAD Lurgorri.
Por su parte, nuestro fisioterapeuta remarcó aspectos importantes relacionados con el posicionamiento, la sedestación y la bipedestación; enfatizó en la necesidad de aplicar pautas individualizadas y propuso diferentes actividades de estimulación física que se pueden llevar a cabo por los profesionales del centro.
También se pusieron en común recomendaciones específicas ante alteraciones derivadas de los déficits cognitivos (falta de atención, secuenciación, cognición social), de las alteraciones conductuales (irritabilidad, conducta social inapropiada) y ante las posibles alteraciones emocionales (miedo e inseguridad, apatía, bajo estado de ánimo, labilidad emocional). Asimismo se proporcionó un dossier de pautas para saber cómo actuar ante una persona con alteraciones cognitivas y/o conductuales (desorientada/amnésica/disejecutiva/agresiva, etc.) y con ejemplos de ejercicios de estimulación cognitiva adaptados a las necesidades de cada persona.
Por último, se abordaron las posibles dificultades que el equipo de APNABI se puede encontrar y la importancia de una buena coordinación entre sus integrantes para un manejo exitoso e individualizado de tales adversidades. De manera conjunta se concretaron aquellas pautas recomendadas en cada caso para generar bienestar en el funcionamiento del centro tras esta formación. Una gratificadora experiencia de colaboración con personas dedicadas a personas en la que crecemos a nivel individual y como colectivo dedicado a acompañar a quienes así lo demandan.