Proceso de rehabilitación neuropsicológica y áreas de trabajo en el daño cerebral - 2 diciembre, 2016
Escrito por:
Marcos Ríos, psicólogo especialista en Neuropsicología, coordinador de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana
David de Noreña, psicólogo especialista en Neuropsicología de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana
Ignacio Sánchez Cubillo, psicólogo especialista en Neuropsicología del Centro de Neurorrehabilitación Aita Menni
Los programas de rehabilitación neuropsicológica en una Unidad De Daño Cerebral favorecen la autonomía personal y la socialización, buscan la estimulación de las funciones cognitivas, acompañan a la persona afectada en la toma de conciencia de sus dificultades y, si es preciso, en la elaboración de un nuevo proyecto de vida.
Las lesiones focales en el cerebro producen trastornos selectivos de las funciones previamente desarrolladas, cuyos efectos deben estudiarse en el contexto de todo el sistema. La neuropsicología se encarga de estudiar las relaciones entre la conducta y el cerebro. Tras un daño cerebral, los profesionales de esta disciplina intentamos explicar de qué forma determinadas operaciones cognitivas se relacionan con los sistemas neurales. Mediante la exploración neuropsicológica tratamos de captar el rango de variaciones que se producen tras alteraciones funcionales o estructurales en el cerebro después de haberse observado un cambio en el funcionamiento conductual. La neuropsicología cognitiva intenta explicar los patrones de ejecución de las funciones alteradas e intactas en personas con daño cerebral y llegar a conclusiones sobre el funcionamiento normal. Para ello estudia los procesos mentales y las relaciones cerebro-conducta.
Un daño cerebral adquirido puede tener una etiología múltiple (ictus o accidentes cerebrovasculares, traumatismos craneoencefálicos, tumores infecciones, etc.) y múltiples consecuencias. Los cambios que pueden producirse tras las lesiones cerebrales sobrevenidas pueden dividirse en:
- Alteraciones motoras y sensoriales: hemiparesias/hemiplejías, ataxias/problemas de coordinación y equilibrio, trastornos del tono muscular (ej: espasticidad), hemianopsias, hipoestesias, anosmia…
- Problemas de comunicación: afasias, anomia, alexias y agrafías, disartria, apraxia verbal, mutismo…
- Disfunciones cognitivas: amnesias y problemas de memoria, agnosias (visuales, auditivas…), apraxias, problemas atencionales, heminegligencia, dificultades en las funciones ejecutivas (planificación, flexibilidad, iniciativa…), pérdida de capacidad en cálculo y cognición social (empatía, mentalización), etc.
- Alteraciones conductuales y cambios de personalidad: desinhibición, apatía, irritabilidad y agresividad, depresión y trastornos del estado del ánimo, labilidad emocional, infantilismo…Para ofrecer tratamiento rehabilitador a esta variedad de secuelas, el especialista en Neuropsicología se integra en un equipo multidisciplinar compuesto por distintos profesionales. En la Red Menni de Daño Cerebral se trata en realidad de equipos coordinados desde un enfoque no ‘multi’ sino transdisciplinar, en los que existe comunicación constante entre sus distintos profesionales, y entre equipo y familia.
Dependiendo del tipo de daño cerebral (vascular, traumático, etc.), de la edad de la persona afectada y de la gravedad de la lesión nos podemos encontrar con unas u otras alteraciones. A pesar de su heterogeniedad, las que con más frecuencia tratamos los neuropsicólogos tienen que ver con velocidad de procesamiento, atención/concentración, impulsividad, perseveración, memoria, habilidades sensorio-motoras, solución de problemas y alteraciones de conducta.
Utilidad de la evaluación neuropsicológica
Para poder valorar los déficits, antes hay que conocer cómo funcionan los procesos. Los modelos ‘teóricos’ de funcionamiento normal nos aportan un marco de trabajo ordenado y con base científica. Estos modelos teóricos sirven de guía tanto para completar el proceso de evaluación como para tomar decisiones sobre el plan de tratamiento. Así, por ejemplo, en cuanto a la atención, evaluamos la atención focalizada, sostenida, selectiva, alternante, dividida y la velocidad de procesamiento de la información, obteniendo una idea completa de los mecanismos cognitivos que deben ser abordados en la terapia y cómo éstos afectan a la vida diaria del paciente. La evaluación neuropsicológica sirve para caracterizar los efectos del DCA en cognición y conducta, y encontrar habilidades del paciente conservadas. Es muy importante a la hora de establecer los objetivos del programa individual de rehabilitación. También ayuda a entender qué subyace a los síntomas observables y a valorar secuelas en el ámbito forense, así como la evolución/eficacia de la propia rehabilitación. A su vez, como profesionales hemos de tener habilidad para prevenir problemas derivados de los déficits y para desarrollar estrategias para compensarlos.
