La importancia de la investigación en neurorrehabilitación - 19 desembre, 2023
Un equipo médico o terapéutico que no se pregunta por la efectividad de sus procedimientos y por las opciones de mejora de los tratamientos que ofrece a sus pacientes se ve abocado a trabajar ‘como todos’, algo que en neurorrehabilitación, a veces, puede significar hacer las cosas mal.
Escrito por:
Dr. Juan Pablo Romero Muñoz, neurólogo, Unidad de Daño Cerebral. Hospital Beata María Ana. Madrid
Dr. Marcos Ríos Lago, neuropsicólogo y coordinador de la Unidad de Daño Cerebral. Hospital Beata María Ana. Madrid
¿Por qué hay que investigar?
Allport señaló en 1947 que el objetivo de la ciencia es “comprender, predecir y modificar por encima de los niveles que permite el sentido común”.
Un equipo médico o terapéutico que no se pregunta por la efectividad de sus procedimientos y por las opciones de mejora de los tratamientos que ofrece a sus pacientes se ve abocado a trabajar únicamente con la información que transmiten los expertos en un área, cuyas conclusiones y recomendaciones pueden ser extraídos de datos de poblaciones diferentes y entornos diferentes que no siempre se ajustan a la realidad de nuestros pacientes.
Antiguamente las actitudes terapéuticas eran principalmente basadas en el ‘ojo clínico’ del terapeuta, sin embargo, se ha demostrado ampliamente que existen límites para la intuición y el sentido común. Los seres humanos, por las limitaciones propias de nuestras capacidades cognitivas, no somos buenos reconociendo datos aleatorios, tendemos a ver patrones, grupos y orden donde no existe y frecuentemente ignoramos datos contra nuestras creencias y valoramos los que las refuerzan Gilovich (1993). Esto sucede porque tenemos una tendencia innata a la percepción selectiva y al recuerdo selectivo. Médicos y terapeutas no somos indemnes a todos estos sesgos. Lo cierto es que un tratamiento que funcione en muchos de nuestros pacientes no tiene por qué funcionar de igual manera en todos los pacientes.
Los pacientes de las Unidades de daño cerebral son muy heterogéneos, el origen de sus lesiones es diverso, y las regiones cerebrales afectadas, también. Por lo dicho, también sus síntomas son variados y las necesidades terapéuticas en cada uno de los afectados son distintas. El paciente con daño cerebral tiene además una situación familiar compleja con unas expectativas y necesidades diferentes a cualquier otra enfermedad porque el impacto en la vida del paciente y su entorno es muy significativo. Los medios de comunicación no siempre aportan información veraz sobre los avances en investigación, en ocasiones la información que transmiten es incompleta o con una interpretación algo sesgada. El terapeuta o médico es quien debe poder responder a las preguntas de sus pacientes y las familias.
Por estas razones, el clínico que trabaja en una Unidad de daño cerebral debe hacerlo con un método apropiado, debe estar actualizado con los últimos avances en rehabilitación: lo que hoy vale, mañana puede considerarse equivocado, y debe saber si esos resultados son aplicables a sus pacientes. Los clínicos son los primeros responsables en informar sobre qué funciona y qué no.
Bases de datos, herramienta indispensable
Para conocer la efectividad de un tratamiento, el seguimiento de la investigación disponible en las bases de datos (que recogen todos los artículos científicos publicados que cumplen criterios de calidad suficientes) es una herramienta indispensable en el trabajo cotidiano. Todos los profesionales clínicos han de acceder regularmente a estas bases de datos para estar seguros de tener la información de calidad más actualizada. Algunas de estas bases de datos son generalistas, como Pubmed. Otras son más específicas de áreas de conocimiento, como la psicología, ej. Psycinfo. Y otras están centradas en recoger los hallazgos de la investigación en estudios que tratan la efectividad de los tratamientos. Algunas de estas últimas son PsycBITE, OTseeker, PEDro o speechBITE.
Además de tener acceso a la investigación de otros centros, también es deseable que aquellos centros que trabajan con pacientes pongan a prueba sus procedimientos, innoven y validen la efectividad de esas intervenciones y, por supuesto, publiquen sus resultados para que estén disponibles para el resto de la comunidad científica. La investigación es un marcador de calidad en la atención al paciente. Debe tratar de responder a los problemas a los que nos enfrentamos en el día a día de la rehabilitación en cuanto al diagnóstico, el pronóstico o la identificación de variables que más impacto tienen en la recuperación de un paciente. La realización de investigación activa es costosa, en tiempo, recursos económicos y de personal pero sólo gracias a ella se producen avances. Poco a poco.
La búsqueda de la máxima calidad asistencial ha llevado a que la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana, con la colaboración de la Universidad Francisco de Vitoria ponga en marcha un completo laboratorio de neuromodulación no invasiva liderado por el Dr. Romero Muñoz, neurólogo, que junto al resto de neuropsicólogos y terapeutas de la Unidad, desarrolla proyectos de investigación orientados a definir los protocolos que mejor se ajusten para potenciar la rehabilitación de pacientes con daño cerebral adquirido.
El laboratorio cuenta con importantes colaboraciones dentro y fuera de España y representa una apuesta clara de nuestra unidad por la innovación en la rehabilitación.
Nuestros proyectos más próximos se centran en la rehabilitación motora de miembro superior (proyecto HandboosTMS) y en la rehabilitación de las lesiones que producen heminegligencia (Proyecto tDCSNeglect) sin dejar de lado otros proyectos previos para la rehabilitación de la enfermedad de Parkinson (Proyecto NeuroMOD).
“Hacer las cosas como todos” es una máxima sospechosa que a veces puede significar hacer las cosas mal. No dejaremos de buscar nuevas maneras de hacer las cosas y hacerlas cada vez mejor.