La Red Menni de Daño Cerebral celebró un encuentro de referencia dedicado a profundizar en los procesos de percepción e interacción social
Con el aval de la Sociedad Vasco-Navarra de Psiquiatría, el pasado día 17 de abril, se dieron cita en la Universidad de Deusto numerosos profesionales interesados en profundizar en el conocimiento de las capacidades que nos permiten a los seres humanos vincularnos socialmente. De la mano de expertos de primer orden de distintas disciplinas, los asistentes a la jornada “La cognición social, un bordaje multidimensional” se adentraron en la historia conceptual, en la antropológica y en las aportaciones etológicas para aproximarse a la realidad de la neuropsicología clínica y de las enfermedades neuropsiquiátricas.
Tras la apertura del acto por parte del gerente del Hospital Aita Menni, Mikel Tellaeche, y la bienvenida de Montserrat Esparza, superiora de Hermanas Hospitalarias en Mondragón, el director de la Red Menni de Daño Cerebral, el psiquiatra José Ignacio Quemada, introdujo a Manuel Martín Carrasco, recientemente nombrado presidente del Consejo Europeo de Sociedades Psiquiátricas. El doctor Martín, coordinador de la primera de las mesas de trabajo, comenzó recordando la importancia del elemento social tanto en la patología como en su tratamiento.
Evolución y socialización
Respecto al surgimiento de la cognición social, Juan Luis Arsuaga, catedrático de Paleontología y codirector del yacimiento de Atapuerca, separó en dos etapas la evolución humana: una en la que el entorno y los depredadores eran las fuerzas hostiles de la naturaleza, y otra en la cual se desarrolla la conciencia y las amenazas provienen de los miembros de nuestra especie. Si bien declaró que en la Gran Dolina los restos humanos muestran evidencias de haber sido abatidos e incluso consumidos por otros congéneres, también explicó que la Sima de los Huesos, primer enterramiento ritual que se conoce, se observa una evolución social; los fósiles revelan, por ejemplo, que se comenzaba a cuidar a los ancianos.
Fernando Colmenares, catedrático de Psicobiología y Etología, habló de la socialización y de lo que hemos aprendido de los primates. Distinguió relaciones cooperativas -hay objetivos que no son alcanzables sin cooperación-, agresivas y conciliadoras. Similitudes y diferencias. “Los humanos podemos ser altruistas, los chimpancés no, pero también podemos ser crueles y ellos no. La interacción humana depende de factores históricos y también de la historia individual de cada persona”, afirmó.
El concepto de cognición social
La determinación biológica de los procesos de cognición social, la complejidad de los procesos de percepción e interacción entre los seres humanos, así como su relación con el comportamiento fueron algunos de los ítems abordados por los expertos.
Una de las citas más esperadas de la jornada fue la intervención de Germán Berrios, catedrático emérito de Epistemología de la Psiquiatría de la Universidad de Cambridge. El profesor, doctor honoris causa por seis universidades, relacionó la historia del concepto de cognición social (un concepto con problemas de definición y de medición) y la práctica clínica. “La literatura sobre cognición social es repetitiva y contradictoria –afirmó-, y esto crea problemas al psiquiatra”. Al mismo tiempo, remarcó que muchas patologías devienen por cambios emocionales y no por cambios cognoscitivos. “La locura es un problema cerebral, social y mental”, afirmó. Para Berrios la Psiquiatría sería una disciplina muy difícil, a caballo entre las ciencias naturales y las humanidades.
El jefe del Servicio de Psiquiatría infanto-juvenil de la Policlínica Gipuzkoa, el doctor Joaquín Fuentes, expuso las últimas investigaciones sobre los trastornos del espectro autista y lo que de ellas podemos aprender sobre cognición social. Ahora podemos saber que el autismo empieza antes de nacer, puesto que en el embarazo se han detectado patches (pedazos de desarrollo anormal) en el cerebro, lo cual explicaría las dificultades de las personas con autismo para reconocer las emociones. También conocemos el papel que desempeñan en el comportamiento social hormonas como la oxitocina.
En la misma mesa de trabajo, el neuropsicólogo Javier Tirapu afirmó que conocimiento social es uno de los factores que ha guiado nuestra evolución y ha modificado nuestro cerebro. Tomando como base la imitación y la previsión, la cognición social podría resumirse como “cerebros que simulan otros cerebros”. Cerebros que buscan evitar el dolor y buscan el placer, añadió. A su juicio, las emociones sociales, como la admiración, tienen como función aumentar la cohesión del grupo.
Disfunción de los procesos cognitivos y emocionales
¿Qué es y por qué se produce una disfunción de los procesos cognitivos y emocionales? ¿Cómo se estudia esa interacción en el cerebro? Las distintas ponencias fueron intentando dar respuesta a éstas y otras preguntas. La última de las mesas, moderada por Marcos Ríos, coordinador de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana, tuvo como hilo conductor la relación entre el aprendizaje social y los trastornos neuropsiquiátricos.
Descifrar las intenciones de los demás podría ser una de las funciones de las neuronas espejo, según la neurocientífica Beatriz Calvo Merino (City University London), quien desarrolló su disertación en torno al aprendizaje social y expuso varios ejemplos relacionados con el movimiento biológico y la percepción de las emociones.
Desde su experiencia como psicólogo en el Hospital Padre Menni de Santander, David Gil analizó algunas herramientas de evaluación clínica de la cognición social y describió una prueba de reconocimiento de emociones disponible en la web Proyecto Scores. Esta prueba sirve para valorar la percepción de las seis emociones consideradas básicas: alegría, tristeza, enfado, sorpresa, miedo y asco.
Anna Serra Mayoral, psicóloga del Hospital Mare de Déu de la Mercè, dedicó su intervención a la Teoría de la mente (ToM) – proceso que se define como la capacidad para atribuir pensamientos, emociones, deseos, creencias, intenciones a otras personas- y su relación con la esquizofrenia.
Tras un TCE existen más dificultades para reconocer las emociones. Juan Carlos Arango, profesor de Psicología e investigador de la Universidad de Deusto, habló de los trastornos de la cognición social detectados en pacientes con daño cerebral. No obstante, indicó que es muy difícil saber si una persona con TCE tenía problemas de cognición social antes del daño cerebral.
El pasado viernes fue un día especial para los profesionales de la Red Menni de Daño Cerebral y para todos aquellos que…
Álbum de fotos en FB La Red Menni de Daño Cerebral organiza La cognición social,un abordaje multidimensional