Recogida de la información
La persona experta en Neuropsicología ha de averiguar cuáles son los problemas de quien ha sufrido DCA, qué impacto tienen estos problemas en su actividad y cómo influyen unos problemas sobre otros. Asimismo ha de averiguar qué objetivos son importantes y cuáles son secundarios para el paciente. En este sentido, establecerá la forma de trabajar cada objetivo y para ello habrá de saber con qué recursos podemos contar, y quiénes van a participar en la llamada ‘alianza terapéutica’. La evaluación no es sólo la obtención de información clínica; es el tiempo para conocer al paciente y a su familia, y para hacer las primeras intervenciones terapéuticas.
Una vez detectados los déficits, los neuropsicólogos trabajamos estrechamente con los terapeutas ocupacionales, para analizar el impacto que estos déficits tienen en las actividades de la vida diaria y su modo de abordaje. A la par, solemos trabajar con profesionales del ámbito de la Psiquiatría para abordar algunas alteraciones de conducta y su tratamiento. El resto del equipo multidisciplinar se beneficia de la evaluación neuropsicológica a la hora de manejar al paciente, decidir la forma de darle las instrucciones, saber lo que comprende, etc.
La cognición social
El proceso neurobiológico, psicológico y social por medio del cual se perciben, reconocen y evalúan los eventos sociales, para construir una representación del ambiente de interacción de los individuos y generar el comportamiento social, es decir, la respuesta más adecuada según la circunstancia particular, es la cognición social. Este proceso se relaciona con aspectos que van desde la percepción social (estadio inicial que evalúa las intenciones de los demás a través de su conducta –dirección de la mirada y movimiento corporal–) hasta el estilo atribucional (cómo se explica la conducta de otras personas). A este respecto, la Neuropsicología también estudia la percepción y las respuestas ante estímulos socio-afectivos.
Conducta inadecuada
Es importante saber que todo comportamiento tiene un fin, sirve para algo. Lo fundamental es observar sus consecuencias. Porque cuando se produce una conducta inadecuada, detrás subyacen objetivos. La comprensión de esos objetivos mediante la observación de los resultados del comportamiento inadecuado nos revelará su propósito.
El impacto del DCA en la familia
Entre las consecuencias del daño cerebral se encuentran los cambios que se producen súbitamente en la familia y que afectan a todos los ámbitos, desde las actividades básicas de la vida diaria hasta el nivel de información o las expectativas de vida; desde la capacidad de manejo de cosas simples del día a día, el estado emocional de los componentes de la familia, la relación de pareja, la toma de decisiones, el ocio, etc.
Restauración versus rehabilitación
Nuestras técnicas de intervención van dirigidas a estimular y mejorar las funciones alteradas de la persona que ha sufrido un ictus, o cualquier otro tipo de DCA, actuando directamente sobre ellas. Hablamos de técnicas de compensación cuando una función alterada no puede ser restaurada. Es entonces cuando potenciamos las habilidades preservadas o mecanismos alternativos o de sustitución.
Entre las estrategias para minimizar los problemas derivados de las alteraciones cognitivas se encuentran la modificación del entorno y los productos de apoyo o ayudas externas.
Por otro lado, el uso de la Zona de Desarrollo Próximo (ZDP) y del andamiaje, será central en el momento de reentrenar las habilidades del paciente y en el momento de establecer nuevos aprendizajes. Una de las tareas que nos compete como profesionales de la Neuropsicología es proporcionar un ambiente de comunicación adecuado. Para lograrlo pondremos el énfasis en la adquisición de habilidades. Parte de nuestro trabajo consistirá además en enseñar a los familiares a trabajar con el paciente en casa. Podemos, por ejemplo, grabar en vídeo una sesión trabajando con el paciente y pedir a la familia que se graben también. Luego veremos juntos su vídeo y el nuestro y señalaremos lo que se ha hecho bien y no tan bien. Repetiremos la experiencia más adelante y siempre reforzando los logros obtenidos.
*Estos y otros contenidos formaron parte del ‘Curso de Introducción a la Neuropsicología’ impartido en el centro de la UNED en Melilla en el mes de noviembre por los tres expertos de la Red Menni.
Trabajo en un centro de Rehabilitacion fisica y educacion especial como psicologo, y tratamos casos de DCA.