Salud mental y daño cerebral adquirido: impacto, desafíos y enfoques de tratamiento - 9 octubre, 2024
La relación entre salud mental y daño cerebral adquirido (DCA) es compleja, ya que las lesiones cerebrales suelen comprometer el bienestar emocional y psicológico de las personas. Este artículo reflexiona sobre el modo en que el DCA afecta a la salud mental, los desafíos a los que enfrentan quienes lo padecen y los distintos enfoques terapéuticos disponibles para mejorar su calidad de vida. Desde trastornos del estado de ánimo hasta cambios en la personalidad y la cognición, el DCA requiere un tratamiento integral que incluya tanto la rehabilitación física como el abordaje de los problemas emocionales.
Autora:
Virginia González, neuropsicóloga, responsable del Área de Daño Cerebral del Centro Acamán de Hermanas Hospitalarias de Tenerife
La salud mental y el daño cerebral adquirido (DCA) son dos temas estrechamente relacionados, ya que las lesiones cerebrales pueden tener grandes impactos en el bienestar emocional y psicológico de una persona.
A menudo, el DCA conlleva una serie de problemas de salud mental que requieren atención integral. Este artículo explica cómo el daño cerebral adquirido afecta la salud mental, el impacto que puede tener y los enfoques terapéuticos disponibles para abordarlo.
Impacto del daño cerebral adquirido en la salud mental
El cerebro regula nuestras emociones, comportamientos y funciones cognitivas. Cualquier alteración en su funcionamiento puede tener consecuencias significativas en estas áreas. Es por eso que las personas con DCA a menudo enfrentan problemas de salud mental, que van desde trastornos del estado de ánimo hasta cambios en la personalidad.
Trastornos del estado de ánimo
Uno de los efectos más comunes del DCA es el desarrollo de trastornos del estado de ánimo, como la depresión y la ansiedad. Las personas que han sufrido un accidente cerebrovascular (ACV) o un traumatismo craneoencefálico (TCE), a menudo experimentan sentimientos de desesperanza, tristeza y angustia, que pueden derivar en una depresión clínica.
Diversos estudios muestran que alrededor de un 33% de los pacientes que sobreviven a un ACV presentan depresión post-ictus, la cual puede incluso afectar a su recuperación.
La ansiedad también es común entre quienes sufren daño cerebral, pudiendo sentir preocupación excesiva, miedo o pánico, especialmente cuando enfrentan situaciones que exigen habilidades cognitivas alteradas, como la toma de decisiones o funciones relacionadas con la memoria (no recordar nombres conocidos, momentos autobiográficos, etc.).
Cambios en la personalidad y comportamiento
El DCA puede provocar cambios drásticos en la personalidad, lo cual tiene un gran impacto en la salud mental del paciente y en sus relaciones. Algunas personas desarrollan irritabilidad, agresividad o comportamientos impulsivos que no estaban presentes antes de la lesión.
En particular, las lesiones en los lóbulos frontales, que son responsables del control de los impulsos y la regulación emocional, tienden a estar asociadas con este tipo de problemas.
Es común cuando los familiares y amigos informan de que “la persona ha cambiado” después de un daño cerebral, lo que puede ser devastador tanto para el paciente como para su red de apoyo. Estos cambios pueden dificultar la reintegración social, creando sentimientos de aislamiento y soledad, empeorando aún más los problemas de salud mental.
Fatiga y dificultades cognitivas
La fatiga es un síntoma muy frecuente tras un DCA, lo que puede tener consecuencias en la salud mental.
Esta fatiga no solo es física, sino también cognitiva. Las personas con DCA suelen sentirse agotadas después de realizar tareas que antes no les conllevaba demasiado esfuerzo, como seguir el hilo de una conversación o leer. Esta fatiga puede provocar sentimientos de frustración.
Además, las alteraciones cognitivas derivadas del daño cerebral (cuando el/la paciente es consciente de ellas), como problemas en la memoria, la atención o la planificación, pueden afectar a la autoestima y la confianza de la persona, ya que estas habilidades son cruciales para la autonomía.
La pérdida de independencia, ya sea en el trabajo o en la vida personal, genera estrés emocional y, a menudo, un deterioro en la salud mental.
Tratamiento de la salud mental en el contexto del DCA
Lamentablemente, muchos problemas de salud mental en personas con DCA no se diagnostican ni se tratan adecuadamente. Esto puede deberse a la tendencia a centrarse en la recuperación física y cognitiva de los pacientes, dejando de lado las necesidades emocionales. Además, los pacientes con DCA a menudo tienen dificultades para comunicar sus problemas emocionales, lo que complica aún más el proceso de diagnóstico y tratamiento.
Enfoques terapéuticos
Hay varios enfoques desde los cuales podemos abordar los problemas de salud mental en estos pacientes, que incluyen la psicoterapia, el tratamiento farmacológico y las terapias complementarias, como la rehabilitación cognitiva y las técnicas de estimulación cerebral no invasiva.
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Psicoterapia
Las terapias psicológicas, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), han demostrado ser efectivas para tratar la depresión y la ansiedad en personas con DCA.
La TCC se centra en ayudar al paciente a reconocer y cambiar patrones de pensamiento negativos que contribuyen a su malestar emocional. Dado que las personas con daño cerebral a menudo tienen dificultades para entender sus emociones o comunicar sus sentimientos, la psicoterapia puede ser crucial para mejorar su salud mental.
Otro enfoque útil es la terapia de aceptación y compromiso (ACT), que ayuda a los pacientes a aceptar su situación y a comprometerse con acciones que mejoren su calidad de vida, a pesar de las limitaciones que aparecen tras el daño cerebral.
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Tratamiento farmacológico
En algunos casos, los antidepresivos y ansiolíticos pueden ser recetados para aliviar los síntomas de depresión o ansiedad en personas con DCA.
Sin embargo, el tratamiento farmacológico siempre debe ser complementario a una terapia psicológica, y debe manejarse con precaución, ya que algunos medicamentos pueden tener efectos secundarios que interfieran con la recuperación cognitiva.
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Rehabilitación cognitiva y neuroestimulación
Además de los enfoques tradicionales, se han explorado terapias como la estimulación transcraneal por corriente directa (TDCS), una técnica no invasiva que aplica corrientes eléctricas de baja intensidad para modular la actividad cerebral.
Esta técnica ha mostrado resultados prometedores en la rehabilitación cognitiva de personas con DCA, especialmente en aquellos con problemas de memoria y atención.
También es importante la rehabilitación cognitiva, ya que, como se ha mencionado anteriormente, las alteraciones de las funciones cognitivas pueden conllevar frustración y estrés que derivan en problemas de salud mental. Así, al mejorar estas funciones, podemos mejorar su bienestar emocional.
Conclusión
El daño cerebral adquirido tiene un gran impacto en la salud mental, afectando no solo el estado de ánimo, sino también a la personalidad y a las funciones cognitivas de las personas. Reconocer y tratar estos problemas de salud mental es fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Los enfoques terapéuticos complementarios, que incluyen psicoterapia, tratamientos farmacológicos y rehabilitación cognitiva, ofrecen esperanza para una recuperación más completa.