La hemiparesia es una de las secuelas comunes del ictus. Alrededor de una cuarta parte de las personas que ven afectada su extremidad superior debido a un ACV pueden mejorar la funcionalidad de mano y brazo con un programa de neurorrehabilitación individual como los que se ofrecen en los centros de la Red Menni de Daño Cerebral.
El porcentaje de “rescate” de funcionalidad de pacientes con miembros superiores con paresia severa puede llegar incluso al 35%, así lo afirma el doctor Juan Ignacio Marín, médico rehabilitador de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Aita Menni.
Los programas de rehabilitación de la extremidad superior combinan movimientos autoasistidos, electroestimulación, terapia con vibración, terapia robótica y otros tratamientos, algunos muy sencillos y al alcance de todos, como la terapia en espejo. Veamos de qué se trata.
Terapia espejo
El cerebro acepta la parálisis de la mano pléjica tras intentar moverla varias veces sin éxito y guarda esa información, es lo que se conoce como no uso aprendido. La terapia consiste en esconder el brazo afectado tras el espejo y mover la mano sana frente a él para, mediante la imagen especular crear una falsa percepción de que la mano afectada realiza movimientos con normalidad.
Varios estudios concluyen que la terapia espejo contribuye a la rehabilitación de las extremidades afectadas. El paciente sabe que el miembro que se ve en el espejo es sólo un reflejo del sano pero su cerebro percibe la ilusión del movimiento.
La capacidad de regeneración y reestructuración del cerebro mejora con ayuda de esta terapia intensiva. Los pacientes trabajan también en casa, haciendo ejercicios con el brazo sano frente al espejo, abriendo y cerrando la mano y cogiendo objetos de manera reiterada. El entrenamiento les ayuda a recuperar sus habilidades motoras, a mejorar su capacidad sensitiva y a borrar los ‘mapas cerebrales del dolor’ que en ocasiones dibuja la extremidad parética.