El doctor José Ignacio Quemada habló en la I Jornada Interdisciplinar de Neurorrehabilitación de la Universidad Alfonso X El Sabio de las alteraciones psiquiátricas en el daño cerebral, del potencial terapéutico de la neurorrehabilitación y de la necesidad de realizar un trabajo conjunto entre psicología y otras disciplinas.
A finales de octubre, la Universidad Alfonso X el Sabio (UAX) celebró su I Jornada Interdisciplinar de Neurorrehabilitación, en la que participaron más de 500 personas, entre estudiantes y profesionales de la sanidad y empresas tecnológicas del área.
Sin duda, la rehabilitación neurológica mejora de la calidad de vida de personas con daño cerebral adquirido, lesión medular, esclerosis múltiple, ELA o parkinson. La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que en España, más de 7,5 millones de personas sufren algún tipo de enfermedad neurológica.
La jornada, en la que participaron máximos exponentes en rehabilitación neurológica a nivel nacional e internacional, trató en sus distintas ponencias cuestiones como la terapia transdisciplinar en el medio acuático, la integración de las nuevas tecnologías en las unidades de rehabilitación, el papel de la medicina hiperbárica en la rehabilitación neurológica, el papel de la robótica y la biomecánica, y todo ello, poniendo foco en el paciente, su bienestar y su calidad de vida.
En este contexto, el director de la Red Menni de Daño Cerebral de Hermanas Hospitalarias, el doctor José Ignacio Quemada, habló de las alteraciones psiquiátricas en el daño cerebral, del potencial terapéutico de la neurorrehabilitación y de la necesidad de realizar un trabajo conjunto entre psicología y otras disciplinas. Puede vérsele en el vídeo a partir de las 4h 14 minutos.
Depresión, apatía, inexpresividad parkinsoniana, irritabilidad reactiva fugaz, hostilidad y agresividad persistente, labilidad emocional y emocionalismo son algunos de los trastornos afectivos más frecuentes tras un daño cerebral. La depresión post-ictus mereció capítulo aparte en la exposición del doctor Quemada, a pesar de que los datos sobre su prevalencia son dispares, dijo citando el estudio de Robinson y Spalletta (2010) que refiere un 21,7% de depresión mayor y un 19,5% depresión menor mientras los estudios que consideran la depresión en su conjunto estiman que 1 de cada 3 personas presentan síntomas depresivos significativos (Hackett & Anderson. Stroke 2005).
El doctor quiso detenerse a analizar el trastorno de ansiedad generalizada (GAD por sus siglas en inglés, Generalized Anxiety Disorder) post ictus, por cuanto que en la práctica diaria interfiere en la rehabilitación de la marcha, induce a un incremento de la sobreprotección por parte de la persona cuidadora, freno a la autonomía.
Con la recurrente frase “ya no es la misma persona”, que tantas veces hemos oído en boca de la familia al describir a alguien que ha sufrido un daño cerebral, nuestro psiquiatra abordó alteraciones conductuales como la apatía (indiferencia, ausencia de iniciativa), la desinhibición, la irritabilidad, la agresividad o la conducta social inapropiada.
Al hablar de la evolución longitudinal de la psicopatología del ictus, el ponente citó la tesis doctoral de Naiara Mimentza (2018) que estudia la prevalencia de síntomas en el NPI ((inventario neuropsiquíátrico) a los tres meses post ictus. También citó el estudio sobre desinhibición conductual en daño cerebral adquirido del doctor Ignacio Sánchez Cubillo y el de la tesis de la doctora Beatriz Castaño cuando abordó el del NPI en traumatismo craneoencefálico (TCE).
“La inestabilidad emocional o fragilidad afectiva es frecuente. La convivencia de deterioro cognitivo, alteración emocional y trastorno volitivo es habitual”, declaró el doctor. La alteración de la conducta es muy frecuente y es la resultante final de trastornos psíquicos derivados del daño cerebral, como apraxia, agnosia, afasia (cuando la lesión se produce en el hemisferio izquierdo); negligencia, déficit visuoespacial (hemisferio derecho); amnesia y confabulación (daños temporales mediales, daños mamilotalámicos); disfunción ejecutiva, deterioro cognitivo, demencia, trastornos emocionales, delirios y trastornos de la identificación.
Conclusiones
Entre las conclusiones que pueden extraerse de la ponencia del doctor Quemada destacan:
- Los síntomas psiquiátricos más prevalentes en el daño cerebral son la irritabilidad, la depresión, la apatía y la desinhibición.
- Los síntomas psicóticos son raros y se concentran en las lesiones de hemisferio derecho.
- Los cambios de la conducta plantean alta interferencia sobre la convivencia; carecemos de un modelo estable para la intervención.
La jornada contó con interesantes ponencias y mesas redondas, que subrayaron la importancia del abordaje interdisciplinar en el proceso rehabilitador desde la óptica más innovadora. En el evento participaron también los doctores Juan Pablo Romero y Marcos Ríos, neurólogo y coordinador de nuestra Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana, respectivamente, así como la doctora Ana Mendigutía, fisioterapeuta de la misma Unidad y directora del Máster Neurofisioterapia de la UAX.