Niños y niñas que acuden a la Unidad de Rehabilitación Infantil del Hospital Beata María Ana descubren que con legos, plastilina, unos cables y un ordenador se hacen maravillas.
La idea partió de la Fundación Sin Daño, entidad con la que firmamos un convenio para poder realizar, entre otras muchas, este tipo de actividades. El Hospital Beata María Ana se puso en contacto con Fundación Everis, una organización que impulsa en 11 países del mundo proyectos basados en la innovación tecnológica. Para Everis, colaborar con nuestra Unidad de Rehabilitación Infantil acercando la robótica a niños y niñas que presentan algún tipo de alteración ha sido muy enriquecedor.
El desarrollo del taller de robótica fue todo un éxito. El pasado viernes, día 17, profesionales de Everis, que colaboran con la fundación de manera voluntaria, se acercaron a nuestras instalaciones. A la sala que habíamos reservado en el hospital acudieron nuestros pequeños pacientes y sus padres, ya que uno de los objetivos también era que viesen el trabajo en el que iban a participar sus hijos.
El taller constó de dos partes. Una primera en la que compartieron sala padres e hijos, pero en diferentes grupos, y otra que fue solo para los niños.
Durante la primera parte, padres y madres trataron de aprender un poco a programar utilizando los comandos que estaban en ese mismo momento creando sus hijos. Niños y niñas decidieron qué le iban a indicar al ‘robot’ que debía hacer para luego plasmarlo sobre un papel a través de dibujos (ej. cuándo debía ir hacia delante, hacia atrás…). Estas órdenes posteriormente serían las que los padres iban a emplear para hacer la programación en el ordenador. Uno de los ejemplos que pudimos ver en el ordenador como resultado fue cómo un balón de futbol se metía en la portería. De aquí pasamos a disfrutar de la merienda que nos trajo la Fundación Everis.
En la segunda parte del taller se montó un robot con fichas lego y un mando para poder dirigirlo con plastilina. Se unieron mediante cables, y lo mejor fue ver sus caras al ver que habían sido capaces de crear un robot, conectarlo y estaban viendo ¡cómo se movía!
Todas las familias lo pasaron muy bien. Algunos padres comentaron que los niños pedían ahora el programador. Muchos señalaron la importancia de esta actividad, no solo por el contenido sino porque fue una oportunidad de para los peques de relacionarse socialmente, de compartir otras cosas con iguales.
También los profesionales de la Unidad que apoyaron a Everis (una neuropsicóloga, una terapeuta ocupacional y una logopeda) disfrutaron muchísimo. ¡Fue una experiencia estupenda! ¡Muchísimas gracias a tod@s!